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Los bogotanos llevan décadas reclamando un aumento en número y calidad de vías, lo que ha dado pie a varios proyectos, entre ellos, y quizás una de las iniciativas más importantes para descongestionar el borde a orillas del río Bogotá, es la Avenida Longitudinal de Occidente o ALO, como es conocida. Una megaobra que pasaría por las localidades de Bosa, Kennedy, Engativá, Fontibón y Suba, de la cual se viene hablando hace cinco décadas y apenas da señales de volverse una realidad, al menos con el primer tramo.
Toda la ALO fue concebida en 1961, pero solo en 1998 en el Concejo de Bogotá se asignaron partidas presupuestales y se aprobó el trazado del corredor. En total, el proyecto contempla 50 kilómetros que se dividen en ALO Sur, desde Chusacá (Soacha), pasando por la avenida Villavicencio y terminando en la calle 13 (24 km); ALO Centro, que llega a la calle 80 (6 km), y ALO Norte, que atravesaría la reserva Van der Hammen, para empatar con la autopista Norte. Por ahora los únicos que tienen luz verde son los dos primeros tramos; el tercero sigue en vilo.
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La ALO Sur, lo más avanzado
Tal vez el más adelantado es el primer tramo, en el sur de la ciudad. No obstante, esto es un decir, pues a pesar de tener contratos firmados, todo sigue en el papel. Sobre los datos se tiene lo siguiente: el costo del proyecto se estima en casi $1,2 billones, de los cuales $665 mil millones se invertirán en los primeros cinco años, en las etapas de construcción y, posteriormente, se destinará en los próximos 25 años una suma de $407 mil millones, por conceptos de operación y mantenimiento. Calculan que la obra generará cerca de 19.743 empleos, tanto en Bogotá como en el departamento de Cundinamarca.
En diciembre pasado se realizó la adjudicación de la obra a través de la figura de Alianza Público Privada (APP), en la cual salió ganador el consorcio Estructura Plural ALO Sur, integrado por las firmas Concay, Coherpa Ingenieros Constructores, Mario Alberto Huertas Cotes y Pavimentos Colombia, que cuentan con una participación del 25 % respectivamente. El 13 de enero de 2022 se suscribió el contrato y hace dos meses se firmó el acta de inicio de las obras.
Estas empresas tienen un año para la fase de preconstrucción y cuatro para la construcción, tal y como quedó establecido en el contrato. Asimismo, la concesión está obligada a tener lista la primera calzada finalizando el segundo año de la obra, es decir, en 2026.
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Aunque inicialmente hubo dudas sobre los recursos, la alcaldesa Claudia López anunció a mediados de junio que “la nación le devolvió a Bogotá cerca del 35 % del recaudo del peaje de Chusacá y con ese dinero, más lo invertido en la APP, se construirá la vía ALO sur. Además, como parte de la primera línea del metro, estamos haciendo una expansión de 7,4 km de la troncal Ciudad de Cali”.
Los estudios prometen que, con esta vía, los tiempos de desplazamiento disminuirán y vías como la autopista Sur, la avenida 68, la avenida Ciudad de Cali y la avenida Boyacá se descongestionen notablemente, beneficiando diariamente no solo a los vecinos de localidades como Bosa, Kennedy y Fontibón, y municipios como Soacha, Sibaté y Mosquera, sino al resto de habitantes y visitantes, que podrían notar el impacto en la movilidad de la ciudad.
¿Cuál es su estado actual?
Según la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), la ALO Sur está en la fase de preconstrucción, en la que se trabajarán los diseños definitivos, el plan de obras, el cierre financiero y la gestión predial y ambiental. Se espera que a mediados de 2023 avance a la construcción, que tomará cuatro años, de los cuales dos serán para la primera calzada.
“Una vez entre en operación, con la ALO Sur vamos a mejorar sustancialmente el ingreso y la salida de Bogotá por el suroccidente. Este será un corredor primordial para movilizar carga y pasajeros por esa columna vertebral de autopistas, que conectan el interior del país con el puerto de Buenaventura”, destacó Manuel Felipe Gutiérrez, presidente de la ANI.
Partes claves del proyecto
Si bien la doble calzada es la columna vertebral, la iniciativa proyecta importantes obras, como la construcción de 46 puentes y dos intersecciones a desnivel a lo largo del corredor. Entre las más importantes estarán la intersección en el sector del Muña, que conecta la ALO con la vía Bogotá-Girardot. Allí se ampliará la calle existente, para habilitar una avenida expresa de dos carriles por sentido.
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Se proyecta, además, otra obra clave en Canoas. Allí, luego de construir la calzada hacia el norte (4,5 km), se trabajará en la intersección en el municipio de Soacha, que consistirá en un paso elevado sobre la ALO, que la conectará con la vía a Mondoñedo. Al igual que una obra sobre el río Balsillas, donde harán un puente de 60 metros sobre el afluente y el canal Victoria, que contará con doble calzada y un separador de 22 metros de ancho.
También estará una alameda de 9,5 km de longitud y 16 metros de ancho, con el que se busca generar 153 mil metros cuadrados de espacio público. En este punto convergerán la construcción de una ciclorruta de cuatro metros de ancho, anden de 9 metros y plazoleta de comidas, convirtiéndola en la alameda más amplia de la ciudad. Y al llegar la ALO a la calle 13, se realizará una intersección elevada tipo “trompeta”, la cual permitirá todas las conexiones vehiculares. Esta obra podría ser complementada en el futuro con un nuevo corredor de acceso al sur de la capital.
Para los expertos, la ALO brindará importantes ahorros operacionales, en especial para vehículos de carga. Asimismo, aportará no solo a la reducción de emisiones contaminantes, gracias a que se podrá recorrer en 20 minutos el tramo desde el Muña hasta la calle 13, recorrido que hoy puede durar dos horas, sino en la descongestión del ingreso a la capital por el sur (en un puente festivo pueden ingresar hasta 890 mil vehículos).
No obstante, el corredor seguirá incompleto si se mantiene la decisión de eliminar el tramo norte. La esperanza de los que abogan por una obra, tal como se concibió originalmente, ven en la discusión judicial alrededor del POT de la alcaldesa Claudia López una oportunidad. Como se encuentra suspendido y está de nuevo en vigencia el POT de 2003, esto revive parcialmente la ALO Norte. Falta ver cuánto durará el pleito, ya que de extenderse más allá de la actual administración, podría tener una oportunidad con la próxima alcaldía.