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En pleno centro histórico de la capital, donde por estos días hay miles de turistas que vienen al Mundial de Fútbol Sub-20 y otros miles de estudiantes de las universidades del sector, aparecen carteles en las paredes anunciando sueldos de hasta $2 millones para jóvenes acompañantes de extranjeros.
En los carteles hay teléfonos a los cuales El Espectador llamó. Contestó una joven llamada Andrea, quien aseguró que están conformando un “grupo de chicas lindas” para trabajar con turistas de otras latitudes, confirmó que los sueldos anunciados en los carteles son los que reciben las trabajadoras y pidió un número telefónico para devolver la llamada.
Los carteles se encuentran en la calle 12 con carrera 3ª, en la localidad de La Candelaria. Si bien este sector es reconocido por su turismo social, patrimonial e histórico, los avisos indican que también podría haber viajeros interesados en el turismo sexual infantil y redes que mantienen este negocio que, según la Unicef, exlplota a seis mil menores en la capital y a 30 mil en el país.
La alcaldesa de la localidad, Xinia Rocío Navarro, anunció que miembros de la casa de oportunidades para mujeres del Instituto Distrital para la Participación y Acción Comunal (IDPAC), han manifestado su preocupación ante estas dinámicas en los consejos de seguridad local y desde hace cerca de tres meses la Sijín y el Cuerpo Técnico de Investigación de la Fiscalía indagan sobre estas redes, para confirmar si se trata de explotación sexual infantil.
“Aunque las mujeres dijeron que han visto entrar con mucha frecuencia jóvenes a sitios de turistas, hasta el momento no conocíamos los carteles. La publicidad indica que no se trata de cualquier negocio, sino que hay una estructura criminal detrás de esto. Voy a pedir resultados más ágiles por parte de los organismos de investigación”, afirmó Navarro.
Vernacio Martínez, el vigilante que desde hace 10 años trabaja en el Instituto de Estudios Constitucionales de la Universidad del Externado, ubicado en frente de los carteles, afirmó que estos aparecieron hace ocho días de la noche a la mañana y que traían calcomanías con teléfonos que han sido arrancadas por estudiantes y demás transeúntes.