‘Mi carro es aristocrático’
Benjamín Barbosa asegura que conseguir el carburador para su Renault 12 modelo 80, al que le dice “el Manzano”, es muy complicado, por eso es la parte que más cuida.
El Espectador
Fue amor a primera vista. Tan pronto como lo vio supo que era para él. “El Manzano”, como cariñosamente llama Benjamín Barbosa a su Renault 12 modelo 1980, es un tesoro que ha venido conservando desde 1995, cuando lo compró de segunda por $4’700.000.
Lo que más lo impactó fue su estilo aristocrático: “Todos los que se parquean al lado no tienen ese corte de distinción, y justamente eso es lo que me sigue gustando hasta hoy”. El cariño y la gratitud que siente Barbosa hacia su carro los manifiesta en el cuidado que le brinda para conservar intactas y originales todas sus partes.
Cuando necesita cambiar algún repuesto recorre el 7 de Agosto hasta conseguir la pieza original. Tiene los mismos dos mecánicos que lo atienden desde hace 20 años, le cambia el aceite sagradamente cada tres mil kilómetros, y no usa agua sino líquido refrigerante, porque asegura que la primera oxida el radiador y la culata. Su regla de oro es no pasar por ninguna vía que tenga zanjas, pues dañaría la suspensión original, que es muy difícil de conseguir. Así que prefiere, si es el caso, pagar peaje o tomar la ruta más larga.
Para conservar la pintura, lo guarda en un garaje cubierto y tiene una piyama que le retira todos los días cuando lo va a usar.
Si su carro es su consentido, queremos conocer su historia. Escriba a msuarez@elespectador.com
Fue amor a primera vista. Tan pronto como lo vio supo que era para él. “El Manzano”, como cariñosamente llama Benjamín Barbosa a su Renault 12 modelo 1980, es un tesoro que ha venido conservando desde 1995, cuando lo compró de segunda por $4’700.000.
Lo que más lo impactó fue su estilo aristocrático: “Todos los que se parquean al lado no tienen ese corte de distinción, y justamente eso es lo que me sigue gustando hasta hoy”. El cariño y la gratitud que siente Barbosa hacia su carro los manifiesta en el cuidado que le brinda para conservar intactas y originales todas sus partes.
Cuando necesita cambiar algún repuesto recorre el 7 de Agosto hasta conseguir la pieza original. Tiene los mismos dos mecánicos que lo atienden desde hace 20 años, le cambia el aceite sagradamente cada tres mil kilómetros, y no usa agua sino líquido refrigerante, porque asegura que la primera oxida el radiador y la culata. Su regla de oro es no pasar por ninguna vía que tenga zanjas, pues dañaría la suspensión original, que es muy difícil de conseguir. Así que prefiere, si es el caso, pagar peaje o tomar la ruta más larga.
Para conservar la pintura, lo guarda en un garaje cubierto y tiene una piyama que le retira todos los días cuando lo va a usar.
Si su carro es su consentido, queremos conocer su historia. Escriba a msuarez@elespectador.com