Agua, movilidad y seguridad, las prioridades para Bogotá en 2025
Arranca el segundo año de la administración de Carlos Fernando Galán y, según los analistas, se viene un año cargado de desafíos.
Alexánder Marín Correa
Incendios forestales, crisis del agua, caos en las vías, aumento de homicidios y extorsiones fueron parte de los hechos que marcaron Bogotá en 2024. Lo complejo es que el panorama parece que no cambiará para 2025. Al menos, en eso coinciden los expertos, tras analizar el primer año de mandato de Carlos Fernando Galán y de proyectar lo que debe ser prioridad para el segundo año, en el que el alcalde podrá demostrar realmente el alcance de su Plan de Desarrollo.
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Incendios forestales, crisis del agua, caos en las vías, aumento de homicidios y extorsiones fueron parte de los hechos que marcaron Bogotá en 2024. Lo complejo es que el panorama parece que no cambiará para 2025. Al menos, en eso coinciden los expertos, tras analizar el primer año de mandato de Carlos Fernando Galán y de proyectar lo que debe ser prioridad para el segundo año, en el que el alcalde podrá demostrar realmente el alcance de su Plan de Desarrollo.
Evaluar a profundidad el primer año es algo difícil, si se tiene en cuenta que 2024 fue más de planeación, como lo destaca Ómar Oróstegui, director del GovLab de la U de La Sabana. Por eso, dice, al revisar por sectores, pocos destacan y muchos brillan por su ausencia. En Salud, por ejemplo, no se ha visto la reingeniería de las subredes y en Seguridad siguen preocupando los delitos contra la vida. Si bien, el Distrito ha dicho que el 40% de los homicidios son por sicariato, el otro 60 % no, y ahí se debe trabajar.
La mayor crítica de Oróstegui apunta al sector movilidad, pues asegura, fueron más anuncios que resultados. Gerencia en vía y siniestros viales son algunas deudas. Lo que sí destaco fue el esfuerzo en el Metro y en Transmilenio: “Bajaron los colados; se trabaja por la eficiencia de las rutas, y el anuncio de venta de tiquetes por paquetes es destacable”.
Y agrega: “Galán nos debe decisiones clave: ajustar el Pico y Placa, que seguro dilatará, porque se reciben miles de millones por pico y placa solidario, o el decreto sobre el consumo en espacios públicos. Y, toca decir que es una administración tendrá plata, porque todo lo que pidió al Concejo se lo aprobaron. Incluso, para 2025 los gastos de funcionamiento aumentan 11%”.
Grandes retos para Bogotá
Sobre los retos para 2025, Oróstegui destaca agua, movilidad, aseo y seguridad, así como encontrar un esquema financiero para solventar el déficit del transporte, todo en un año en el que las campañas políticas calentarán motores para 2026. “Bogotá estará en la agenda y los candidatos buscarán debilidades en la gestión de Galán para capitalizarlas a su favor”
Casi en la misma línea está la organización Bogotá Cómo Vamos y su director Felipe Mariño, al resaltar que Bogotá tendrá en 2025 desafíos igual de grandes a su tamaño. “Líos estructurales como el acceso al agua y la movilidad seguirán marcando la agenda, exigiendo decisiones profundas y sostenibles, que garanticen un futuro mejor para sus habitantes”.
Por ejemplo, el tema del agua lo califican como prioridad inaplazable, pues dista mucho de ser resuelto. “Será clave avanzar en un cambio cultural hacia un consumo más responsable. También, que las políticas públicas prioricen el incremento de los niveles de los embalses. En un año, deberíamos hablar de avances concretos”.
Al igual que para Oróstegui, la movilidad será clave, al ser punto neurálgico, con obras que avanzan a ritmos dispares. Mientras el Metro llega el 50% de avance, la troncal de la 68 enfrenta retrasos significativos, que posponen su entrega hasta 2027 o 2028. Proyectos como el Regiotram, el tramo norte de la Carrera 7ª, la Calle 13 y los Accesos Norte están en un limbo administrativo. Su destrabe debe ser prioridad.
“El 2025 traerá un desafío irónico: gestionar la movilidad y los servicios en una ciudad bajo el peso de las obras, mientras se destraban nuevos proyectos encaminados a soluciones de largo plazo. La pregunta no es solo cómo resolver los problemas inmediatos, sino cómo sentar las bases para una ciudad más resiliente, equitativa y eficiente en las próximas décadas”.
¿Qué hacer para mejorar el camino?
Para María Carolina Castillo, presidente Ejecutiva de Probogotá Región, la agenda parece clara, pero requiere de acciones. Por ejemplo, ante la crisis hídrica dice que es clave ampliar capacidades. “Las proyecciones de almacenamiento se deben ajustar en 2025 y radicar ante la ANLA la solicitud de licencia para Chingaza II e iniciar el proceso con Parques Naturales para incluir la ampliación del sistema Chingaza en la zonificación del Plan de Manejo del Parque y proponer compensaciones del área Ramsar”.
Otra preocupación es la energía. La alta demanda obliga a ampliar la capacidad de transporte y distribución de electricidad en la región. “En el año 2025 el Distrito debe acompañar el licenciamiento ambiental ante la ANLA y la CAR de las subestaciones eléctricas (La Ceiba, Porvenir, Montevideo, Proyecto occidente, Nueva Intexzona, Guaymaral y Bochica), que esperan aprobación, así como de las más de 100 torres de trasmisión eléctrica”.
En cuanto a obras, señala que en Bogotá es indispensable disminuir los excesivos tiempos de trámites ante la Secretaría de Ambiente, unificar criterios en la EAAB, priorizar las obras estratégicas y agilizar las autorizaciones de los planes de manejo de tránsito. Esto lo complementa señalando que el sistema de transporte requiere que se prioricen obras que garantizaran a los usuarios la conexión física y operativa. “Conectar la troncal de la Avenida 68 con la séptima; contratar los tramos pendientes de la Calle 13; destrabar la obra de Transmilenio fases II y III de Soacha; liderar el licenciamiento del tramo faltante de la Avenida Boyacá, y de la ampliación de la Autopista Norte. Estas deben ser las prioridades del 2025″, agregó Castillo.
Destaca la necesidad de que en la contratación de la línea 2 del metro se garantice la transparencia y contemplar el construir un circuito con la línea 3 del metro; También, resalta la necesidad de sacar adelante la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales (PTAR) Canoas, proponiendo mecanismos alternativos que destraben el contrato; fomentar interacciones públicos privadas, para contrarrestar el crecimiento del desempleo juvenil y de mujeres, y continuar con el programa de la secretaria de integración social, Mejores transferencias, más bienestar.
Y, finalmente, seguir explorando fuentes alternativas de ingreso, para garantizar la financiación de los programas del Plan de Desarrollo y no depender únicamente del ICA y el Predial, cuya estabilidad depende de múltiples factores. Por ejemplo, habla del cobro del alumbrado público, para que lo asuman los ciudadanos; avanzar en la emisión de bonos verdes, o potenciar el uso de los TIFs (Titularización de Impuestos Futuros), mecanismo para financiar proyectos de infraestructura, facilitando el cierre financiero sin presionar el presupuesto distrital.
Los retos están claros. Ahora resta que el plan del alcalde Carlos Fernando Galán esté sintonizado con estas prioridades, con el fin de mejorar el panorama de la ciudad, que atravesó un año complicado.
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