Peugeot 3008: reseña del SUV francés en Colombia
¿Puede un carro sorprender en cada rincón de su habitáculo? Sí, o por lo menos, eso es lo que demuestran los franceses con la versión GT de 3008.
Nicolás Fernández
Pocos carros son tan fáciles de reconocer como aquellos que Peugeot lleva a las calles. Como una apuesta a los sentidos, la casa francesa incorpora líneas exteriores poco comunes, el nombre de la referencia sobre un león que se apropia de la parrilla y un habitáculo en el que cualquier persona, dotada del más mínimo interés por los carros, pasaría horas explorando, descubriendo y sorprendiéndose por cada detalle y tecnología.
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A grandes rasgos, así es el 3008, la línea que Peugeot ubicó después de la referencia 2008, y que con brevedad responde a aquella clásica pregunta: ¿en qué se fija una persona al elegir un carro? Omitiendo el consumo y costo, los franceses responden como lo haría cualquier firma prémium: con experiencias en y sin movimiento.
Armonía sobre ruedas
Pocos autos demuestran armonía entre lo que insinúan y lo que ofrecen. Sí, pocos, vale la pena insistir en el adjetivo, porque, tal como empezó este texto, es de resaltar que el 3008 hace parte de un pequeño grupo, bien encasillado en esta palabra, al que le sobra en vez de faltarle. Aunque, quizá, para algunos resulte abrumador tener tantas opciones, botones y gráficos en los que otros encontrarán practicidad.
Un primer vistazo exterior augura un sinfín de experiencias en su interior y pese a ese inconsciente impulso de abrir sus puertas y descubrir su habitáculo, es imposible no fijarse en sus detalles cromados que sobresalen bajo las puertas, la porosa parrilla en la que habita el logo de la marca y aquel juego de luces LED que culminan simulando los dientes de un león (con tecnología DRL o luces diurnas) y que ya robó miradas cuando 2008 llegó al país.
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Lo cierto es que el 3008 no teme a las miradas. Si bien, en Colombia es difícil pasar por alto un SUV con unos 4,4 metros de largo, dos de ancho y 1,6 de alto, es su propuesta estética la que lo convierte en una de las opciones más llamativas en un segmento en el que, a un precio de $134’990.000, posiblemente compita con firmas alemanas conocidas como prémium.
Basta ingresar al 3008 para evidenciar que el diseño exterior trasciende el habitáculo, fijándose, en primer lugar, en aquel pequeño y preciso volante, aplanado en la parte superior e inferior, un tacómetro digital de 12,3 pulgadas, que en ningún momento hace recordar a los análogos, y una visible calidad en materiales con los que pocos se sentirán incómodos. Sobresalen tanto el juego de cuero y alcántara en las sillas como los plásticos duros, que auguran longevidad, en el salpicadero y las puertas.
Además del ajuste electrónico en la silla del conductor y el copiloto, se encuentra un sistema de calefacción, que suma confort cuando se acciona el masajeador, que ameniza el tráfico urbano y hace agradables los trayectos en carretera. El sistema de infoentretenimiento, con su igualmente llamativa pantalla de diez pulgadas, interactúa fácilmente con los dispositivos Android y Apple, permite controlar el aire acondicionado y tiene comandos de voz.
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Tras un par de horas en el volante, parece que al 3008 le sobran detalles y la interacción con tantas opciones, configuraciones y botones parece abrumadora y poco intuitiva. Claro, es fundamental señalar que estos son síntomas que solo aparecerán en quienes interactúen brevemente con el carro y tal vez sus propietarios, tras un gran tiempo de uso, se familiaricen con sus opciones de conectividad e información.
Sobresalen el cargador inalámbrico y la implementación de cámaras 360, llamadas Visionpark por el fabricante, que se reproducen con nitidez en la pantalla central y facilitan la maniobrabilidad al parquear. En carretera interactúan con los sistemas de cambio involuntario y posición de carril, y el de frenado automático de emergencia, entre otros. Todos sobresalientes y acordes al costo y aspiraciones del vehículo.
Armonía en movimiento
En ciudad, probablemente el hábitat del 3008, la conducción es tan adecuada que se inclina hacia lo sobresaliente. La respuesta del pedal derecho es calibrada, sin ninguna sensación de empuje forzoso, ni retardo en la entrega de potencia ni ruido abrumador que se apropie del habitáculo.
