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De Argentina para la región o, más bien, para Colombia. Desde la planta de General Pacheco, al sur del continente americano, llegó al país el producto que Volkswagen enfocó en las familias. Sí, en quienes priorizan el confort de sus ocupantes, sin llegar a alcanzar longitudes superiores a los cinco metros y, no sobra decirlo, los $120’000.000 de presupuesto.
A costos de $104’990.000 (Comfortline) y $118’990.000 (Highline), VW ofrece Taos, un SUV cuya silueta es fiel a los más recientes lanzamientos de la marca (T-Cross, Teramont, etc.), que ostenta unas dimensiones (4.461 mm de largo, 1.841 de ancho, 1.626 de alto y 2.680 de distancia entre ejes) capaces de configurar un habitáculo al que nunca le hace falta espacio para cuatro adultos —sí, como es común, el túnel de transmisión no permite el mayor confort para ubicar a un tercer pasajero en la segunda fila—.
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Vale la pena empezar de adentro hacia afuera, pues Taos, con los ojos como testigos, dispone de una configuración interior que nada les envidia a algunos modelos del segmento prémium —incluso del grupo Volkswagen— que se venden en Colombia. Sobresalen —desde el modelo base— la tapicería en cuero, la realmente llamativa y armónica (con los demás componentes) pantalla central de diez pulgadas y el techo panorámico, retráctil o corredizo, al que cubre una delgada capa de tela —aparentemente delicada— que impregna de luz a sus pasajeros durante el día.
Ahora bien, cuando el tacto se suma a la experiencia, es fácil encontrar una mayoría de componentes blandos, rígidos mas no huecos (apoyabrazos y salpicadero, entre otros) y algunos que resuenan al contacto y difieren de los anteriores (aquellos cercanos al radio, por ejemplo) y de la impresión prémium del carro.
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Resaltan la sujeción de las plazas delanteras y el espacio de las traseras. También el tacómetro digital y las luces de apoyo junto a las ventanas de la segunda fila de asientos. Atrás no se queda la insonorización —salvo algún ruido común a velocidades que levemente superan los 80 km/h— y la nitidez y funcionalidad —nunca un adjetivo fue tan preciso— del sistema de infoentretenimiento con AppConnect inalámbrico (iOS), desde el cual se ajustan (además de la música, mensajes y llamadas) la rigidez del volante, el tono de la iluminación interior, el control de tracción y las cifras de consumo y recorrido.
Apostar por lo conocido o ir a la fija
Bajo el capó de Taos reposa un viejo conocido del Grupo Volkswagen, el motor de 1.4 L TSI (Turbocharged Stratified Injection, inyección estratificada turbocargada), el cual ha servido como propulsor de compactos y SUV en marcas como Audi y Seat. Este reconocido motor entrega 150 caballos de poder, 250 Nm de torque a las —realmente bajas— 1.400 rpm y se acopla a una transmisión automática de seis velocidades.
Al volante las sensaciones se suman a aquel calificativo que enmarcó la descripción interior del carro. Es evidente la disposición al confort; es decir, hay un notorio lag al iniciar marcha, por lo menos en el modo de conducción normal (hay cuatro: sport, eco, normal e individual), pero no se antepone, en términos de experiencia, a la sutileza de la suspensión, fiabilidad de la dirección y estabilidad en curvas y desaceleraciones bruscas. Claro está, el dinamismo se pronuncia en el modo deportivo o la conducción manual (por medio de levas o palanca).
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En la ciudad, lugar al que parece pertenecer, se conduce de forma correcta y en carretera, tras accionar el modo de caja manual, los recorridos, personalmente, parecen más agradables para el piloto e, incluso, se puede estirar o economizar la cifra de consumo de gasolina.
Las configuraciones del motor exigen el uso de un combustible de alto octanaje (gasolina extra). Este rubro conduce inevitablemente a el consumo —otra sorpresa frente a sus competidores—, el cual siempre depende de varias condiciones (geografía, conductor, terreno, etc.), que en este caso fue de 47 a 50 km/gal en ciudad, y de 60 a 62 en carretera (entre los 2.000 y 2.500 m.s.n.m.).
Desde la base
En sus dos versiones, Taos adopta tecnologías como control electrónico de estabilidad, sistema ABS, control de tracción, control electrónico de diferencial y asistente de arranque en pendiente. Al modelo tope o de mayor quipo se le suma el asistente de punto ciego y de tráfico cruzado, junto al control crucero adaptativo. Todas las versiones ofrecen seis bolsas de aire.
Así mismo, hay faros delanteros y luces traseras LED, rines de 18 pulgadas (215/55) —un perfil bajo y en ocasiones rígido— y calefacción para piloto y copiloto. La guantera con refrigeración es un indicio del compromiso de la marca con el producto y el baúl de 498 litros lo ratifica.
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Una franja luminosa atraviesa la parrilla del modelo de mayor equipo y en la marca destaca este modelo por las ligeras diferencias entre el carro de entrada y el que le sigue en precio.
De Taos es fácil decir que agrupa más bondades que carencias. No cabe duda, es la opción realmente familiar de Volkswagen para Colombia debajo de los $130 millones. Sin duda, un carro a tener en cuenta para aquellos entusiastas del espacio interior, la conectividad, las carrocerías con diseños sobrios y el confort de marcha.