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La revisión técnico mecánica es un procedimiento obligatorio que garantiza el correcto funcionamiento y la seguridad de los vehículos en las vías. Sin embargo, en muchas ocasiones, los conductores desconocen o pasan por alto ciertos aspectos clave que pueden derivar en rechazos durante el proceso. Este artículo analiza las causas más comunes de los inconvenientes al someter un vehículo a esta evaluación, con el objetivo de fomentar una preparación adecuada y evitar contratiempos innecesarios.
Jairo Cortés, director técnico del CDA del Occidente, señala que los problemas más frecuentes durante la revisión técnico mecánica están relacionados con el descuido en aspectos fundamentales del vehículo. Uno de los principales motivos de rechazo es el estado de las llantas. Muchos propietarios evalúan de manera superficial si el neumático “parece estar bien”, sin considerar factores como el desgaste irregular, causado por desalineación o falta de mantenimiento. Además, aspectos como la presión inadecuada o la profundidad insuficiente del labrado comprometen tanto la tracción como la capacidad de frenado, lo que representa un riesgo significativo en condiciones de lluvia o sobre superficies resbaladizas.
El estado de los frenos es otro factor crítico; desgastes excesivos en las pastillas, discos en mal estado o pérdida de presión en el sistema hidráulico afectan directamente la capacidad de frenado del vehículo. “Muchos conductores no perciben síntomas tempranos, como ruidos al frenar o la sensación de un pedal esponjoso, lo que agrava las fallas. En una inspección técnico mecánica, estos problemas son detectados fácilmente y pueden llevar al rechazo si el sistema no cumple con los estándares mínimos de seguridad”, enfatiza Cortés.
Otro problema recurrente es la inestabilidad en las revoluciones del motor, lo que puede indicar una mala calibración en el sistema de inyección, problemas en el sistema de encendido o una acumulación de residuos en los inyectores. Este síntoma, además de afectar la eficiencia del vehículo, incrementa los niveles de emisiones contaminantes, lo que es motivo de rechazo en los Centros de Diagnóstico Automotor.
De acuerdo con Cortés, el sistema de luces también genera inconvenientes, algunos conductores consideran suficiente contar con las luces altas operativas cuando las bajas están dañadas, sin tener en cuenta que el uso de luces altas en zonas urbanas incumple las normativas y representa un peligro para otros usuarios de la vía. Asimismo, las luces traseras, como las de freno y direccionales, suelen pasarse por alto. Una luz de freno defectuosa, por ejemplo, dificulta que otros conductores detecten las maniobras, aumentando significativamente el riesgo de accidentes.
En cuanto a los cinturones de seguridad, Cortés enfatiza que no basta con verificar que la correa esté en buen estado; también es crucial revisar la hebilla y el anclaje. Estos componentes deben estar en óptimas condiciones para garantizar la seguridad en caso de colisión. “En vehículos fabricados a partir de 2004, los cinturones traseros son obligatorios, y su ausencia o deterioro puede ser motivo de rechazo. Ignorar el estado de estos cinturones, ya sea del conductor o de los pasajeros, no solo ocasiona sanciones en retenes viales, sino que también pone en riesgo la vida de los ocupantes”, sostiene el director del CDA.
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Riesgos de ignorar la revisión técnico mecánica
Según Cortés, el rechazo de la revisión técnico mecánica puede tener serias implicaciones tanto para la seguridad diaria como para el desempeño del vehículo. La inspección clasifica los defectos en dos tipos: A y B. Los defectos tipo A son considerados riesgos inminentes, aquellos que, si no se corrigen, ponen en peligro la seguridad del conductor, los pasajeros y otros usuarios de la vía. Por ejemplo, si el vehículo tiene problemas graves en el sistema de frenos, no corregirlo podría resultar en un accidente de tráfico.
Los defectos tipo B son riesgos potenciales, es decir, problemas que no presentan una amenaza inmediata, pero que con el tiempo pueden generar fallas graves. Un ejemplo común es el deterioro de las llantas. Si el conductor no atiende una advertencia sobre llantas en mal estado, podría enfrentarse a situaciones peligrosas, como un deslizamiento en un terreno resbaloso o una colisión.
Además de los riesgos directos para la seguridad, no corregir ciertos defectos puede tener consecuencias económicas y legales. Un vehículo que no cumpla con las normativas de emisiones contaminantes podría resultar en multas y la obligación de pasar nuevamente por la prueba de emisiones. Las autoridades de tránsito ambiental realizan controles en la ciudad, y un vehículo que no pase esta prueba podría ser multado y detenido.
“Es importante tener en cuenta que, si el propietario decide vender el vehículo, los registros de accidentes, los problemas mecánicos o la documentación incompleta pueden disminuir considerablemente el precio de reventa. Por lo tanto, es importante mantener el vehículo en óptimas condiciones no solo para garantizar la seguridad, sino también para preservar su valor a largo plazo”, destaca.
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Consecuencias legales de no aprobar la revisión técnico mecánica
Según Cortés, los propietarios de vehículos que no aprueban la revisión técnico mecánica o que no mantienen su vehículo en condiciones óptimas pueden enfrentarse a graves consecuencias legales y económicas. “Un error común es dejar la revisión para el último día, lo que puede resultar en que el vehículo sea rechazado. Si esto sucede, el propietario se encuentra con una serie de complicaciones adicionales, ya que, a partir del día siguiente, la revisión no estará vigente”, enfatiza.
Este atraso puede ocasionar problemas con agentes de tránsito, incluyendo gastos adicionales de grúa, patios y multas. Además, los trámites relacionados pueden consumir gran parte del día debido a los procedimientos administrativos. “Si el conductor realiza el curso pedagógico y paga la multa dentro de los primeros cinco días hábiles, la sanción se reduce a $325.000. En 2024, la multa por no tener la revisión técnico mecánica al día asciende a $650.000, equivalente a 15 salarios mínimos diarios legales vigentes (SMDLV)”, sostiene Cortés.
Según la última actualización del Plan Nacional de Desarrollo, los vehículos particulares deben someterse a la revisión técnico mecánica a partir del quinto año de la fecha de matrícula. Para las motocicletas y vehículos públicos, la primera revisión se realiza dos años después de la matrícula, y posteriormente, la revisión debe hacerse anualmente.
“Es importante recordar que, aunque se pague la revisión, no garantiza que el vehículo pase la inspección. La función de los Centros de Diagnóstico es realizar una valoración para asegurar las condiciones de seguridad del vehículo, no simplemente entregar el certificado. Muchos conductores no comprenden esto y esperan que el pago garantice la aprobación, lo que no es el caso”, añade Cortés.