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Aunque los vehículos son concebidos teniendo en cuenta diversas condiciones geográficas y sus componentes responden al juego entre confort, eficiencia y funcionalidad, por lo general, las decisiones de quien esté al volante son las que determinan la forma en la que un carro responda a situaciones tan comunes como sobrepasar un hueco o una imperfección vial.
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Exponer un automóvil a esta situación puntual tiene consecuencias que pueden generar averías en los soportes del motor y otros daños estructurales que conllevan a situaciones como, por ejemplo, la depreciación del valor del vehículo, a causa de que se afectó uno de los pilares de la seguridad vehicular.
“Un vehículo cuya seguridad activa o pasiva haya sido afectada puede ser rechazado en el momento de quererlo asegurar… un hueco puede generar, incluso, que el chasis se desplace. Hay partes de la suspensión que se pueden cambiar, pero el chasis y la estructura solo se pueden reparar”, cuenta Reinaldo Ortiz, presidente de la junta directiva de Asousados.
El hueco y sus consecuencias
“La primera consecuencia ocurre en las llantas”, afirma Juan Guillermo Herrera, ejecutivo de servicio al cliente de Mazda de Colombia, quien puntualiza que sobrepasar un hueco afecta este componente generando imperfecciones, “huevos” o chichones, e incluso una rotura o pinchadura.
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“A gran velocidad o si el hueco es muy profundo, los rines se pueden ver afectados y el vehículo puede perder balanceo y alineación. Esto se nota al conducir a unos ochenta kilómetros por hora, cuando se genera una vibración en el volante”, agrega Herrera.
Cuando, en el sistema de suspensión, los amortiguadores se comprimen totalmente, componentes como las tijeras y rótulas se ven afectados. Básicamente es un efecto en cadena cuyas etapas avanzan según la velocidad del carro y la profundidad del hueco.
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“El sistema de suspensión cumple con las funciones de mantener las ruedas en el terreno, brindar confort y entregar estabilidad. Cuando alguien coge un hueco, se pueden producir roturas e incluso daños irreparables en amortiguadores, rótulas y en un lugar más grave: los soportes del motor”, asegura Carmen López, especialista en suspensiones de Impocali.
Tomar un hueco profundo a alta velocidad podría, además, perjudicar las partes a las que está sujeta la suspensión, conocidas, en el caso de los automóviles, como sus puntas. Este punto, quizás el de consecuencias irreparables, genera, entre otras cosas, que el carro no se pueda balancear y deba ser remitirdo a un banco de enderezado, lo cual causa una depreciación del valor del auto a consecuencia de una alteración estructural, como indicó Reinaldo Ortiz.
Recomendaciones
Posiblemente, el consejo más útil y a su vez trillado sea el de conducir siempre a una velocidad prudente, respetando los límites establecidos. Esto con el fin de tener tiempo de reacción al encontrarse con estas imperfecciones viales para evitar o mitigar las secuelas mencionadas.
Además de la mesura en el pedal derecho, Juan Guillermo Herrera aconseja mantener las ruedas calibradas según las indicaciones del fabricante. Del mismo modo, recuerda uno de los puntos que más pasan por alto los conductores: la presión varía si el carro transporta a un ocupante o si se encuentra con su capacidad de carga máxima. Por lo general, cuanto más peso, mayor presión en las llantas.
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“La recomendación más importante es que cuando haya cogido un hueco fuerte, busque atención de especialistas. Es muy posible que el carro se haya desbalanceado o desalineado. Si esto pasó y el conductor decide no hacer nada y esperar hasta el próximo mantenimiento, las llantas se van a desgastar progresivamente en alguno de sus costados”, concluye Herrera.
