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Parque 1900

En Villa de Leyva, Leonardo Callegari le dio vida a un lugar especial para los amantes de los autos clásicos. Un espacio en el que se puede dar un salto al pasado.

Juan Carlos Salgado Jaramillo
08 de agosto de 2011 - 11:52 a. m.
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Leonardo Callegari tiene un don especial, es una de las pocas personas que les ha permitido a los hombres regresar al pasado. No es un mago ni el fabricante de una máquina del tiempo, simplemente es un soñador y un amante de los fierros, que contra viento y marea logró sacar adelante el Parque 1900, un lugar interactivo con vida propia que recrea muchos de los aspectos de esa época y en el que el automóvil, su pasión, es el principal protagonista.

No está en la capital ni en ningún centro comercial de una gran urbe, está situado en 8.600 metros cuadrados a las afueras de Villa de Leyva, en un lugar tranquilo de bellos paisajes, enclavado en el departamento de Boyacá, que inicialmente estaba destinado a convertirse en un restaurante, pero que con el tiempo cambió de rumbo, hasta convertirse en lo que es hoy, una verdadera joya que bien vale la pena visitar, y en la que se puede interactuar con la historia del automóvil y conocer algunos aspectos del año 1900.

Callegari, colombiano como ninguno, pero con sangre italiana, es conocido por la restauración de automóviles antiguos, un hombre que ha logrado revivir diferentes modelos, como el Oldsmobile 1901 Curved Dash, para el cual invirtió más de 1.500 horas, fundiendo pieza por pieza, y que es uno de los principales atractivos del lugar. Además de ser el auto que les da la bienvenida a los visitantes, le sirvió de inspiración para la creación de la mascota del parque, la cual bautizó ‘Oldy’.

Por el momento son ocho clásicos los que adornan cada uno de los rincones del parque que, para el artista, como merece ser llamado el creador del Parque 1900, tienen un significado especial. Además del Curved Dash, están impecablemente exhibidos un Buick 1910, del cual cuenta Callegari solo hay 10 ejemplares, y su réplica, la única certificada en el mundo por la marca; un Oldsmobile de 1905 Touring, que para él fue la evolución hacia el confort y el lujo, y fue el primer paso en cuanto a diseño en el carro americano; un Buick 1910 blanco, también elaborado por él, cuyo escenario recrea la Navidad; el Ford T 1921, exhibido en un granero de la época; el Ford Model Phaeton 1930; un camión Ford 1931, cargado con alimentos y productos que produce la zona; y el Ford 1930 que podrá ser utilizado por los visitantes para un recorrido especial.

Pero Callegari, que parece tener el gen de la creación en continuo movimiento, quiso ir más allá y no quedarse en la simple exhibición de los vehículos, que de por sí despiertan interés, sino ofrecer la posibilidad a la gente de disfrutar de sus creaciones móviles. En uno de los shows especiales, con una explicación de audio en el fondo, se revive cómo los artesanos fabricaban los vehículos y cómo, de manera manual, le daban forma a las diferentes piezas de los vehículos. De igual manera, está la réplica de una estación de servicio del año 1900, también con animación.

Leonardo Callegari considera que si bien el parque fue diseñado para atraer la atención de personas de todas las edades, quienes deben tener una prioridad en el mismo son los niños. Es así como para ellos diseñó diferentes atracciones, que van desde el ‘Splash Car’, que no es más que una fuente de agua; un pequeño carrusel con vehículos antiguos, un tren y el taller interactivo en el que los infantes pueden ver de una manera creativa el funcionamiento de un motor, colorear y dejar volar su imaginación. De igual manera se las ingenió para crear un túnel en el que muestra cómo se crean los fósiles, uno de los patrimonios de Villa de Leyva; también se puede observar cómo emana el petróleo de la tierra.

En las noches, a la usanza de los parques temáticos más importantes del mundo, se hace un show especial de luces para los visitantes, quienes desde su llegada son acompañados por el personal del parque, vestidos con ropas de la época. Además, la dulcería, la chocolatería, las ventas de comidas rápidas y recuerdos, hacen que este lugar tenga un encanto mágico para pasar un día en familia.

Incluso, pese a que el parque no ha sido inaugurado oficialmente, pero ya tiene sus puertas abiertas al público (el costo de la entrada es de $10.000 para niños y personas de la tercera edad, y de $12.000 para adultos) desde hace un mes, aproximadamente, ya han realizado eventos especiales y fiestas infantiles. Eso sí, Callegari quiere hacer un lanzamiento especial, a su modo, con muchas sorpresas.

“Este es un sueño convertido en realidad. El globo de rayas rojas y blancas significa que uno puede echar a volar la imaginación y conseguir lo que se propone. Nada de esto hubiera sido posible sin el apoyo de mi esposa Vicky, de mi familia y de todas las personas que creyeron en mí. Ha sido un tiempo de muchos sacrificios, pero realmente valió la pena”, dice Callegari emocionado y con la satisfacción de haber sacado este bello proyecto adelante, así muchos lo hayan tildado de loco, un loco que con su talento demuestra una vez más que en Colombia se pueden hacer cosas importantes, como el Parque 1900, en el que gracias a la magia de Leonardo, así sea por un espacio de tiempo, se puede regresar al pasado.

 

Por Juan Carlos Salgado Jaramillo

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