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La crisis que vive hoy Bogotá por los reiterados casos de amotinamiento en las estaciones de Policía, Unidades de Reacción Inmediata (URI) y centros de detención, es un problema que se ha agudizado con el pasar de los meses. Son constantes los casos en que los internos se toman las vías de hecho para exigir mejores garantías procesales y un trato humanitario.
A pesar de no ser un problema nuevo, parece haber aumentado durante este año, pues en tan solo seis meses se han registrado al menos tres hechos de amotinamiento en centros de detención transitoria.
En febrero, los medios documentaron el primer caso en la Estación de Policía de la localidad Santa Fe, centro de la capital. Aquel miércoles, la revuelta dejó un saldo de dos internos recapturados, dos uniformados heridos e, incluso, fue necesaria la presencia del Escuadrón Móvil Antidisturbios (Esmad) para controlar la situación.
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Solamente dos meses después, se presentó uno de los amotinamientos más violentos de este año, pues internos de la URI de la localida Puente Aranda, en un intento por escapar, se armaron con palos, barrotes y sillas, rompieron los ventanales y prendieron fuego al edificio. Los motivos: el hacinamiento, la mala alimentación y la falta de atención en salud.
El último intento de revuelta se dio hace un par de días en la Estación de Policía de la localidad Antonio Nariño, cuando los detenidos intentaron tomarse el centro penitenciario en protesta por la modificación de las fechas de visitas que se encontraban programadas para este fin de semana.
Motín e intento de fuga en la URI de Puente Aranda.
— Diana Diago (@dianadiago) April 28, 2022
La señora Alcaldesa prometió 10 URI para la ciudad, no ha hecho ni una. Otra promesa incumplida.
Sigue el hacinamiento y nadie hace nada. pic.twitter.com/DPKigbc1z5
Madres, padres y amigos de las personas detenidas han denunciado en múltiples ocasiones las condiciones inhumanas que estas personas tienen que vivir al interior de estos espacios, pues según ellos se han presentado los casos de maltrato por parte de las autoridades. Además, aseguran que llegan a pasar más de un mes sin poder visitarlos e indicaron que no se están brindando las garantías a los internos, porque en la mayoría de casos no les queda más remedio que dormir entre el calor de los demás internos.
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Hacinamiento en Bogotá
Si algo tienen en común los casos de amotinamiento que se han presentado son las constantes quejas por los altos niveles de hacinamiento, dado que diariamente ingresan personas sindicadas que están a la espera de un avance en sus procesos judiciales. Sin embargo, la justicia tiene sus tiempos y, aunque la ley contempla un máximo de 36 horas para legalizar la captura de una persona, los detenidos llegan a estar varios meses o incluso años antes de ser traslados a cárceles o penitenciarias.
En términos de cifras, las estaciones de Policía de Bosa, Teusaquillo, Usaquén y Chapinero son las que registran un mayor número de sobre ocupación, pues todas presentan un porcentaje de hacinamiento mayor al 500 %.
En el caso de la de Bosa, esta registra un total de 227 detenidos, de los cuales 29 ya han sido condenados y 198 se encuentran en calidad de imputados. Además, si la estación cuenta con una capacidad máxima para 30 personas, eso traduce que existe un 656,67 % de sobreocupación.
El panorama en las Unidades de Reacción Inmediata (URI) no es alentador. Según la Defensoría del Pueblo, en algunas URI, como la de Puente Aranda, hay hacinamiento del 776 % y la de Engativá alcanza el 442 %. Así mismo, indicó que estos lugares, pese a tener una capacidad para aproximadamente 30 personas, albergan hasta 780 detenidos.
El defensor del Pueblo, Carlos Camargo, denunció las carencias al interior de estos centros y aseguró que “la vulneración de derechos es evidente en estos lugares, en los que los detenidos deberían estar máximo 36 horas, pero en ocasiones permanecen hasta dos años. No se dan las condiciones mínimas en las que pueda habitar una persona y se evidencian fallas en la prestación de los servicios de salud y de alimentación, principalmente”.
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¿Por qué se están presentando los casos de amotinamiento?
Las condiciones de sobrecupo que se presenta en los centros de detención en Bogotá, se muestra como el principal motivo expuesto por los internos para llevar a cabo estas revueltas. No obstante, es la falta de eficiencia en la ejecución de los procesos judiciales lo que hace que, mes tras mes, se acumulen los detenidos.
“En su afán de mostrar resultados, la Fiscalía presenta ante los jueces unos casos que logran un estándar para la imposición de medidas de aseguramiento, pero no así para una eventual condena en un juicio. Por lo tanto, tenemos una alta proporción de personas detenidas preventivamente, pero que, en todo caso, son y deben ser consideradas inocentes al no haber sido vencidas en juicio”, explicó el abogado Daniel Cardona.
Por su parte, la psicóloga Leidy Borbón señaló que los motines corresponden a respuestas naturales del ser humano, pues asegura que las duras condiciones en que se encuentran la gran mayoría de los detenidos provocan reacciones que por lo general se muestran con altos índices de violencia.
“Las malas condiciones sanitarias y la falta de comunicación con sus familias, hace que su cerebro genere una respuesta altamente agresiva, casi por necesidad de supervivencia”, indicó.
Sin duda, los familiares de los detenidos terminan siendo los mayores afectados cuando se presentan este tipo de sucesos, porque no les queda sino esperar los reportes de los medios con la espera de alguna noticias alentadora. Por esta razón, piden mejorar las condiciones para los internos, quienes deben tener garantías de salud y bienestar en esos espacios de detención y reclusión para cumplir sus penas y para enfrentar sus procesos privados de la libertad para saber si son condenados o absueltos.
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