Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Conducir un carro con transmisión automática requiere atención y cuidado para asegurar un funcionamiento óptimo y una experiencia de manejo segura. Sin embargo, hay ciertos hábitos comunes que, aunque pueden parecer inofensivos, pueden comprometer la eficiencia del vehículo y aumentar el riesgo de problemas mecánicos. Estos errores, acumulados con el tiempo, pueden reducir la vida útil de la transmisión y generar fallos costosos que afectan el rendimiento general del automóvil.
De acuerdo con Pablo Sáenz, piloto experto de Michelin, es esencial que los conductores, tanto principiantes como experimentados, tomen conciencia de estas malas prácticas para preservar el estado de su vehículo. Algunos comportamientos erróneos no solo impactan la transmisión, sino que también pueden influir negativamente en la estabilidad del automóvil y su capacidad de reacción en momentos críticos, poniendo en peligro tanto al conductor como a sus ocupantes.
A continuación, Sáenz presenta algunos comportamientos que deben evitarse:
- Evitar el contacto constante con la palanca de cambios
La transmisión automática está diseñada para operar de manera autónoma, una vez que el vehículo está en marcha, evitar el contacto constante con la palanca de cambios no solo protege los componentes internos, sino que también garantiza una conducción más fluida y segura. Al mantener la mano sobre la palanca mientras se conduce, se pueden generar presiones innecesarias en el mecanismo de la transmisión, lo que con el tiempo puede llevar al desgaste prematuro de los sincronizadores y otros elementos delicados dentro de la caja.
Este hábito distrae la conducción, ya que la mano debe estar en el volante para un control completo del vehículo. “La palanca de cambios solo debe usarse cuando se ha detenido completamente el carro y se necesita seleccionar neutro, reversa o parqueo, ya que cualquier manipulación durante el movimiento puede forzar los engranajes y provocar fallos en el sistema de transmisión”, señala Saenz.
- Cambiar de marcha mientras se está en movimiento
Cambiar de marcha mientras el vehículo está en movimiento genera un impacto negativo directo en la transmisión. Los engranajes de un vehículo automático están diseñados para operar de forma secuencial y bajo condiciones específicas de parada. Al intentar cambiar de drive a reversa o viceversa sin detenerse por completo, se genera una tensión excesiva en los componentes internos de la caja de cambios, como los embragues y los engranajes planetarios. Esta tensión aumenta el riesgo de fallos prematuros y, a largo plazo, puede resultar en reparaciones costosas o incluso en la necesidad de reemplazar la transmisión completa.
Este tipo de maniobras también afecta otros sistemas del vehículo, como los frenos y el motor, que sufren un desgaste adicional al intentar forzar la desaceleración o aceleración de manera abrupta. Es importante recordar que los sistemas de seguridad del vehículo no están diseñados para soportar cambios de marcha bajo estas condiciones, lo que también aumenta el riesgo de accidentes.
Detener el carro completamente antes de realizar un cambio de marcha no solo protege la integridad de la transmisión, sino que también garantiza una conducción más controlada y segura, especialmente en situaciones como maniobras de estacionamiento o cambios de dirección en espacios reducidos.
- Dejar el carro en Drive al estar detenido por largos periodos
Dejar el carro en Drive mientras está detenido por largos periodos puede generar un desgaste significativo en la transmisión del carro. Mantener la palanca en Drive mientras el motor sigue funcionando somete a los componentes de la transmisión a un esfuerzo constante, lo que, con el tiempo, puede provocar sobrecalentamiento y desgaste prematuro de los embragues internos.
Estos embragues, que están diseñados para operar en movimiento, pueden desgastarse rápidamente si están continuamente forzados a mantener el vehículo en una posición estática.
Cuando el carro está en Drive y detenido, se crea una carga adicional en el convertidor de par, el cual trabaja para transmitir la potencia del motor a las ruedas. Esta situación genera calor excesivo, que afecta la eficiencia del sistema de enfriamiento de la transmisión y puede reducir su vida útil significativamente.
Por esta razón, es recomendable colocar el vehículo en Neutro (N) o Parqueo (P) si se prevé una parada prolongada, como en un semáforo largo o durante el tráfico pesado.
