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En los últimos años, la adopción de vehículos eléctricos ha crecido considerablemente, impulsada por la preocupación por el medio ambiente, los incentivos gubernamentales y los avances en tecnología. Sin embargo, antes de tomar la decisión de hacer esta importante inversión, es necesario considerar varios aspectos clave que afectan tanto el rendimiento del vehículo como su impacto económico a largo plazo.
Julio Alejandro Giraldo Vélez, jefe de Desarrollo de Producto de Auteco Blue, destaca que, antes de adquirir un vehículo eléctrico, es fundamental identificar claramente el tipo de uso que se le dará. Según explica, si el objetivo es utilizarlo diariamente en recorridos cortos, como desplazamientos de casa al trabajo, un vehículo de mediana autonomía será suficiente y puede resultar una opción más asequible. No obstante, si el propósito es recorrer largas distancias, como viajes de más de 300 kilómetros diarios, es imprescindible contar con un modelo de mayor autonomía, aunque esto implique un costo adicional.
Además, Giraldo enfatiza la importancia de definir si el vehículo se utilizará para actividades laborales o simplemente para el día a día, ya que este factor influirá en la elección del modelo adecuado. Los vehículos eléctricos diseñados para trabajo suelen ofrecer prestaciones específicas para garantizar rendimiento en desplazamientos más exigentes, mientras que los modelos orientados al uso cotidiano pueden priorizar la eficiencia y el confort en trayectos urbanos.
El especialista subraya la relevancia de evaluar la infraestructura de carga disponible en el entorno donde el vehículo se desplazará con mayor frecuencia. Disponer de estaciones de carga cercanas, ya sea en el área de trabajo o en puntos estratégicos, facilita su operación y reduce inconvenientes. “A estos beneficios se suman aspectos económicos favorables, como los incentivos tributarios, descuentos en impuestos y seguros, y menores costos de mantenimiento a largo plazo, que en conjunto pueden hacer que la inversión en un vehículo eléctrico sea más rentable que en uno de combustión interna”, enfatiza.
Al considerar la compra de un vehículo eléctrico, es esencial revisar la cantidad de estaciones de carga disponibles en la ciudad y en las rutas de desplazamiento frecuente. Actualmente, muchos centros comerciales ofrecen estaciones de carga, lo que facilita la recarga durante actividades cotidianas. Sin embargo, la cobertura puede variar de una región a otra, por lo que es recomendable mapear estas ubicaciones y tenerlas en cuenta al momento de planificar trayectos, especialmente si se realizan viajes fuera de la ciudad.
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Otro aspecto clave es el tipo de carga que se requiere, ya sea rápida o lenta, ya que esto influye tanto en el tiempo de recarga como en la logística diaria. Además, es necesario verificar la compatibilidad del conector del vehículo con las estaciones de carga locales, pues existen distintos tipos como GB, Tipo 1 y Tipo 2, que varían según el modelo del vehículo y la infraestructura.
Los costos de recarga también deben considerarse, ya que permiten comparar los ahorros en combustible en función de la autonomía del vehículo, ofreciendo una referencia clara sobre la eficiencia y el impacto económico de un vehículo eléctrico frente a uno de combustión.
Por su parte, las diferencias en la capacidad de las baterías y la potencia de carga son factores decisivos al elegir un carro eléctrico, ya que afectan directamente la autonomía, el tiempo de recarga y la durabilidad del sistema.
A mayor capacidad de la batería, el vehículo puede recorrer distancias más largas sin necesidad de recarga, aunque esta ventaja viene acompañada de un aumento en el tamaño y peso de la batería, lo cual puede impactar el rendimiento y espacio del vehículo. Las baterías de mayor capacidad suelen requerir más tiempo para cargarse completamente, aunque este tiempo puede reducirse utilizando cargadores de alta potencia.
Sin embargo, una mayor capacidad de batería también puede traducirse en una vida útil prolongada, ya que se reduciría la frecuencia de recargas, permitiendo una operación más eficiente y económica a largo plazo.
El costo total de propiedad de un vehículo eléctrico puede ser considerablemente menor a largo plazo, a pesar de su alta inversión inicial. Esto se debe a que los vehículos eléctricos requieren menos mantenimiento, y el costo de la electricidad es más bajo que el de la gasolina o el diésel, lo cual reduce significativamente los gastos operativos con el tiempo.
“Existen beneficios tributarios, descuentos en impuestos y primas de seguro más económicas, lo que refuerza la rentabilidad de estos vehículos frente a los de combustión. En conjunto, estos factores pueden representar un ahorro en el costo total de propiedad de hasta un 45% o 50%, haciendo del vehículo eléctrico una opción financieramente atractiva a largo plazo”, sostiene Giraldo.
Consideraciones en la elección de la capacidad de batería y potencia de carga en carros eléctricos
Al escoger un carro eléctrico, la capacidad de la batería y la potencia de carga juegan un papel fundamental en el rendimiento y la practicidad del vehículo. Aquí se destacan los principales puntos a evaluar:
- Autonomía y capacidad: A mayor capacidad de batería, el vehículo puede recorrer distancias más largas sin necesidad de recarga, ideal para quienes realizan trayectos prolongados.
- Peso y tamaño de la batería: Una batería de alta capacidad generalmente implica un mayor peso y tamaño, lo cual puede influir en el espacio del vehículo y su eficiencia.
- Tiempo de recarga: Aunque una batería de gran capacidad toma más tiempo en cargarse, los cargadores de alta potencia pueden reducir significativamente este tiempo.
- Durabilidad y frecuencia de carga: Las baterías de mayor capacidad tienden a tener una vida útil prolongada, ya que no requieren recargas tan frecuentes, favoreciendo su rendimiento y longevidad a largo plazo.
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Al seleccionar un carro eléctrico, es esencial evaluar características de seguridad específicas que aseguren su buen desempeño y protejan tanto al usuario como al vehículo. La tecnología de la batería y su gestión térmica son cruciales, ya que una regulación de temperatura adecuada reduce significativamente el riesgo de sobrecalentamiento y garantiza la durabilidad de la batería. En climas moderados como el de nuestro país, donde no hay estaciones extremas, los vehículos eléctricos encuentran condiciones ideales.
Según la gama y configuración del modelo, algunos cuentan con refrigeración líquida o sistemas integrados con el aire acondicionado, además de carcasas fabricadas con materiales resistentes al calor y al fuego. “Aunque existe una percepción de que los vehículos eléctricos son más propensos a incendiarse que los de combustión interna, estudios han demostrado que el riesgo de incendio es en realidad menor en los vehículos eléctricos, haciéndolos una opción segura y confiable para el uso diario”, subraya el experto.