Cierre la llave y ruegue que llueva: detalles del racionamiento de agua en Bogotá
Los niveles de la represa de Chingaza, la principal fuente de agua que abastece en un 70 % a Bogotá, está descendiendo a niveles críticos.
María Angélica García Puerto
Alexánder Marín Correa
Nunca Bogotá había esperado con tanta ansia una temporada de lluvia. Y si son aguaceros, de horas y horas, mucho mejor, pero ojalá más allá de los cerros orientales, donde están los embalses que surten del líquido a la capital y 12 municipios aledaños, porque su estado es crítico. Hoy están al 16 % de su capacidad y, como están las cosas, el clima y los niveles de consumo, la reserva apenas alcanzaría para cubrir la demanda de 54 días.
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Nunca Bogotá había esperado con tanta ansia una temporada de lluvia. Y si son aguaceros, de horas y horas, mucho mejor, pero ojalá más allá de los cerros orientales, donde están los embalses que surten del líquido a la capital y 12 municipios aledaños, porque su estado es crítico. Hoy están al 16 % de su capacidad y, como están las cosas, el clima y los niveles de consumo, la reserva apenas alcanzaría para cubrir la demanda de 54 días.
Ante este caótico panorama, donde la sed se erige como una amenaza latente, es que surge el clamor de lluvias. Mientras tanto, no queda de otra que ahorrar agua. Y es precisamente a lo que apunta el Distrito con una decisión radical, pero necesaria: programar racionamientos sectorizados y periódicos para hacer rendir lo más que se pueda el agua que aún hay en los embalses. La medida implica un esfuerzo adicional de los bogotanos: cambiar sus hábitos de consumo del líquido y no malgastarlo, porque hoy cada gota cuenta.
El llamado al ahorro no es nuevo. Desde enero la administración viene martillando en el tema. Y caló, pero no lo suficiente. Según el alcalde Carlos Fernando Galán, si bien se logró bajar el consumo diario de 18 m3 por segundo a 17 m3 por segundo, no fue suficiente. La meta es llegar a 15, para tener un mayor margen de maniobra. “Los niveles son los más bajos en los últimos 40 años. Es una situación que tenemos que enfrentar entre todos para superar esta crisis. La proyección del nivel de los embalses que teníamos para 2024 está más baja de lo previsto y se prevé que para 2025 sea aún peor. Por esa razón tenemos que tomar esta medida”, explicó Galán.
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Hoy la situación no es fácil. Según Natasha Avendaño, gerente de la Empresa de Acueducto de Bogotá, incluso a pesar de las lluvias que se han registrado en los últimos días, falta que llueva más, específicamente en las zonas de los cerros (donde están los embalses), así como en la Orinoquia y en la Amazonia, de donde llega el agua que surte los espejos de agua. “El nivel es crítico y la recuperación será lenta”, agrega la gerente. La esperanza para mitigar la situación está puesta en la llegada del fenómeno de La Niña, que según el Ideam aumentó su probabilidad en 64 % para el trimestre de julio-septiembre.
¿Cómo será el racionamiento?
Mientras tanto, no queda más opción que racionar. Aunque no se tienen detalles precisos de cómo será la restricción (los darán a conocer el próximo lunes), sí se tiene una idea de cómo será el esquema. La idea es dividir a Bogotá y los 12 municipios de la sabana en zonas, para luego suspender cada día el servicio en una de ellas, lo que se mantendrá de manera cíclica hasta que se supere la crisis. “El resto que no tengan racionamiento, el mensaje es ahorrar”, dijo Avendaño. ¿Cuánto durará la medida? Ante esta pregunta aún no hay respuesta. La gerente de EAAB acotó que “para cambiar la medida deben pasar al menos 15 días donde llegue más agua de la que se gasta en la región”, puntualizó.
“Hoy hay agua para 54 días”
Este jueves, el llamado de la Alcaldía coincidió con el de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR), ante los efectos del fenómeno de El Niño y el descenso en los niveles de embalses, que aproximan el riesgo a un desabastecimiento del recurso hídrico. “Todos tenemos que contribuir desde nuestros hogares, empresas y actividades productivas”, aseguró Alfred Ballesteros, director de la CAR.
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Y es que según mediciones en las últimas horas de la entidad, los tres embalses del Agregado Norte (Neusa, Sisga y Tominé) presentan un total de almacenamiento del 55,4 %, mientras que los del Agregado Sur (Chisacá y La Regadera) tienen 42,8 % de su capacidad. Sin embargo, el sistema Chingaza (que surte el agua al 70 % de Bogotá), conformado por los embalses de Chuza y San Rafael, reporta un acumulado del 16,19 %.
“Necesitamos que al cierre de 2024 tengamos un mínimo de millones de m3 de agua. Hoy hay agua para 54 días. Por ejemplo, Chuza cuenta con una capacidad para 220 millones de metros, pero tiene 35 millones. San Rafael, que tiene capacidad de 70 millones, está en 12 millones de metros”, alertó la gerente del Acueducto. De esta manera, dijo, a pesar de un eventual fenómeno de La Niña, no servirá si “no hay ahorro. Es necesario que los hogares cambien, para que el agua nos alcance”.