Vanguardista incluso en su mecánica, el Peugeot 3008 es otro embajador del downsizing, al ser impulsado por un motor de 1.6 litros, turboalimentado, cuyos 165 caballos de potencia y 240 Nm de torque interactúan plácidamente con las dimensiones y el peso de 1.390 kilogramos al vacío.
Más de Autos: ¿Qué le pasa a un carro cuando coge un hueco?
Esta actualización del Peugeot 3008 demuestra el interés de la marca por adoptar y ofrecer una estética diferente. La comodidad de sus pasajeros quizá sea su mayor virtud, claro, compitiendo constantemente con una experiencia de manejo sobresaliente.
Pocos carros son tan fáciles de reconocer como aquellos que Peugeot lleva a las calles. Como una apuesta a los sentidos, la casa francesa incorpora líneas exteriores poco comunes, el nombre de la referencia sobre un león que se apropia de la parrilla y un habitáculo en el que cualquier persona, dotada del más mínimo interés por los carros, pasaría horas explorando, descubriendo y sorprendiéndose por cada detalle y tecnología.
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A grandes rasgos, así es el 3008, la línea que Peugeot ubicó después de la referencia 2008, y que con brevedad responde a aquella clásica pregunta: ¿en qué se fija una persona al elegir un carro? Omitiendo el consumo y costo, los franceses responden como lo haría cualquier firma prémium: con experiencias en y sin movimiento.
Armonía sobre ruedas
Pocos autos demuestran armonía entre lo que insinúan y lo que ofrecen. Sí, pocos, vale la pena insistir en el adjetivo, porque, tal como empezó este texto, es de resaltar que el 3008 hace parte de un pequeño grupo, bien encasillado en esta palabra, al que le sobra en vez de faltarle. Aunque, quizá, para algunos resulte abrumador tener tantas opciones, botones y gráficos en los que otros encontrarán practicidad.
Un primer vistazo exterior augura un sinfín de experiencias en su interior y pese a ese inconsciente impulso de abrir sus puertas y descubrir su habitáculo, es imposible no fijarse en sus detalles cromados que sobresalen bajo las puertas, la porosa parrilla en la que habita el logo de la marca y aquel juego de luces LED que culminan simulando los dientes de un león (con tecnología DRL o luces diurnas) y que ya robó miradas cuando 2008 llegó al país.
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Basta ingresar al 3008 para evidenciar que el diseño exterior trasciende el habitáculo, fijándose, en primer lugar, en aquel pequeño y preciso volante, aplanado en la parte superior e inferior, un tacómetro digital de 12,3 pulgadas, que en ningún momento hace recordar a los análogos, y una visible calidad en materiales con los que pocos se sentirán incómodos. Sobresalen tanto el juego de cuero y alcántara en las sillas como los plásticos duros, que auguran longevidad, en el salpicadero y las puertas.
Además del ajuste electrónico en la silla del conductor y el copiloto, se encuentra un sistema de calefacción, que suma confort cuando se acciona el masajeador, que ameniza el tráfico urbano y hace agradables los trayectos en carretera. El sistema de infoentretenimiento, con su igualmente llamativa pantalla de diez pulgadas, interactúa fácilmente con los dispositivos Android y Apple, permite controlar el aire acondicionado y tiene comandos de voz.
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Sobresalen el cargador inalámbrico y la implementación de cámaras 360, llamadas Visionpark por el fabricante, que se reproducen con nitidez en la pantalla central y facilitan la maniobrabilidad al parquear. En carretera interactúan con los sistemas de cambio involuntario y posición de carril, y el de frenado automático de emergencia, entre otros. Todos sobresalientes y acordes al costo y aspiraciones del vehículo.
Armonía en movimiento
En ciudad, probablemente el hábitat del 3008, la conducción es tan adecuada que se inclina hacia lo sobresaliente. La respuesta del pedal derecho es calibrada, sin ninguna sensación de empuje forzoso, ni retardo en la entrega de potencia ni ruido abrumador que se apropie del habitáculo.
Vanguardista incluso en su mecánica, el Peugeot 3008 es otro embajador del downsizing, al ser impulsado por un motor de 1.6 litros, turboalimentado, cuyos 165 caballos de potencia y 240 Nm de torque interactúan plácidamente con las dimensiones y el peso de 1.390 kilogramos al vacío.
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