¿Por qué Noruega es un modelo a seguir en la electrificación de los carros?
En Baerum, un suburbio residencial de Oslo, hay un carro eléctrico parqueado en casi la mitad de las casas, prueba de que Noruega avanza en su objetivo de ser el primer país en electrificar su parque automotor.
Bård Gundersen, habitante del municipio con una de las proporciones de vehículos eléctricos más elevadas (43%), explica que dio el paso en 2016 y ahora ya va por su segundo carro con este tipo de motor. ”Era evidente”, afirma este empresario al volante de un rutilante BMW iX. “Era mucho más barato comprar un carro como este que uno tradicional, casi la mitad de precio porque yo quería un SUV”.
Pese a ser un importante productor de hidrocarburos, a partir del próximo año Noruega sólo permitirá la venta de modelos nuevos “cero emisiones”. Es uno de los objetivos más ambiciosos del mundo. La Unión Europea, de la que el país escandinavo no forma parte, no prohibirá la venta de vehículos nuevos contaminantes hasta 2035.
Impulsados especialmente por Tesla, los vehículos completamente eléctricos representaron un 96,4% de las matriculaciones en septiembre, contra un 17,3% en la Unión Europea.
La cifra supone un gran salto desde 2012, cuando su cuota de mercado era sólo del 2,8%, debido en parte a una política proactiva y algo fortuita en sus inicios. En un país que nunca ha tenido un fabricante de automóviles nacional, las autoridades eximieron de impuestos a los carros eléctricos a principios de siglo con la esperanza de hacer hueco a una marca local.
La apuesta no funcionó: el grupo noruego Pivco (después convertido en Think), durante un tiempo propiedad del gigante estadounidense Ford, quebró en 2011.
Pero las exenciones fiscales se mantuvieron y, aunque se redujeron en los últimos años, permitieron a los vehículos eléctricos competir con los de combustión, fuertemente gravados. ”Usamos el bastón para los carros de combustión fósil y la zanahoria para los eléctricos”, resume Cecilie Knibe Kroglund, secretaria de Estado en el Ministerio de Transportes.
"Es posible que otros países tengan que usar otro tipo de incentivos en función de las costumbres, su geografía y de la manera que funcionan los transportes públicos. Pero en lo que nos concierne, nuestros estímulos funcionaron muy bien", afirma.
Las ventajas
Además de este régimen fiscal, los carros eléctricos se han beneficiado de otros privilegios como la gratuidad en los peajes y los estacionamientos públicos.
El origen de estas ventajas es una campaña de desobediencia civil en los años 1990 liderada por un activista medioambiental, Frederic Hauge, y el cantante del grupo A-ha, Morten Harket, intérprete de la famosa canción "Take on me".
A bordo de un Fiat Panda electrificado, los dos hombres, que querían promover este modo de transporte, rechazaron obstinadamente pagar los peajes y las tarifas de estacionamiento, acumulando una montaña de multas que también se negaron a saldar.
Las autoridades les requisaron el carro pero, años después, otorgaron esta gratuidad a los vehículos eléctricos, entonces muy inusuales. ”No tenía la sensación de asumir el papel de un rebelde, de verdad”, explicó tiempo después Harket a la BBC. “Pero simplemente era necesario”.
Otra medida significativa llegó en 2005, cuando el gobierno permitió a estos vehículos usar los carriles reservados para el transporte público. Estos incentivos se han ido atenuando con el tiempo, pero los carros eléctricos ya se han convertido en la norma en este país.
En diez años su tecnología mejoró considerablemente, la oferta se diversificó y se ha creado una enorme red de estaciones de servicio eléctrico. En septiembre, el número de vehículos eléctricos en las carreteras noruegas superó por primera vez los modelos de gasolina y ya pisan los talones a los diésel. En Oslo, todos los taxis deben ser “cero emisiones” desde el 1 de noviembre.
¿Modelo exportable?
Este cambio repercute en las políticas comerciales de los fabricantes. Volkswagen, por ejemplo, entregó su último carro de combustión en julio, un modelo Golf.
“Desde 1 de enero hemos suprimido todos los vehículos de combustión fósil de nuestra gama”, explica Kim Clemetsen, jefe de marketing de un concesionario que importa carros de esta marca. ”Solo vendemos vehículos eléctricos”, agrega.
Algunas marcas como Toyota se resisten y prevén mantener modelos térmicos e híbridos en oferta durante 2025.
Y el ministro de Finanzas, Trygve Slagsvold Vedum, ferviente defensor de los intereses rurales, causó controversia al afirmar que no sería "en absoluto un problema" si se vendían "algunos" vehículos de combustión el próximo año.
Pero en cualquier caso, el país nórdico estará muy cerca de llegar a su meta de 100% “cero emisiones”. Y eso que Noruega “no tenía especiales opciones de conseguirlo”, apunta la secretaria general de la asociación nacional de vehículos eléctricos, Christina Bu.
