Volvo XC40 B4: ¿el híbrido de entrada a la marca cumple como carro prémium?
La estética, seguridad y experiencias de manejo que Volvo promete en sus productos, reunidas en una SUV compacta.
Nicolás Fernández
Volvo de inicio a fin… o, bueno, desde el capó hasta el baúl. XC40 B4 es el nuevo híbrido de entrada de los suecos para el mercado colombiano. Un producto que no escatima en equipo, con esa sobriedad estética que el fabricante moldea en cada unidad que despachan sus factorías. Compacto, sí. De entrada, también; prémium, por supuesto.
Es la silueta clásica de la marca. Aquella que se maximiza en -el siempre familiar- XC90, no sin antes detenerse en el mediano XC60. Ahora bien, de su versión anterior queda mucho, aunque no hay que observarla con mayor detalle para encontrar un rediseño en su parrilla, negra, brillante y con líneas verticales.
A la descripción visual se suman un par de molduras plásticas negras, que reposan bajo el conjunto lumínico con tecnología LED y de activación automática en forma de T o de martillo de Thor. Claro, un agregado con el que la firma, distribuida localmente por Astara, hace homenaje a su origen.
La promesa, en un compacto
Al volante, XC40 B4 es un crisol de la propuesta de la marca. Ofrece una reacción adecuada al pedal derecho… y al izquierdo. Básicamente —y a grandísimos rasgos—, acelera y frena con precisión, no peca de sosegado ni sufre de algún efecto tipo lag, ni es largo o esponjoso en sus frenos.
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En movimiento, parece que aprovecha cada fuerza, cada unidad entregada por el tren motor, donde un turboalimentado motor de dos litros es asistido por una batería de 48 voltios. Cuando ambos sistemas trabajan en conjunto, XC40 B4 entrega hasta 211 caballos de potencia, en el rango de las 4.800 y 5.400 rpm, y hasta 300 Nm, entre las 1.500 y 4.200 rpm. Tiene en 0 a 100 km/h en 8,4 segundos.
Hay armonía. El trabajo mecánico se complementa con una transmisión automática de ocho marchas que opera de forma casi imperceptible aun al llevar el acelerador a fondo, durante, por ejemplo, un adelanto en carretera. No hay vibraciones ni ruidos. Su insonorización demuestra una prolijidad que debe ser bandera en su segmento.
En general, todo fluye dentro de este rubro en donde la subjetividad guía cada párrafo. Sin embargo, la suspensión (McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora, adelante; y del mismo tipo, pero independiente, atrás) por momentos parece configurada para transitar sobre suelos con pocos reductores o imperfecciones viales (calza llantas de especificación 245/50 r19), con una rigidez que se agradece en carretera y se puede padecer en ciudad… o, bueno, en Bogotá.
Afuera, adentro
Esa misma sobriedad que guía las líneas de la carrocería se repite en el interior de la SUV compacta. El habitáculo está rodeado por plásticos blandos, amigables con el tacto, que brindan una percepción de longevidad. Hay asientos en cuero, con ajuste eléctrico para el conductor y manual para el copiloto.
La distribución es igualmente prolija y su operabilidad, intuitiva. El sistema multimedia funciona con una pantalla táctil, de orientación vertical y 9”. Permite conectividad con el sistema Apple CarPlay y recibe mandos por voz. Está al día en conectividad, así que, claro, incluye un punto de carga inalámbrica.
Puede interesarle: Por estos problemas de salud podrían rechazarle su licencia de conducir.
La habitabilidad es… adecuada. No sobra decirlo, el híbrido de entrada tiene 4.440 mm de largo, 2.034 de ancho y 1.652 de alto. Cuatro pasajeros se ubicarán de forma cómoda. Un quinto, como la tarjeta de propiedad promete, en el medio, probablemente sienta incomodidad en las rodillas. Para la segunda fila, Volvo dispuso de dos puntos de carga USB.
Aun de noche y en estacionamientos con poca luz, parece no extrañar el techo panorámico. Hay una distribución de luz interior suficiente para no verse obligado a usar alguna luz o linterna.
Pilar de Volvo
En la industria, Volvo es sinónimo de seguridad. El fabricante que entregó de forma gratuita la patente del cinturón de seguridad a la industria no escatimó en esta unidad de entrada, dotándolo de siete bolsas de aire, sistema de protección contra latigazo cervical, ABS, EBA y control electrónico de estabilidad, entre otros.
Como apoyo al conductor hay asistencia de mantenimiento de carril, la tecnología City Safety, que previene y mitiga colisiones, así como la alerta de colisión frontal con frenado automático. Extraña el monitoreo de punto ciego y el control de crucero adaptativo.
Lea también: Ram 700: ¿alternativa a una SUV en carrocería pick-up?
