Volkswagen Polo Highline en Colombia: nuevo motor turbo y actualización en equipo
El compacto de Volkswagen estrena motor, equipo e imagen interior. Tope de entrada, aunque por debajo de la versión GTS.
Nicolás Fernández
De adentro hacia afuera… Volkswagen. La propuesta se repite. Es Nivus. Es T-Cross. Así, a primera vista, los germanos son continuistas. Desde la base, desde su producto de entrada, hay una identidad de marca, reflejada en su organización interior, ese juego de líneas rectas en molduras y asientos. Materializada, también, en un sistema multimedia al día (pantalla de 10”) y un panel de instrumentos digital (de 10”).
Y hay que hacer énfasis en el interior de la cabina, porque la calidad del ensamble es superlativa para el segmento, por supuesto. Hay una mayoría de plásticos duros, rígidos, hostiles al tacto y, claro, ligeros, que reducen el peso del carro, la carga y por consiguiente son amables con los consumos de combustible. Cada detalle es clave para un fabricante al idear sus modelos de mayor volumen.
También hay armonía. A su identidad de productos de segmentos superiores —de mayor precio, por supuesto— poco le sobra o le falta. Lleva un punto de carga inalámbrico, dos puntos de carga USB tipo C y asientos en un cuero sintético del cual el tiempo será juez y verdugo, pero que entrega una calidad percibida más que aceptable.
Más de Autos: Isuzu regresó a Colombia de forma oficial y esta es su nueva camioneta.
La ficha señala hasta cinco ocupantes. Lo cierto es que las dos plazas delanteras proponen un agarre adecuado y el espacio que ellos deseen ajustar de forma manual. Atrás las dimensiones se reducen, es corto en piernas y justo en cabeza. La plaza trasera central es difícilmente habitable, por lo menos de forma cómoda.
En movimiento, la insonorización es adecuada, de nuevo, para el segmento. Sí, varios sonidos de la calle llegan al habitáculo. Aún así, son menos de los que se podría esperar. Sí, el sonido del motor también puede invadir la cabina, y lo mismo harán sus vibraciones. Sin embargo, no sorprende, es un bloque tricilíndrico y turbo, así que el ruido y el movimiento hacen parte de su naturaleza.
Nuevo corazón, ¿nueva vida?
Con la nueva variante Highline, el motor del Polo se reduce y adopta un turbocompresor. Funciona con un propulsor turbo de un litro y tres cilindros, el cual entrega 100 caballos de potencia —ocho menos que la variante con motor de 1.6 litros (108 hp y 155 Nm)— y 170 Nm de torque a 1.750 rpm. Se acopla a una caja automática de seis marchas.
Ofrece un modo deportivo que es adecuado en carretera. Sobre todo, en esas vías montañosas que priman en la geografía colombiana. Aunque en ese contexto, en adelantos, la suspensión puede moverse -saltar- más de lo deseado y el sonido del viento, su resistencia, se hace evidente. En su mayoría, no hay sensaciones que generen inseguridad fuera de la ciudad, aunque no hay que pasar por alto que su hábitat es lo urbano.
En ciudad, conduciendo con la palanca en modo normal, el lag es evidente. En vías empinadas, el modo deportivo es útil y reduce el tiempo de reacción del pedal derecho. La suspensión es amigable frente a la mayoría de reductores e imperfecciones.
Su simpleza es un atributo a resaltar. Son 4.074 mm de largo, 1.751 de ancho y 1.471 de alto, los números correctos para que un producto se desenvuelva sin mayor complejidad en la ciudad. Se estaciona fácil —posee cámara con líneas guías—, se maniobra sin mayor dificultad y puede ser dinámico en los espacios reducidos.
Los consumos, siempre variables y tan dependientes de quien se encuentre al volante, indicaron entre 72 y 76 km/gal en carretera, con una carga de 140 kg y a entre 2.000 y 2.500 m. s. n. m. Bajo las mismas condiciones, pero en ciudad, el número se redujo a 38 km/gal.
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Equipo y seguridad
Desde afuera, Polo. Esta actualización, particularmente profunda frente a los face-lifts tradicionales, conserva la silueta del vehículo que hoy es sucesor del Gol. Resalta su cuerpo lumínico, con tecnología LED, sus rines bitono, en plata y negro (de 16” con llantas 185/65), y el nombre de la línea en la parte trasera, bajo el logo, en el centro de esa quinta puerta.
El paquete de seguridad incluye cuatro bolsas de aire, sistema de monitoreo de presión de los neumáticos, asistente de arranque en pendiente, ABS, ESC y ASR, entre otros.
