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De Brasil llegó a Colombia la urgida actualización de T-Cross, el SUV más exitoso (1.038 unidades entre enero y julio de 2021, Andemos) y con menores dimensiones de Volkswagen en el mercado local. Con aires y plataforma del suramericano Nivus, el compacto oxigena sus atributos con una propulsión turboalimentada de un litro.
T-Cross, vale la pena mencionarlo, fue el producto con el que VW ingresó al mercado más exitoso —o con mejores cifras— de la región: el de los SUV compactos. Sus 4,2 metros de largo, 1,7 de ancho y 1,5 de alto ubican a este carro en dicho segmento y, dando un largo salto hacia la experiencia al volante, lo posicionan como uno de los más dinámicos de su tipo.
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Ahora bien, el modelo que Volkswagen renueva en Colombia y otros países del continente mantiene la estética del modelo anterior: el 1.6 MSI. Las grandes y notorias novedades se encuentran debajo del capó y adentro del habitáculo, justo en frente de sus ocupantes.
Su hábitat, la ciudad
Al volante, donde en muchos casos la intención se convierte en compra, es evidente el cambio frente a su antecesor. T-Cross, bien puede decirse, por lo menos en sus modelos turbo (la opción de entrada Trendline MT conserva el motor 1.6), es un vehículo con una aceptable respuesta al pedal derecho, algo casi fundamental para transitar por las siempre concurridas calles y autopistas de ciudades como Bogotá y Medellín.
La versión que inspiró este artículo fue la Confortline (intermedia y con un precio de $92’990.000) y a diferencia del T-Cross que se vendió en 2019, este se siente menos sosegado y gana un inédito, para la referencia, push o empuje al acelerar de cero y llegar a las 2.000 rpm. Este, hay que decirlo, es el resultado de la incorporación del propulsor TSI (Turbocharged Stratified Injection; es decir inyección estratificada turbocargada) con el que el grupo Volkswagen dotó a su SUV Nivus.
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Claro está, estas sensaciones priman en la ciudad, su hábitat y zona de confort. Una distancia entre ejes de 2,6 metros facilitan su maniobrar en espacios reducidos y, junto a la cámara de reversa, lo hacen fácil de estacionar.
En movimiento la suspensión es bondadosa, suave y sutil al superar reductores o atravesar imperfecciones. A bajas velocidades, en medio del ruido de los grandes centros urbanos, T-Cross brinda una insonorización adecuada.
En carretera, el trabajo entre 114 caballos de poder, 200 Nm de torque y una transmisión automática de seis velocidades —con modo manual— ofrecen una experiencia acorde al tamaño del propulsor de tres cilindros —aceptable— y al llegar a los 80 kilómetros es común que la estructura genere ruidos y vibraciones.
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En esta ocasión los consumos, siempre ligados a hábitos, altitudes y geografías, señalaron entre 40 y 42 kilómetros por galón en ciudad y hasta 60 en carretera (sobre los 2.000 y 2.400 msnm).
Un interior con dos percepciones
De día y con el protector del techo panorámico replegado, el interior es uno de los más luminosos del mercado. El amplio techo panorámico cumple su función. La otra cara llega en la noche, cuando sus usuarios se verán limitados a una pequeña luz en la parte superior —entre piloto y copiloto— que abarca las plazas delanteras y pasa por alto a las traseras —imaginen perder unas llaves a medianoche en un parqueadero cubierto—.
Imposible pasar por alto la actualización del sistema de infoentretenimiento —el mismo que encontramos en Nivus—, multifuncional (proyecta el sistema multimedia, la cámara de parqueo, el estado del vehículo, etc.), VWPlay con App Connect inalámbrico (Apple Car Play), de diez pulgadas y una resolución que, exceptuando la proyección en reversa, se asoma al segmento prémium.
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Alrededor de los ocupantes priman plásticos rígidos, algunos con mayor “acústica” al tacto y otros plateados que parecen menos sensibles que aquel piano black que equipa su primo —mencionado recurrente de este artículo— Nivus.
Aunque son tapizadas en tela, las sillas ofrecen un buen agarre y en la segunda línea, aunque el fabricante acierta incluyendo apoyacabezas, dos pasajeros se sentirán cómodos. Hay agujas en el, casi extinto, tacómetro y el tablero digital que le suple llega en la versión Highline —la más equipada— junto a los asientos forrados en cuero.
Otros datos que no hay que pasar por alto son el control de tracción, control electrónico de estabilidad, distribución electrónica de frenado y los seis airbags que incluye desde la versión base. Esto, sumado a las cinco estrellas de seguridad con las que LatinNcap calificó al modelo.
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T-Cross es el SUV más exitoso del grupo Volkswagen en Colombia. La actualización no es más que una muestra del valor de la línea para la marca y como en casa matriz se preparan para encasillarlo como una opción latente y ahora turboalimentada, en el segmento que reúne a los carros por los que más colombianos han preguntado —y comprado— en 2021.
