Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
En 1989, Marty McFly se montaba por segunda vez al mítico DeLorean del ‘doc’ Brown para viajar al 2015 y salvar a sus hijos. Durante su aventura, McFly se encontró con toda suerte de avances tecnológicos. Muchos como los drones, tabletas y dispositivos para hacer videollamadas ya existen en la actualidad.
Sin embargo, fue la patineta voladora la que se robó tanto la atención del protagonista como la de miles de niños y jóvenes que durante más de dos décadas han deseado que el curioso invento sea una realidad. Y en cierto modo, ya no tienen que esperar más.
La semana pasada, Lexus, la división premium de Toyota, publicó a través de su canal de YouTube, Lexus International, un video en el que daba a conocer la Slide Hoverboard. Una de las primeras tablas “voladoras” del mundo, que aunque no es tan versátil como la presentada en Regreso al Futuro II, ha sido definida por la compañía como su “manera de explorar una nueva forma de movimiento”. Viniendo de una empresa dedicada a los automóviles, podría ser también la antesala de lo que los japoneses creen será el futuro del sector, aunque sus voceros fueron claros en que por el momento no está prevista su comercialización.
Para que la patineta pueda volar, los laboratorios de Lexus en Alemania se basaron en el mismo principio de levitación magnética que usan los trenes bala en Japón, pero llevándolo a una menor escala, lo que representó el verdadero reto. Tuvieron que usar bloques superconductores de alta temperatura, resguardados dentro de contenedores de nitrógeno líquido, llamados criostatos, para enfriarlos hasta una temperatura de -197° C. Todo instalado bajo la superficie de bambú de la tabla.
Para poder mantenerse a flote, la Slide necesita estar ubicada sobre rieles que contengan imanes permanentes. Éstos reaccionan repeliendo la corriente eléctrica que va a los superconductores cuando se enfrían, haciendo que la tabla se mantenga en el aire sin problema. Es precisamente por ello que resulta difícil su comercialización e incluso el uso de la tecnología Maglev en automóviles en un futuro cercano, sin embargo, no está de más pensar en todo lo que sería necesario y lo que implicaría este hecho si se aplicara al contexto local.
En primer lugar hay que tener en cuenta que para que una patineta como Slide o un carro que use el mismo principio de levitación magnética puedan “volar” sobre las vías del país, los 24.419 kilómetros de carreteras necesitarían tener los rieles adecuados.
Una labor de instalación que en el caso de los 10 km del tranvía de Ayacucho, a punto de habilitarse en la capital antioqueña, tomó seis meses, según el Metro de Medellín. Con esta información y una sencilla regla de tres, es posible calcular que se requerirían 14.651 meses y cuatro días para lograr que una idea similar funcione en Colombia, sin contar con que los rieles del tranvía no van bajo tierra ni tienen imanes permanentes, lo que puede aumentar los costos y tiempos de trabajo de manera considerable.
El panorama, sin embargo, deja de ser pesimista si se tiene en cuenta que en Japón han logrado construir una red de más de 2.901 km de rieles magnéticos en 51 años. Esto, por supuesto, requiere de una gran inversión e interés por el desarrollo de la infraestructura. Además están los beneficios ambientales, pues este método de transporte tiene la ventaja de ser más limpio, rápido, silencioso y práctico en comparación con los vehículos tradicionales que funcionan con combustible.
Quizá todavía no estemos a un paso del futuro, pero no se puede negar que con su invento Lexus logró acercarnos un poco más y hacer realidad la promesa hecha por una película hace más de 25 años.