Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Es verano. Los turistas se agolpan en la entrada para ver a Mickey Mouse y darle la mano al pato Donald. Las niñas deliran con ser princesas y pavonearse por el castillo de la Cenicienta como si fuera suyo y su infancia completa se recluyera allí.
Por años, Walt Disney World ha encerrado la fantasía de una edad sin edad, donde todos son sumisos del espectáculo y caen de frente ante el mundo imaginario de alguien que creyó que los sueños podían hacerse realidad. O así lo difundió.
Asimismo, ha sido sinónimo de euforia, de gritos de seres que alzan los brazos con la plena intención de aumentar la adrenalina, de que la velocidad de las montañas rusas sea un motivo más de éxtasis.
Justo antes de la entrada del parque temático más visitado de Orlando, antes de que el letrero de Magic Kingdom se asome entre el verde del paisaje, hay hacia la izquierda un circuito que está poniendo a los fanáticos de los carros deportivos a darle la vuelta.
Desde el 16 de enero de este año el Exotic Driving Experience abrió sus puertas para satisfacer los deseos de lujo y rapidez con seis máquinas de alto rendimiento: dos Ferrari 458 Italia, un Lamborghini Gallardo LP570-4 Superlegger, un Lamborghini Gallardo LP560-4, un Audi R8 y un Porsche 997 S.
Al llegar, el turista elige entre pilotar alguno de esos modelos o ser el copiloto de un conductor experimentado, quien atravesará la pista mostrando los alcances del vehículo, su máxima velocidad, el sistema de frenos o la manera de abordar una curva.
Para Kevin —local, instructor, 28 años— correr carros de miles de dólares todos los días y conocer cada una de sus respuestas ante los distintos obstáculos es el trabajo ideal.
Nosotros tuvimos que esperar casi 30 minutos a que otros terminaran los turnos para poder arrancar. Un miembro del equipo del Exotic Driving Experience se encarga de encontrar la talla adecuada del casco del copiloto y de llevarlo hacia el carro de su preferencia.
El Audi R8 de color gris se detiene como si dominara el asfalto. Unas cuantas fotografías, una memoria USB alrededor de la muñeca que captura el video de las reacciones gestuales que se producen durante el recorrido de quien, casi siempre, está mitad nervioso, mitad emocionado, el cinturón de seguridad, el saludo con el piloto y la pregunta sobre qué tan rápido se quiere correr. Luego, el significado de velocidad, luego, el significado de segundos.
Una de las exigencias para disfrutar de esta experiencia es que el conductor complete una clase de una hora sobre aspectos de seguridad y detalles que le permitirán disfrutar más de la pericia de los deportivos. El costo mínimo de manejar estos carros es de US$169 para seis vueltas alrededor del circuito, mientras que los paseos de dos vueltas de alta velocidad con un conductor profesional detrás del volante están disponibles por US$99, dependiendo del carro con el que se quiera correr.
“Estos carros superdeportivos cuestan más que los hogares de la gente. Exotic Driving Experience permite a cualquier persona con licencia de conducir ir a las velocidades de máximo alcance y en algunos de los automóviles más exóticos del mundo de alto rendimiento a un precio razonable. Por un par de cientos de dólares, ofrece la emoción de toda una vida permitiendo a los clientes manejar estas raras bellezas en torno a una pista de carreras de verdad”, señalaron sus voceros.
Hasta el momento, esta atracción de Walt Disney World ha sido cada vez más popular en Orlando. Este verano, Exotic Driving Experience llevó sus autos exóticos a Charlotte Motor Speedway, Raceway Park en Nueva Jersey, Texas Motor Speedway, MSR Houston y el parque de NOLA Motorsports en Nueva Orleáns. También organizó eventos exclusivos como el Día de VIP con Christian Fittipaldi, donde los participantes hicieron más de 32 vueltas en cuatro autos exóticos diferentes.
En sí, Exotic Driving Experiencie produce una emoción de unas cuantas horas, en un circuito considerado de lujo.