Hoy, XC40 es la línea con mayores registros de Volvo en Colombia. En el primer semestre del año se matricularon 106 unidades y quienes lo prefieren adquieren un urbano prémium con más detalles por qué sorprender que equipamiento por extrañar. Un híbrido ligero, cuyo precio es de $232’000.000.
Volvo de inicio a fin… o, bueno, desde el capó hasta el baúl. XC40 B4 es el nuevo híbrido de entrada de los suecos para el mercado colombiano. Un producto que no escatima en equipo, con esa sobriedad estética que el fabricante moldea en cada unidad que despachan sus factorías. Compacto, sí. De entrada, también; prémium, por supuesto.
Es la silueta clásica de la marca. Aquella que se maximiza en -el siempre familiar- XC90, no sin antes detenerse en el mediano XC60. Ahora bien, de su versión anterior queda mucho, aunque no hay que observarla con mayor detalle para encontrar un rediseño en su parrilla, negra, brillante y con líneas verticales.
A la descripción visual se suman un par de molduras plásticas negras, que reposan bajo el conjunto lumínico con tecnología LED y de activación automática en forma de T o de martillo de Thor. Claro, un agregado con el que la firma, distribuida localmente por Astara, hace homenaje a su origen.
La promesa, en un compacto
Al volante, XC40 B4 es un crisol de la propuesta de la marca. Ofrece una reacción adecuada al pedal derecho… y al izquierdo. Básicamente —y a grandísimos rasgos—, acelera y frena con precisión, no peca de sosegado ni sufre de algún efecto tipo lag, ni es largo o esponjoso en sus frenos.
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En movimiento, parece que aprovecha cada fuerza, cada unidad entregada por el tren motor, donde un turboalimentado motor de dos litros es asistido por una batería de 48 voltios. Cuando ambos sistemas trabajan en conjunto, XC40 B4 entrega hasta 211 caballos de potencia, en el rango de las 4.800 y 5.400 rpm, y hasta 300 Nm, entre las 1.500 y 4.200 rpm. Tiene en 0 a 100 km/h en 8,4 segundos.
Hay armonía. El trabajo mecánico se complementa con una transmisión automática de ocho marchas que opera de forma casi imperceptible aun al llevar el acelerador a fondo, durante, por ejemplo, un adelanto en carretera. No hay vibraciones ni ruidos. Su insonorización demuestra una prolijidad que debe ser bandera en su segmento.
En general, todo fluye dentro de este rubro en donde la subjetividad guía cada párrafo. Sin embargo, la suspensión (McPherson, con resortes helicoidales, amortiguadores hidráulicos y barra estabilizadora, adelante; y del mismo tipo, pero independiente, atrás) por momentos parece configurada para transitar sobre suelos con pocos reductores o imperfecciones viales (calza llantas de especificación 245/50 r19), con una rigidez que se agradece en carretera y se puede padecer en ciudad… o, bueno, en Bogotá.
Afuera, adentro
Esa misma sobriedad que guía las líneas de la carrocería se repite en el interior de la SUV compacta. El habitáculo está rodeado por plásticos blandos, amigables con el tacto, que brindan una percepción de longevidad. Hay asientos en cuero, con ajuste eléctrico para el conductor y manual para el copiloto.
La distribución es igualmente prolija y su operabilidad, intuitiva. El sistema multimedia funciona con una pantalla táctil, de orientación vertical y 9”. Permite conectividad con el sistema Apple CarPlay y recibe mandos por voz. Está al día en conectividad, así que, claro, incluye un punto de carga inalámbrica.
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La habitabilidad es… adecuada. No sobra decirlo, el híbrido de entrada tiene 4.440 mm de largo, 2.034 de ancho y 1.652 de alto. Cuatro pasajeros se ubicarán de forma cómoda. Un quinto, como la tarjeta de propiedad promete, en el medio, probablemente sienta incomodidad en las rodillas. Para la segunda fila, Volvo dispuso de dos puntos de carga USB.
Aun de noche y en estacionamientos con poca luz, parece no extrañar el techo panorámico. Hay una distribución de luz interior suficiente para no verse obligado a usar alguna luz o linterna.
Pilar de Volvo
En la industria, Volvo es sinónimo de seguridad. El fabricante que entregó de forma gratuita la patente del cinturón de seguridad a la industria no escatimó en esta unidad de entrada, dotándolo de siete bolsas de aire, sistema de protección contra latigazo cervical, ABS, EBA y control electrónico de estabilidad, entre otros.
Como apoyo al conductor hay asistencia de mantenimiento de carril, la tecnología City Safety, que previene y mitiga colisiones, así como la alerta de colisión frontal con frenado automático. Extraña el monitoreo de punto ciego y el control de crucero adaptativo.
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Hoy, XC40 es la línea con mayores registros de Volvo en Colombia. En el primer semestre del año se matricularon 106 unidades y quienes lo prefieren adquieren un urbano prémium con más detalles por qué sorprender que equipamiento por extrañar. Un híbrido ligero, cuyo precio es de $232’000.000.