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Todos los vehículos cuentan con un sistema de suspensión que incluye amortiguadores en cada rueda, diseñado para reducir las irregularidades de la superficie vial y asegurar que los neumáticos permanezcan en contacto con el terreno. En el caso de los automóviles de lujo y alto rendimiento, así como algunos camiones y SUVs, se emplean sistemas de suspensión con amortiguación adaptativa. Esta tecnología permite realizar ajustes automáticos o manuales en las válvulas, ofreciendo así una gama más amplia de opciones para el rendimiento de la amortiguación.
De acuerdo con Luis Alberto Benavides, ingeniero experto de BEN Automotriz SAS, la suspensión con amortiguación adaptativa opera mediante válvulas que son controladas electrónicamente dentro del amortiguador. Estas válvulas reciben información de sensores que monitorean el estado del vehículo mientras se desplaza, permitiendo ajustes instantáneos en la fuerza de amortiguación. Al abrirse o cerrarse, regulan el flujo de aceite tanto durante la compresión como en el rebote, optimizando así el rendimiento del sistema.
Existen también sistemas que utilizan un fluido magnéticamente controlado, el cual puede modificar su resistencia rápidamente al ser atravesado por una corriente eléctrica. Este mecanismo permite una respuesta inmediata a las condiciones del camino, mejorando la estabilidad y el confort del viaje. La combinación de estas tecnologías proporciona a los vehículos una experiencia de conducción más adaptativa y precisa.
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Los amortiguadores adaptativos, que generalmente incorporan válvulas electrónicas gestionadas por una unidad de control central (ECU), funcionan de manera eficiente al recibir información de diversos sensores distribuidos en distintas partes del vehículo. Estos sensores incluyen acelerómetros, dispositivos de medición de la posición de la suspensión y sistemas de control de tracción. Estos sensores monitorean continuamente factores como la velocidad del vehículo, la aceleración, el movimiento de la carrocería y el estado del pavimento, enviando información en tiempo real a la ECU.
Con base en estos datos, la ECU determina la necesidad de ajustar la fuerza de amortiguación de los amortiguadores, que puede lograrse de varias maneras. En sistemas que utilizan amortiguadores magnetorreológicos, por ejemplo, el fluido hidráulico contiene partículas ferrosas que se vuelven más viscosas al aplicar un campo magnético, lo que permite un control rápido y preciso de la resistencia al flujo.
En otros sistemas, el ajuste se realiza mediante válvulas que abren o cierran para regular el paso del aceite en función de las condiciones de conducción. Esto permite que los amortiguadores se adapten instantáneamente a situaciones como aceleraciones rápidas, frenadas o cambios bruscos de dirección, asegurando así una conducción más cómoda y segura.
“Muchos vehículos equipados con suspensión adaptativa ofrecen la opción de seleccionar diferentes modos de conducción, como “confort”, “normal” o “deportivo”. Esta funcionalidad permite al conductor personalizar la respuesta del sistema de suspensión según sus preferencias, mejorando aún más la experiencia de conducción y la capacidad de respuesta del vehículo en diferentes situaciones”, destaca Benavides.
Beneficios de una suspensión de amortiguación adaptativa
La suspensión de amortiguación adaptativa se ha convertido en un elemento clave en los vehículos modernos, especialmente en aquellos de alto rendimiento y lujo. Esta tecnología ofrece una serie de ventajas significativas que mejoran tanto la experiencia de conducción como la seguridad del vehículo:
- Uno de los principales beneficios de una suspensión adaptativa es la capacidad de ajustarse en tiempo real a las condiciones de la carretera. Gracias a los sensores que monitorean el comportamiento del vehículo, esta suspensión puede modificar la dureza de los amortiguadores en función del estado del pavimento y de las maniobras que se realicen. Esto resulta en un manejo más suave y cómodo, reduciendo la sensación de baches y vibraciones, lo que es especialmente útil en trayectos largos o en superficies irregulares.
- En situaciones de alta velocidad o al tomar curvas, la tecnología se adapta rápidamente para minimizar el balanceo y la inclinación del vehículo, lo que contribuye a un manejo más predecible y seguro. Esto no solo aumenta la confianza del conductor, sino que también potencia la seguridad de todos los ocupantes.
- Otro aspecto a considerar es la posibilidad de personalizar la experiencia de conducción. Muchos vehículos equipados con esta tecnología permiten al conductor seleccionar diferentes modos de suspensión, como “confort” o “deportivo”, ajustando la firmeza de la suspensión según sus preferencias y el tipo de recorrido. Esta flexibilidad se traduce en una experiencia de conducción más personalizada y placentera para quieres conducen.
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¿Cómo es aplicada está tecnología por los fabricantes?
Por su parte, un comunicado de JD Power, destaca que las suspensiones con amortiguación adaptativa han encontrado diversas aplicaciones en la industria automotriz, comenzando con el desarrollo de amortiguadores magnetorreológicos por parte de General Motors para sus modelos Cadillac y Chevrolet Corvette.
Estos amortiguadores innovadores utilizan bobinas electromagnéticas para regular el fluido hidráulico que, al contener pequeñas partículas de hierro, se vuelve más resistente al flujo al aplicarle corriente. Este avance tecnológico ha permitido un control más preciso de la suspensión y una experiencia de conducción más placentera.
En el segmento de los automóviles de lujo, muchos fabricantes han decidido combinar amortiguadores adaptativos con sistemas de suspensión neumática. Este enfoque mejora notablemente las características de manejo, ya que los resortes neumáticos utilizan bolsas de aire presurizadas en lugar de resortes metálicos, permitiendo ajustar la altura del chasis según sea necesario. Esta versatilidad resulta especialmente valiosa en situaciones todoterreno, así como al remolcar o cargar vehículos grandes, ofreciendo una mayor adaptabilidad en diferentes entornos.
Un ejemplo destacado de esta tecnología es el Land Rover Defender, que puede incrementar su distancia al suelo en 7,3 cm al elevar sus resortes neumáticos. Esta capacidad no solo mejora el desempeño en terrenos difíciles, sino que también contribuye a una mayor estabilidad y control en condiciones variables. Así, las suspensiones con amortiguación adaptativa se posicionan como una solución integral para mejorar la seguridad y el confort en la conducción, convirtiéndose en una característica cada vez más común en vehículos de gama alta.