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Mobi es una alusión a la creciente ola de SUV en los mercados globales. Su silueta, siempre robusta —bien encaja el adjetivo— y con una altura al piso que —para algunos— difiere de los city cars tradicionales, emula —con unos 3,5 metros de largo, 1,6 de ancho y 1,5 de alto— a carros de segmentos —en carrocería y precios— superiores, que por varios millones superan los $44’990.000 que los italianos piden por este compacto en el país.
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A Colombia llegó desde la planta de Fiat e Betim, Brasil, y al volante denota una acertada conjunción entre la idea y cómo se materializó. Mobi es una bien lograda respuesta a lo urbano. Su estructura, mecánica y dinámica asimilan las comunes situaciones de ciudades como Bogotá y Medellín; es decir, este compacto, al que le faltan 61 kilos para alcanzar la tonelada de peso (939 kg), responde adecuadamente ante huecos, ruidos exteriores y economías austeras o bolsillos recatados.
La ciudad, su hogar
Las siempre irregulares vías de Bogotá no son un obstáculo para Fiat Mobi. Con casi 18 centímetros de —una generosa— altura al piso, el más compacto de los italianos que ya rueda en Colombia supera huecos, reductores y demás imperfecciones que con los años han armonizado la creciente urbanística de las ciudades.
La suspensión (independiente, McPherson) es amigable y no flaquea ni transmite inseguridades a sus ocupantes —cuatro como máximo… siendo algo más que generosos— cuando transita en centros urbanos, por debajo de los 80 km/h. Llevarlo a la carretera evidencia el costo del confort en la ciudad, con sensaciones de tambaleo y algunas estiradas —poco agradables— incluso antes de alcanzar los 100 km/h.
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Su hábitat es la ciudad y a la acertada suspensión y amortiguación (llantas 175/45 y rin 14”) se suma la indicada y sorpresiva insonorización. Pocos vehículos cuyo precio fluctúa bajo los $50 millones denotan tal cuidado del sonido exterior. Para este caso, es notorio el filtro que aplica la estructura al sonido de la calle y del trabajo mecánico bajo el capó.
Conducir de noche en carretera puede ser su talón de Aquiles. Las luces frontales son de tecnología halógena y pocas veces dejarán de recordarle al conductor que su uso es donde prima el asfalto, los faros y las señales reflectivas.
Pequeño y generoso
Fiat designó a su motor 1.0 l Fire Low Friction BZ (aspirado, sin turbo y funcional con gasolina corriente) como corazón del Mobi Like. Ahora bien, como un buen anfitrión, la marca maridó este propulsor (cuatro cilindros en línea), sus 69 caballos de poder y 92 Nm de torque con una adecuada, afinada, objetiva y siempre corta —en relaciones— transmisión mecánica de cinco velocidades.
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El juego mecánico que propuso Fiat con este carro es suficiente para superar vías inclinadas. También lo es para guiar giros en rangos cortos y, sobre todo, estacionar en los cada vez más reducidos parqueaderos públicos con no más que la ayuda de los —suficientes— espejos laterales, suficientes (no necesita, no incluye cámara de reversa).
La relación entre carga y consumo son más que evidentes en motores como el que mueve este carro. Con unos 85 kilos de carga, los consumos en ciudad oscilan entre los 60-62 km/gal, en ciudad. Con tres pasajeros la cifra en las mismas condiciones se reduce a 50-53 km/gal. En carretera el indicador señaló unos 70-72 km/gal.
Trabajo por el interior
Como su objetivo es seducir a los compradores más jóvenes —y de economías racionales—, Mobi Like incluye entradasUSB, salidas auxiliares de audio y una —suficiente— pantalla de siete pulgadas con Apple CarPlay y Android Auto inalámbricos.
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La sujeción de las sillas, de nuevo, es adecuada en la ciudad y a velocidades inferiores a los 70 km/h. Dos personas de unos 1,75 m se ubicarán relativamente cómodos en las plazas traseras mientras el conductor deberá esforzarse ligeramente para girar el volante (asistido eléctricamente) a bajas velocidad de una forma directamente proporcional con la carga que lleve el carro.
Los materiales son, en su gran mayoría, plásticos duros. Las sillas están diseñadas en tela, el conductor no dispone de apoyabrazos y los vidrios traseros se mueven bajo la orden de una manija. Hay limpiabrisas trasero y sensor de parqueo.
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Al equipo de esta versión se suman frenos ABS, dos bolsas de aire, sistema EBD (distribución electrónica de frenado), barras en las puertas contra impactos y apoyacabezas traseros. Resalta la ausencia de, entre otros, del sistema electrónico de estabilidad.
Precio, tamaño y consumos hacen que la respuesta urbana de Fiat para el mercado local sea fiel a su segmento. Un city car de conducción sencilla, conectividad acertada y bajos costos operativos.