- Acelerar agresivamente
Acelerar de forma brusca somete a la transmisión a cargas repentinas, lo que puede causar que los componentes internos, como los embragues y las bandas, sufran un desgaste acelerado. Además, el convertidor de par, que actúa como el enlace entre el motor y la transmisión, se ve forzado a trabajar bajo presión, lo que genera calor adicional y desgaste prematuro en el sistema.
Aumentar la velocidad de manera gradual también ayuda a optimizar el consumo de combustible. Las aceleraciones bruscas incrementan la demanda de energía, haciendo que el motor consuma más combustible del necesario. Con una aceleración progresiva, se permite que los sistemas del vehículo, como el motor y la transmisión, trabajen de forma sincronizada y eficiente, reduciendo el estrés en los componentes mecánicos y evitando sobrecalentamientos.
- Combinar el acelerador con el freno
Para Sáenz, esto es una regla fundamental para preservar la salud del vehículo y garantizar la seguridad en la conducción. Al pisar ambos pedales simultáneamente, se genera un conflicto entre las dos acciones, ya que el acelerador intenta mover el vehículo hacia adelante mientras el freno lo detiene, lo que resulta en un desgaste excesivo y acelerado de varios sistemas.
Uno de los más afectados es el sistema de frenos, que sufre un sobrecalentamiento debido a la fricción continua, provocando un deterioro prematuro de las pastillas, discos y otros componentes clave.
Al forzar el motor y la transmisión a trabajar en condiciones opuestas crea un esfuerzo mecánico innecesario. El convertidor de par, encargado de gestionar la transferencia de potencia entre el motor y la transmisión, se ve sometido a estrés adicional, lo que puede reducir su vida útil. Incluso el sistema de embrague de una transmisión automática puede verse afectado, ya que está diseñado para funcionar de manera óptima cuando el acelerador y los frenos se utilizan en momentos distintos.
Entretanto, los sistemas modernos de asistencia a la conducción, como el control de tracción y el control de estabilidad, pueden verse comprometidos cuando se reciben señales contradictorias de ambos pedales. Estos sistemas dependen de una respuesta clara para ajustar el manejo del vehículo, especialmente en situaciones de emergencia o en condiciones adversas como la lluvia o el hielo.
Desde una perspectiva de conducción eficiente, usar siempre el pie derecho para controlar tanto el acelerador como el freno garantiza que solo se realice una acción a la vez, ya sea acelerar o frenar, lo que optimiza el rendimiento y evita la sobrecarga mecánica.
- No realizar un mantenimiento de la transmisión
Mantener un buen mantenimiento de la transmisión es clave para garantizar el funcionamiento adecuado y prolongar la vida útil de un carro automático. La transmisión es uno de los componentes más complejos y costosos del vehículo, y su rendimiento depende en gran medida de un mantenimiento regular y adecuado. Una revisión periódica ayuda a detectar posibles problemas antes de que se conviertan en fallos mayores, lo que no solo evita reparaciones costosas, sino que también reduce el riesgo de quedar varado en la carretera debido a una falla mecánica.
El mantenimiento incluye tareas esenciales como la revisión y el cambio del fluido de transmisión. Este líquido es crucial para lubricar los componentes internos y mantener una temperatura óptima de operación. Con el tiempo, el fluido puede contaminarse con partículas metálicas, suciedad y residuos que afectan la eficiencia de la transmisión, lo que genera un desgaste prematuro de los embragues y engranajes.
Inspeccionar los sellos y las juntas es otra parte crítica del mantenimiento, ya que cualquier fuga de fluido puede comprometer el sistema y provocar daños graves. La falta de fluido suficiente puede causar un sobrecalentamiento de la transmisión, lo que conduce a fallas catastróficas.
La verificación de los niveles de fluido también es esencial. Niveles bajos pueden indicar una fuga, mientras que niveles excesivos pueden causar burbujeo del fluido, lo que compromete la presión interna y reduce la efectividad del sistema de transmisión. Un mecánico especializado debe realizar esta revisión para garantizar que el nivel de fluido esté dentro del rango adecuado.
Por último, prestar atención a los síntomas de desgaste como cambios bruscos, ruidos extraños o retrasos al cambiar de marcha es vital para detectar problemas a tiempo. Ignorar estas señales puede resultar en daños irreversibles y costosas reparaciones. Un mantenimiento preventivo adecuado no solo mejora el rendimiento de la transmisión, sino que también incrementa la seguridad y eficiencia del vehículo en general.