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En un mercado donde los SUV parecen mandar la parada, traer un sedán parece una decisión valiente. Si miramos los últimos dos o tres años, la industria se ha dedicado casi de manera exclusiva a traer al país estos vehículos a medio camino entre un automóvil y un todoterreno y que, por sus prestaciones, la infraestructura nacional y nuestra geografía, han llevado a este segmento a ser uno de los más estables en cuanto a crecimiento.
Sin embargo, cuando se tiene un producto como el Jetta 2019, de Volkswagen, más que arriesgada, la jugada es completamente lógica. En su séptima generación, se presenta como un vehículo brillante. Sin dejar de lado los elementos que lo convirtieron en un ícono de la marca, con más de 10.000 ejemplares rodando por el país, ha sido totalmente revitalizado a punta de tecnología, diseño y confort.
El mayor testimonio de esta declaración es el cambio de plataforma a la ya conocida MQB, modular transversal, presente en otros miembros de la familia VW. Esto no sólo lo convierte en un vehículo más estable, sino también en uno más amplio en todas sus medidas. Algo que al principio resulta aparatoso para dimensionar su posición dentro de la vía; su amplitud es cómoda, a la larga, tanto para el conductor como para el copiloto.
Para rematar, su diseño exterior cambia completamente. La cara frontal parece una sola pieza que integra el conjunto óptico (led) con la parrilla de una manera muy orgánica. Además, las líneas laterales y del capó, mucho más angulosas y pronunciadas que las de la sexta generación, el vidrio trasero más inclinado, en forma fastback, y el baúl terminado en alerón, muy discreto, le dan un aire más robusto y elaborado al Jetta. Con todo, el auto gana en elegancia mientras roba miradas de asombro y respeto.
Más reverencia evoca el interior, que transmite la sensación de lujo en todos sus ángulos. Lo primero que llama la atención es la disposición de la consola central, que está en diagonal, volteándole la cara al copiloto para dejar el control del radio y el aire acondicionado a la mano del conductor. Este último es bizona y tiene controles de calefacción y ventilación de asientos frontales en la versión más equipada, Sportline. Es increíble pensar que un cambio aparentemente simple pueda ser tan transgresor.
Entre tanto, una mirada atenta delata más y más detalles de la cabina, como los materiales suaves de la tapicería, la forma poligonal del panel de instrumentos tras el volante, que se extiende hacia la pantalla táctil de ocho pulgadas del sistema de infoentretenimiento, formando una sola pieza.
Este panel, por cierto, es digital para las versiones Highline y Sportline y viene con tres modos de visualización. Asimismo, ambas variantes cuentan con techo panorámico corredizo e iluminación ambiental selectiva con diez tonos diferentes de luz led que iluminan el panel de instrumentos, los apoyabrazos de las puertas y el espacio para los pies de la primera fila. Ahora, si bien el auto es espacioso y está pensado para cinco pasajeros, es posible que la plaza central de la segunda fila resulte un tanto incómoda por una sutil elevación del piso del vehículo.
Por su parte, el sistema de infoentretenimiento es uno de los más completos del segmento. No sólo tiene conectividad a través de Apple Car o Android Auto, sino que cuenta con varios apartados que mejoran la experiencia de manejo, como la sección Bluemotion con tips de conducción y preparación del Jetta para hacer más eficiente el consumo de combustible.
A este acierto se suma el volante multifuncional, que además de controlar la música permite modificar la información que ofrece el cuadro de mando (autonomía, tacómetro, velocímetro, consumo, etc.), la forma como se ve e incluso las preferencias de configuración del conductor, pues hay memoria hasta para cuatro pilotos.
Pero ninguna de estas maravillas significa mucho sin un motor que esté a la altura. Por fortuna, el del Jetta, un TSI turbo de 1,4 litros, supera las expectativas. De serie para sus cuatro versiones, Comfortline mecánica y automática, Highline y Sportline, ambas automáticas, el propulsor desarrolla 150 caballos de potencia (35 más que la generación anterior) y 250 newtons metro de torque desde las 1.500 RPM. Comparado con otros modelos de su segmento, esta máquina es más potente y ofrece un desempeño mucho más deportivo.
Sea mecánica o automática, el motor viene acoplado a una caja de seis velocidades y cuenta con cuatro modos de manejo en las dos versiones más cargadas: Eco, Normal, Sport y Confort. Cada uno ajusta electrónicamente el rango de revoluciones y torque del motor, aire acondicionado y cambios de velocidades para hacer más eficiente el uso del combustible.
Un hecho comprobado en la prueba de manejo realizada por El Espectador. En la vía que lleva de Bogotá hacia Choachí, donde se recorrieron 125 km, intercalando los diferentes modos de manejo, el auto consumió poco menos de medio tanque, que tiene 50 litros de capacidad. Cuando está en Eco, el consumo promedio es de 10,5 km/l, mientras que en Normal y Sport, la cifra baja a los 9,3 y 9,0 km/l.
La ruta elegida, además, permitió comprobar el desempeño del Jetta en las curvas y hay que decir que las toma como un bólido. Con la vía mojada por la lluvia, el auto no titubeó ni dio el menor atisbo de inseguridad, responsabilidad de los sistemas de antibloqueo de frenos (ABS), de control de tracción (ASR) y de control electrónico de estabilidad. A estos se suman el asistente de arranque en pendiente, el freno multicolisión que se activa tras el primer choque para evitar accidentes secundarios, las seis airbags y los sensores de parqueo delanteros y traseros.
Otro componente que se agradece es el de la suspensión reforzada McPherson para el eje delantero y flexible para el trasero, con despeje adicional de 15 mm para sortear con la menor afectación cualquier desperfecto en el camino. Quienes han salido de Bogotá por la vía al santuario de Guadalupe saben que el asfalto se encuentra en un estado lamentable, sin embargo, los pocos baches que no se esquivaron no le cobraron factura al sedán.
Con precios que oscilan entre los $65 millones y $86 millones, la séptima generación del Jetta llega a competir a un segmento lleno de opciones, como el Cruze, el Cerato, el Mazda 3 y el recién llegado Corolla. Lo mejor de todo es que tiene con qué. Proveniente de una casa llena de íconos, este nuevo lanzamiento condensa lo mejor de la ingeniería alemana en un vehículo intuitivo y muy divertido de manejar.