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Se busca carro ecológico

Después de retar en 2004 a los inventores de todo el mundo a crear una nave espacial reutilizable que abaratara los costos de los viajes privados al espacio, los directivos de la Fundación X Prize ya tienen listo un nuevo desafío para 2008. Desde su página en internet (http://auto.xprize.org/) prometen 10 millones de dólares para quien logre construir un automóvil ecológico que supere las 100 millas por galón, cumpla con todas las comodidades que los compradores buscan en un vehículo, resulte seguro, rentable y pueda fabricarse en masa.

El Espectador
22 de febrero de 2008 - 05:04 p. m.
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Al menos 50 equipos de ocho países ya se han inscrito en la competición. Todos aspiran a que su prototipo tarde o temprano se convierta en el nuevo rey de las carreteras del mundo. Mientras una compañía francesa como MDI's Minicat le apuesta al aire comprimido como fuente de energía de sus motores, muchos creen que el secreto para lograr esos estándares se esconde en la electricidad, los biocombustibles, el gas, sistemas híbridos e incluso el hidrógeno. Los organizadores sólo han establecido como requisito que se trate de un “combustible” ampliamente aprovechable y aceptado por los compradores. Aunque sólo en marzo se conocerán todos los requisitos para competir por la jugosa recompensa, los directivos de la fundación advirtieron que podrán concursar vehículos impulsados con gasolina siempre y cuando cumplan con las condiciones de emisión de partículas contaminantes.

Cristin Lindsay, del comité directivo de la Fundación X Prize, comentó unas semanas atrás que “después del éxito de la convocatoria anterior, la prioridad para la fundación ha sido concentrarse en la industria automotriz, con el propósito de reducir nuestra adicción al petróleo y sus efectos sobre el cambio climático”.

Con el barril de petróleo rozando los 100 dólares y el hecho de que las reservas de crudo se puedan extinguir antes de 2050, hay alarma mundial por la fiebre del planeta, provocada en gran medida por las emisiones de gas a la atmósfera. Por ello, construir automóviles ecológicos y veloces es una tarea urgente.

El entusiasmo que ha provocado la convocatoria se debe no sólo al “premio gordo” que se ofrece al ganador, sino también a una bien conquistada reputación de la fundación. En 2004, el “Ansari X Prize” recompensó con 10 millones de dólares al ingeniero Burt Rutan y su equipo por diseñar una pequeña nave espacial, reutilizable. Rutan recibió el apoyo del cofundador de Microsoft, Paul Allen, y hoy trabaja en un programa que pretende inaugurar la era del turismo espacial a bajo costo.

Los X Prize son de alguna manera la reencarnación de los Premios Orteig que impulsaron la aviación en el siglo XX. En 1919, Raymond Orteig, un millonario hotelero franco-americano, ofreció 25.000 dólares al primer piloto que recorriera la ruta Nueva York-París sin paradas. Ocho años transcurrieron antes de que un desconocido piloto, Charles Lindbergh, se apareciera a reclamar el premio y un lugar para su nombre en la historia de la aviación. Y aunque al final de sus días, después de atestiguar la tragedia de Hiroshima dijo que “luego de ver lo que ha hecho posible la aviación, prefiero los pájaros a los aviones”, Lindbergh es desde su hazaña ejemplo de creatividad y tesón.

Retomando la tradición y filosofía de este famoso premio, los fundadores del X Prize reconocen que el talento puede estar perdido en el anonimato, como sucedió con Lindbergh, aunque también esperan la participación de los grandes fabricantes de autos. “Los primeros inscritos han sido los innovadores. Los representantes de la industria llegarán cuando lancemos oficialmente la convocatoria”, apuntó Cristin Lindsay. Pequeños grupos o grandes fabricantes, al final, tendrán que probar las bondades de su modelo en una carrera que se realizaría en al menos 10 ciudades de Estados Unidos.

Según John Davis, el director de Dragonfly, uno de los equipos ingleses inscritos en la convocatoria, en entrevista con el periódico “The Independent”, “una convocatoria como esta es el mejor camino para forzar el cambio de hábitos en los conductores y en los grandes fabricantes de autos. La gente aún se siente feliz desperdiciando gasolina, casi nadie compra carros pensando en las millas por galón. Por otra parte, mientras el precio del petróleo no suba hasta los dos o tres euros por litro, los fabricantes de carros no tendrán un motivo para desarrollar lo que aún no existe”.

La mejor parte del X Prize es que no importa quién se quede con el botín, al final, el medio ambiente y los conductores serán los verdaderos ganadores.

Por El Espectador

 

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