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En Bogotá y Cundinamarca llueve y no parece escampar. Si bien para quienes viven en zonas privilegiadas esto pareciese irrelevante, la realidad es que no lo es. En algunos sectores, como en el sur de la capital, ya se han evidenciado afectaciones por la fuerte ola invernal que afecta no solo al departamento, sino al centro del país.
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Bien lo había anticipado desde inicios de marzo el Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales (Ideam), entidad que afirmó que era previsible un aumento significativo de entre el 40 y 60% en las precipitaciones.
En junio de este año, por ejemplo, en el sector Tocaimita, en la localidad de Usme, 66 personas -30 adultos y 36 niños- perdieron lo poco que tenían tras un deslizamiento ocasionado por lluvias torrenciales que destruyeron 17 casas, casi todas hechas con latas, madera y cartón.
Y recordemos, adicionalmente, que el pasado 18 de octubre se reportó la desaparición de dos mujeres que se encontraban departiendo con otros dos acompañantes a la orilla del río Calandaima, en Viotá (Cundinamarca). Kelly Daniela Barbosa y Sara Lucía Chavarro, de 21 y 18 años respectivamente, ya fueron encontradas sin vida tras extensas jornadas de búsqueda.
Sin embargo, sus vidas no han sido las únicas arrebatadas por las inclemencias del clima. En abril un hecho similar ocurrió en la vereda Liberia Baja, en el mismo municipio, en donde tres personas fallecieron tras ser arrastradas por la creciente.
Esta sería la peor ola invernal que enfrenta el departamento o al menos la que más víctimas fatales ha dejado desde registros anteriores al 2015. De acuerdo con la Delegación Departamental de Bomberos de Cundinamarca y su informe preliminar de la temporada de lluvias en 2022, se han presentado en total 447 eventos en 102 municipios, de los 116 que hay en total.
En el reporte se detalla que en municipios como Bituima, Caparrapí, Anapoima, La Calera, Quebradanegra, Chipay, Arbeláez y Viotá han aumentado los registros de deslizamientos, personas desaparecidas por crecientes súbitas e incluso pérdidas humanas que a la fecha ya va en 22 personas.
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Esto nos permitiría entender por qué incluso se ha declarado en estado de emergencia algunos municipios debido a la magnitud de las lluvias y las emergencias ocasionadas por la caída desproporcionada de agua.
El Ideam, por ejemplo, informó que este año el fenómeno de La Niña ha sido entre 40 y 70 % más intenso. “La particularidad de esta temporada tiene relación con el cambio climático. En el largo plazo puede haber cambios en el comportamiento de las precipitaciones, con temperaturas mayores, para las que debemos estar preparados”, explica Guillermo Escobar, director del Instituto de Gestión del Riesgo y Cambio Climático (Idiger).
Cabe señalar también que de acuerdo con el registro de atenciones del Cuerpo Oficial de Bomberos de Bogotá, se han presentado 266 emergencias debido a las fuertes lluvias. De ellas el 74,5 % tuvieron que ver con caídas de árboles, el 17,2 % con inundaciones en vías públicas y propiedades privadas, el 6,3 % con fallas estructurales y el 1,5 % por deslizamientos.
Aun así, desde el Ideam se prevé que para finales de octubre se tendrá que seguir sacando paraguas, dado que se pronostican lluvias moderadas y fuertes que incluso podrán venir acompañadas con descargas eléctricas como ha pasado en los últimos días en la capital.
Futuro que desde ya preocupa a las entidades y los funcionarios, quienes en asociación con el Cuerpo de Bomberos de Cundinamarca, la Cruz Roja y la Defensa Civil estructuran ajustes pertinentes y posibles alertas en regiones donde haya una probabilidad alta de afectaciones.
La información que se tiene hasta ahora es que esperan realizar un recorrido en helicóptero para identificar el estado actual de las cuencas de los ríos Sumapaz y Bogotá para de esa manera evidenciar el incremento en los torrentes fluviales.
Por este motivo la lupa estará en las localidades ubicadas en el norte y oriente de la capital como lo son Suba, Usaquén, Chapinero, Santa Fe, San Cristóbal, Antonio Nariño, La Candelaria y Teusaquillo.
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