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Los buenos hábitos de manejo son importantes para optimizar la eficiencia de los carros electrificados, impactando positivamente tanto en el rendimiento de los vehículos como en la sostenibilidad. Con la creciente adopción de la movilidad eléctrica, la manera en que se conduce un carro eléctrico o híbrido se ha vuelto crucial para maximizar su autonomía y minimizar el desgaste de la batería.
Según Luis Alberto Benavides, ingeniero experto de Ben Automotriz, para comprender las prácticas de conducción que mejoran el rendimiento de los vehículos electrificados, es importante primero conocer el funcionamiento de los carros híbridos y eléctricos. En el caso de un carro híbrido, se combina un motor de combustión interna con uno o más motores eléctricos para optimizar el consumo de combustible y reducir las emisiones contaminantes. En un sistema híbrido, el motor eléctrico asiste al motor de combustión durante la aceleración, lo que permite utilizar menos combustible. La energía del motor eléctrico proviene de una batería que se recarga automáticamente mediante la regeneración de energía, un proceso que ocurre durante el frenado o cuando el vehículo está en movimiento.
Esto significa que el motor eléctrico puede propulsar el vehículo en ciertas condiciones, como a bajas velocidades o en arranques desde parada, mientras que el motor de combustión se activa cuando se requiere más potencia. “Los carros híbridos están diseñados para cambiar entre estos motores o usarlos simultáneamente de manera eficiente, lo que lleva a conducción más económica y ecológica”, sostiene Benavides.
Por otro lado, un carro eléctrico funciona exclusivamente con un motor eléctrico alimentado por una batería recargable, eliminando la necesidad de un motor de combustión interna. La batería almacena la energía eléctrica que alimenta el motor, y esta energía se convierte directamente en movimiento, proporcionando una respuesta inmediata y con un rendimiento suave.
“Los vehículos eléctricos optimizan la energía almacenada mediante sistemas de regeneración, como el frenado regenerativo, que recupera la energía que normalmente se pierde como calor durante el frenado y la vuelve a almacenar en la batería. Gracias a la eliminación de componentes como el motor de combustión y el sistema de escape, los coches eléctricos son silenciosos y producen cero emisiones directas. Esto los convierte en una opción clave para reducir la contaminación y avanzar hacia una movilidad más sostenible”, destaca.
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De acuerdo con Benavides, estas son las prácticas que de conducción más importante para mejorar el rendimiento de los carros electrificados:
- Aceleración suave y progresiva
Al acelerar suavemente, el motor eléctrico puede operar de manera más eficiente, minimizando el consumo de energía. En los vehículos híbridos, esta práctica es especialmente importante, ya que evita el uso excesivo del motor de combustión interna, lo que resulta en un menor consumo de combustible y una reducción de emisiones contaminantes.
Por otro lado, las aceleraciones bruscas exigen una mayor cantidad de energía, lo que puede agotar la batería más rápidamente y, en el caso de los híbridos, activar el motor de combustión innecesariamente. Mantener un ritmo de aceleración moderado no solo mejora la eficiencia del vehículo, sino que también contribuye a una experiencia de conducción más suave y placentera, además de prolongar la vida útil de la batería y los componentes del sistema de propulsión.
- Frenado regenerativo
El frenado regenerativo es una tecnología innovadora en vehículos híbridos y eléctricos que juega un papel destacado en la mejora de la eficiencia energética. Para el experto, este sistema convierte la energía cinética del vehículo en energía eléctrica durante el frenado, recargando la batería en el proceso. En lugar de disipar el calor generado por los frenos tradicionales, el frenado regenerativo aprovecha la desaceleración para recuperar energía que de otro modo se perdería.
Para maximizar los beneficios de este sistema, es recomendable anticipar las paradas y desacelerar gradualmente, lo que permite que el sistema de regeneración funcione de manera óptima. Esta práctica no solo mejora la autonomía del vehículo al prolongar la carga de la batería, sino que también reduce el desgaste de los componentes de frenado convencionales, resultando en menores costos de mantenimiento.
- Mantener una velocidad constante
Las fluctuaciones frecuentes en la velocidad, como aceleraciones y desaceleraciones abruptas, requieren más energía del sistema de propulsión, lo que puede disminuir la autonomía de la batería y aumentar el consumo de combustible en los híbridos. Por ejemplo, en carreteras abiertas, el uso del control de crucero es una herramienta eficaz para mantener velocidades estables, permitiendo que el vehículo opere dentro de su rango óptimo de eficiencia.
Este enfoque no solo reduce el estrés en el motor y otros componentes mecánicos, sino que también ofrece una experiencia de conducción más cómoda y relajada.
- Cargar la batería de manera óptima
En el momento de cargar la batería del vehículo, una práctica recomendada es realizar cargas regulares y moderadas, evitando tanto la descarga completa de la batería como su carga al 100% cada vez. Mantener el nivel de carga entre el 20% y el 80% siempre que sea posible no solo ayuda a reducir el desgaste de la batería, sino que también optimiza su rendimiento a lo largo del tiempo: “las baterías de iones de litio, que son comunes en vehículos eléctricos, tienden a degradarse menos cuando se mantienen dentro de este rango de carga”, puntualiza.
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- Seleccionar el modo de conducción adecuado
La mayoría de estos vehículos ofrecen diferentes modos de conducción, como eco, normal y sport, que ajustan el comportamiento del vehículo según las preferencias del conductor y las condiciones de la carretera. En el caso de optar por el modo de conducción económico (eco) permite priorizar la eficiencia energética, ajustando parámetros como la respuesta del acelerador, la intensidad del frenado regenerativo y el uso del aire acondicionado para reducir el consumo de energía. Este modo, por ejemplo, es ideal para la conducción en las ciudades y en situaciones donde la eficiencia es más importante que el rendimiento máximo.
- Mantenimiento regular
Por su parte, el mantenimiento regular es importante para garantizar que los vehículos electrificados funcionen de manera óptima y eficiente a lo largo de su vida útil. Esto incluye revisiones periódicas de componentes clave como la batería, el sistema de frenado y el sistema de propulsión eléctrico. “La batería es el corazón del vehículo eléctrico, y su inspección regular ayuda a detectar problemas de rendimiento o degradación antes de que afecten la autonomía o la seguridad del vehículo”, señala.
Asimismo, el sistema de frenado regenerativo y los frenos convencionales deben revisarse para asegurar que operen eficientemente y sin fallas. También, otras tareas de mantenimiento, como la verificación de los niveles de fluidos, la inspección de neumáticos y la actualización del software del vehículo, son necesarias para mantener el rendimiento y la seguridad del vehículo.