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El calor extremo genera preocupación entre los conductores debido a su impacto negativo en el rendimiento y la durabilidad de los carros. Aunque los vehículos están diseñados para soportar altas temperaturas, las condiciones extremas pueden acelerar el desgaste de componentes críticos. Los vehículos híbridos y eléctricos son particularmente vulnerables a estos efectos, lo que subraya la importancia de tomar precauciones adicionales durante las olas de calor para asegurar el buen estado del vehículo.
De acuerdo con Luis Alberto Benavides, mecánico experto de Ben Automotriz SAS, el conocimiento de estos efectos permite tomar medidas preventivas para evitar daños costosos y mantener el automóvil en óptimas condiciones. El calor puede provocar el sobrecalentamiento del motor, la degradación acelerada de los lubricantes y el deterioro de la batería.
Entender estos riesgos permite a los conductores y técnicos anticiparse a las necesidades del vehículo, programar mantenimientos adecuados y aplicar soluciones que prolonguen la vida útil del carro, asegurando su rendimiento y seguridad en condiciones adversas. Las partes del vehículo que más se ven afectadas por el calor extremo incluyen:
- Sistema de refrigeración
El sistema de refrigeración de un carro es altamente importante para mantener la temperatura del motor en niveles óptimos, pero el calor extremo puede comprometer su eficacia. En condiciones de altas temperaturas, el radiador y el termostato trabajan a su máxima capacidad, lo que puede llevar al sobrecalentamiento si el sistema no está en perfectas condiciones.
El calor adicional puede evaporar el refrigerante más rápido, disminuir su nivel y reducir su capacidad de disipar el calor del motor. “Sin un mantenimiento adecuado, estas condiciones pueden llevar a un sobrecalentamiento del motor, con posibles daños severos y costosas reparaciones”, señala Benavides.
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- Aceite del motor
A temperaturas elevadas, el aceite tiende a volverse menos viscoso, lo que reduce su capacidad para formar una película protectora entre las partes móviles del motor. Esta disminución en la viscosidad puede aumentar el desgaste de los componentes y reducir la eficiencia del motor.
El calor excesivo puede acelerar la oxidación del aceite, formando depósitos y lodos que obstruyen los conductos de lubricación, lo que puede llevar a una lubricación insuficiente y causar daños graves al motor. Por ello, Benavides recomienda utilizar aceites de alta calidad y verificar regularmente su estado y nivel, especialmente durante periodos de calor intenso.
- Sistema de aire acondicionado
El sistema de aire acondicionado de un carro es especialmente vulnerable al calor extremo, ya que las altas temperaturas exteriores obligan al sistema a trabajar más intensamente para mantener el interior del vehículo fresco. Este esfuerzo adicional puede sobrecargar los componentes clave, como el compresor, que es el encargado de comprimir el refrigerante y permitir su circulación. Cuando el calor es excesivo, el compresor debe funcionar durante más tiempo, lo que aumenta el desgaste y puede llevar a fallas prematuras.
Adicionalmente, el calor puede provocar una mayor presión en el sistema de aire acondicionado, lo que incrementa el riesgo de fugas de refrigerante y disminuye la eficiencia del enfriamiento.
- Correas y mangueras
Las correas y mangueras de un carro son componentes críticos que pueden verse seriamente afectados por el calor extremo. El calor extremo puede hacer que estos elementos de goma y plástico se deterioren más rápidamente, volviéndolos frágiles y propensos a agrietarse. Las correas, que transmiten el movimiento entre el motor y otros componentes como la bomba de agua y el alternador, pueden sufrir de deslizamientos o roturas debido al estrés térmico.
Por su parte, las mangueras, encargadas de transportar fluidos como el refrigerante y el aceite, también pueden perder su flexibilidad, lo que puede resultar en fugas o bloqueos. Este desgaste acelerado no solo compromete el rendimiento del motor, sino que también aumenta el riesgo de fallos imprevistos y costosas reparaciones. Por lo tanto, es necesario revisar regularmente estas piezas y reemplazarlas si muestran signos de desgaste, especialmente durante periodos de calor intenso o zonas costeras.
- Batería
Julio Alejandro Giraldo, jefe de ingeniería y desarrollo de producto en Auteco Blue, explica que el calor extremo presenta varios desafíos operativos para las baterías de los vehículos eléctricos. Estos desafíos incluyen la descarga involuntaria, la oxidación y la sulfatación de la batería, lo que puede reducir significativamente su vida útil. Las altas temperaturas afectan principalmente los circuitos electrónicos, el cableado, los sensores y las celdas químicas de las baterías, comprometiendo su rendimiento y eficiencia.
El calor excesivo puede provocar un envejecimiento prematuro de las baterías, comprometiendo tanto su eficiencia como su capacidad. En situaciones extremas, el sobrecalentamiento puede causar una degradación interna significativa, afectando la estabilidad y seguridad de la batería. Esto puede resultar en una reducción de la autonomía del vehículo, un aumento en el riesgo de fallos y, en casos graves, incluso potenciales riesgos de incendio.
Adicionalmente, las temperaturas elevadas afectan directamente la capacidad de almacenamiento de la batería durante los procesos de carga y descarga. El incremento de la temperatura eleva la resistencia interna de la batería, lo que dificulta la transferencia eficiente de energía. Como resultado, la batería no solo enfrenta un rendimiento reducido, sino que también puede experimentar una descarga más rápida de lo habitual. A su vez, el calor excesivo puede afectar la integridad de las celdas químicas, reduciendo su capacidad de mantener una carga estable y prolongada.
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- Llantas
Camilo Millán, responsable de Marketing Producto para auto y camioneta de Michelin destaca que el calor extremo tiene un impacto significativo en las llantas de un carro, ya que puede elevar la presión interna de manera considerable. Las altas temperaturas provocan una expansión del aire en el interior del neumático, lo que incrementa la presión y puede llevar a un desgaste irregular o incluso a reventones. Además, el calor puede acelerar el deterioro del compuesto de goma, haciendo que las llantas se vuelvan más rígidas y menos flexibles. Este desgaste prematuro reduce la adherencia y el rendimiento general del neumático, comprometiendo la seguridad del vehículo en la carretera.
Otro efecto del calor en las llantas es la aceleración de la degradación del caucho. La exposición prolongada a temperaturas elevadas puede provocar que el material se agriete, pierda su elasticidad y se desgaste de manera desigual.
Este deterioro puede llevar a una menor capacidad de absorción de impactos y una mayor probabilidad de fallos, como desinflados inesperados. “Para mitigar estos riesgos, es esencial mantener la presión de las llantas dentro de los niveles recomendados, realizar revisiones periódicas y reemplazar las llantas que muestren signos de desgaste excesivo, especialmente durante las olas de calor”, añade Millán.