“Es un gran país con grandes distancias y temperaturas invernales muy bajas, lo que afecta la autonomía de los carros. Por lo tanto, no hay razones para que nosotros podamos llegar y otros países no”, afirma.
Bård Gundersen, habitante del municipio con una de las proporciones de vehículos eléctricos más elevadas (43%), explica que dio el paso en 2016 y ahora ya va por su segundo carro con este tipo de motor. ”Era evidente”, afirma este empresario al volante de un rutilante BMW iX. “Era mucho más barato comprar un carro como este que uno tradicional, casi la mitad de precio porque yo quería un SUV”.
Pese a ser un importante productor de hidrocarburos, a partir del próximo año Noruega sólo permitirá la venta de modelos nuevos “cero emisiones”. Es uno de los objetivos más ambiciosos del mundo. La Unión Europea, de la que el país escandinavo no forma parte, no prohibirá la venta de vehículos nuevos contaminantes hasta 2035.
Impulsados especialmente por Tesla, los vehículos completamente eléctricos representaron un 96,4% de las matriculaciones en septiembre, contra un 17,3% en la Unión Europea.
La cifra supone un gran salto desde 2012, cuando su cuota de mercado era sólo del 2,8%, debido en parte a una política proactiva y algo fortuita en sus inicios. En un país que nunca ha tenido un fabricante de automóviles nacional, las autoridades eximieron de impuestos a los carros eléctricos a principios de siglo con la esperanza de hacer hueco a una marca local.
La apuesta no funcionó: el grupo noruego Pivco (después convertido en Think), durante un tiempo propiedad del gigante estadounidense Ford, quebró en 2011.
Pero las exenciones fiscales se mantuvieron y, aunque se redujeron en los últimos años, permitieron a los vehículos eléctricos competir con los de combustión, fuertemente gravados. ”Usamos el bastón para los carros de combustión fósil y la zanahoria para los eléctricos”, resume Cecilie Knibe Kroglund, secretaria de Estado en el Ministerio de Transportes.
"Es posible que otros países tengan que usar otro tipo de incentivos en función de las costumbres, su geografía y de la manera que funcionan los transportes públicos. Pero en lo que nos concierne, nuestros estímulos funcionaron muy bien", afirma.
Las ventajas
Además de este régimen fiscal, los carros eléctricos se han beneficiado de otros privilegios como la gratuidad en los peajes y los estacionamientos públicos.
El origen de estas ventajas es una campaña de desobediencia civil en los años 1990 liderada por un activista medioambiental, Frederic Hauge, y el cantante del grupo A-ha, Morten Harket, intérprete de la famosa canción "Take on me".
A bordo de un Fiat Panda electrificado, los dos hombres, que querían promover este modo de transporte, rechazaron obstinadamente pagar los peajes y las tarifas de estacionamiento, acumulando una montaña de multas que también se negaron a saldar.
Las autoridades les requisaron el carro pero, años después, otorgaron esta gratuidad a los vehículos eléctricos, entonces muy inusuales. ”No tenía la sensación de asumir el papel de un rebelde, de verdad”, explicó tiempo después Harket a la BBC. “Pero simplemente era necesario”.
Otra medida significativa llegó en 2005, cuando el gobierno permitió a estos vehículos usar los carriles reservados para el transporte público. Estos incentivos se han ido atenuando con el tiempo, pero los carros eléctricos ya se han convertido en la norma en este país.
En diez años su tecnología mejoró considerablemente, la oferta se diversificó y se ha creado una enorme red de estaciones de servicio eléctrico. En septiembre, el número de vehículos eléctricos en las carreteras noruegas superó por primera vez los modelos de gasolina y ya pisan los talones a los diésel. En Oslo, todos los taxis deben ser “cero emisiones” desde el 1 de noviembre.
¿Modelo exportable?
Este cambio repercute en las políticas comerciales de los fabricantes. Volkswagen, por ejemplo, entregó su último carro de combustión en julio, un modelo Golf.
“Desde 1 de enero hemos suprimido todos los vehículos de combustión fósil de nuestra gama”, explica Kim Clemetsen, jefe de marketing de un concesionario que importa carros de esta marca. ”Solo vendemos vehículos eléctricos”, agrega.
Algunas marcas como Toyota se resisten y prevén mantener modelos térmicos e híbridos en oferta durante 2025.
Y el ministro de Finanzas, Trygve Slagsvold Vedum, ferviente defensor de los intereses rurales, causó controversia al afirmar que no sería "en absoluto un problema" si se vendían "algunos" vehículos de combustión el próximo año.
Pero en cualquier caso, el país nórdico estará muy cerca de llegar a su meta de 100% “cero emisiones”. Y eso que Noruega “no tenía especiales opciones de conseguirlo”, apunta la secretaria general de la asociación nacional de vehículos eléctricos, Christina Bu.
“Es un gran país con grandes distancias y temperaturas invernales muy bajas, lo que afecta la autonomía de los carros. Por lo tanto, no hay razones para que nosotros podamos llegar y otros países no”, afirma.