Excluyendo a la variante GTS, por su énfasis deportivo, Polo Highline es el tope de entrada de Volkswagen. Un urbano que se nutre y actualiza en su propuesta interior, mientras adopta una nueva configuración en su motor para ponerse al día con la mayoría de las opciones del segmento. Su precio, en marzo de 2024, es de $85’000.000.
De adentro hacia afuera… Volkswagen. La propuesta se repite. Es Nivus. Es T-Cross. Así, a primera vista, los germanos son continuistas. Desde la base, desde su producto de entrada, hay una identidad de marca, reflejada en su organización interior, ese juego de líneas rectas en molduras y asientos. Materializada, también, en un sistema multimedia al día (pantalla de 10”) y un panel de instrumentos digital (de 10”).
Y hay que hacer énfasis en el interior de la cabina, porque la calidad del ensamble es superlativa para el segmento, por supuesto. Hay una mayoría de plásticos duros, rígidos, hostiles al tacto y, claro, ligeros, que reducen el peso del carro, la carga y por consiguiente son amables con los consumos de combustible. Cada detalle es clave para un fabricante al idear sus modelos de mayor volumen.
También hay armonía. A su identidad de productos de segmentos superiores —de mayor precio, por supuesto— poco le sobra o le falta. Lleva un punto de carga inalámbrico, dos puntos de carga USB tipo C y asientos en un cuero sintético del cual el tiempo será juez y verdugo, pero que entrega una calidad percibida más que aceptable.
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La ficha señala hasta cinco ocupantes. Lo cierto es que las dos plazas delanteras proponen un agarre adecuado y el espacio que ellos deseen ajustar de forma manual. Atrás las dimensiones se reducen, es corto en piernas y justo en cabeza. La plaza trasera central es difícilmente habitable, por lo menos de forma cómoda.
En movimiento, la insonorización es adecuada, de nuevo, para el segmento. Sí, varios sonidos de la calle llegan al habitáculo. Aún así, son menos de los que se podría esperar. Sí, el sonido del motor también puede invadir la cabina, y lo mismo harán sus vibraciones. Sin embargo, no sorprende, es un bloque tricilíndrico y turbo, así que el ruido y el movimiento hacen parte de su naturaleza.
Nuevo corazón, ¿nueva vida?
Con la nueva variante Highline, el motor del Polo se reduce y adopta un turbocompresor. Funciona con un propulsor turbo de un litro y tres cilindros, el cual entrega 100 caballos de potencia —ocho menos que la variante con motor de 1.6 litros (108 hp y 155 Nm)— y 170 Nm de torque a 1.750 rpm. Se acopla a una caja automática de seis marchas.
Ofrece un modo deportivo que es adecuado en carretera. Sobre todo, en esas vías montañosas que priman en la geografía colombiana. Aunque en ese contexto, en adelantos, la suspensión puede moverse -saltar- más de lo deseado y el sonido del viento, su resistencia, se hace evidente. En su mayoría, no hay sensaciones que generen inseguridad fuera de la ciudad, aunque no hay que pasar por alto que su hábitat es lo urbano.
En ciudad, conduciendo con la palanca en modo normal, el lag es evidente. En vías empinadas, el modo deportivo es útil y reduce el tiempo de reacción del pedal derecho. La suspensión es amigable frente a la mayoría de reductores e imperfecciones.
Su simpleza es un atributo a resaltar. Son 4.074 mm de largo, 1.751 de ancho y 1.471 de alto, los números correctos para que un producto se desenvuelva sin mayor complejidad en la ciudad. Se estaciona fácil —posee cámara con líneas guías—, se maniobra sin mayor dificultad y puede ser dinámico en los espacios reducidos.
Los consumos, siempre variables y tan dependientes de quien se encuentre al volante, indicaron entre 72 y 76 km/gal en carretera, con una carga de 140 kg y a entre 2.000 y 2.500 m. s. n. m. Bajo las mismas condiciones, pero en ciudad, el número se redujo a 38 km/gal.
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Equipo y seguridad
Desde afuera, Polo. Esta actualización, particularmente profunda frente a los face-lifts tradicionales, conserva la silueta del vehículo que hoy es sucesor del Gol. Resalta su cuerpo lumínico, con tecnología LED, sus rines bitono, en plata y negro (de 16” con llantas 185/65), y el nombre de la línea en la parte trasera, bajo el logo, en el centro de esa quinta puerta.
El paquete de seguridad incluye cuatro bolsas de aire, sistema de monitoreo de presión de los neumáticos, asistente de arranque en pendiente, ABS, ESC y ASR, entre otros.
Excluyendo a la variante GTS, por su énfasis deportivo, Polo Highline es el tope de entrada de Volkswagen. Un urbano que se nutre y actualiza en su propuesta interior, mientras adopta una nueva configuración en su motor para ponerse al día con la mayoría de las opciones del segmento. Su precio, en marzo de 2024, es de $85’000.000.