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Entre la tarde y noche del pasado 22 de noviembre llegaron a Medicina Legal varios paquetes sellados con material probatorio que debía ser analizado por expertos forenses, luego de haber sido recolectados en la escena de un doble asesinato.
Se trataba de una serie de elementos con los que la Policía Judicial y el CTI de la Fiscalía intentaban descubrir quién era el homicida de Mauricio Leal y su mamá, Marleny Hernández, pues había indicios de que no hubo tal suicidio por las condiciones en las que fueron hallados los cuerpos.
Si bien la teoría tomaba fuerza, era necesario reunir los argumentos que, además de inculpar al homicida, permitieran establecer las circunstancias en las que se presentó el crimen. Además de la sangre hallada en las escaleras del primer piso, en una toalla y en un sifón o las dos armas blancas que fueron usadas, una carta ubicada al lado del cadáver del estilista fue una de las piezas claves para recrear la escena en la que Jhonier Leal mató a su mamá y luego, bajo amenazas y múltiples ataques, terminó con la vida de su hermano.
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De la carta, que forma parte de las pruebas reveladas por la Fiscalía durante las audiencias preliminares, hasta ahora no se habían conocido los detalles de su análisis grafológico que estableció que esta sí fue escrita por el estilista bajo presión de su hermano.
Se trata de un documento de seis páginas, emitido por un grafólogo forense de Medicina Legal, en donde reposan las similitudes entre la carta y un segundo documento que estaba en el lugar.
Los documentos comparados
La inspección judicial duró cerca de seis horas, debido a que era necesario recolectar todo el material que pudiera aportar a la investigación. Durante esa revisión fue encontrado un pagaré en el clóset de la habitación de Leal con el número 94604 de la clínica El Country con su firma. Este sirvió para compararlo con la carta que en principio se dijo que había escrito previo a su supuesto suicidio.
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Con la firma del pagaré como base de comparación, a simple vista no existían muchas similitudes, motivo por lo que fue necesaria la intervención de los grafólogos forenses, quienes analizaron el documento aplicando “técnicas de macroscopia y microscopia, en la que utilizaron diferentes aumentos con iluminación episcópica”. Estas prácticas son recursos de especialistas que permiten hallar rastros de trazabilidad que para el ojo humano no son legibles o parecen inexistentes.
El primer paso de esta investigación fue analizar los documentos por separado. Así se estableció que el material dubitado (la carta encontrada en la escena del crimen) presentaba inclinación hacia la izquierda y un “desenvolvimiento de los signos (letras) de forma semicurva y una caja del renglón ascendente”.
En cuanto al material indubitado (pagaré con la firma de Leal), se confirmó que poseía características parecidas y la única excepción era que la caja de renglón (de la firma) estaba en dirección horizontal debido a que esta tenía como guía una línea negra.
Cuando los dos documentos fueron comparados, el grafólogo de Medicina Legal estableció que se encontraron abundantes similitudes en forma y tamaño entre el material dubitado e indubitado. Esas semejanzas estaban precisamente en los puntos iniciales y finales de cada letra, así como la velocidad, la inclinación, los “movimientos de aducción y abducción de las letras (hacia adentro y hacia afuera), la caja del renglón y los trazos ornamentales”, se lee en la primera parte del análisis.
La investigación de los grafólogos hace un importante énfasis en algunas letras, entre las que se identificó que se trazaban de la misma forma en los dos documentos. Se trata de los movimientos amplios y sobresalientes en la parte superior de las letras “a” y “g”, así como el cierre de la letra “o” en el costado diagonal superior derecho. “Hay movimientos abiertos en la formación de las letras “n” y “m”, y formación en un solo tiempo gráfico (un solo trazo) en las letras “d” y “b”, agregan los expertos.
Uno de los ejemplos que presentaron los expertos es el de la letra “g” que estaba escrita en los dos papeles. A pesar de que ambas letras no son idénticas, se evidencia que son letras que Mauricio Leal hacía de un solo trazo y con forma parecida. “La diferencia es mínima, pero eso mismo ayuda a demostrar que fueron documentos que se escribieron bajo circunstancias diferentes, como el afán o la presión”, dicen los especialistas.
Otro ejemplo mencionado en el informe es el de la firma de Mauricio, la cual no es tan legible en la carta de despedida, pero sí tiene patrones semejantes como la “m” inicial y las vocales que componen su nombre.
La conclusión del estudio de Medicina Legal, además de establecer que el documento efectivamente fue escrito por Leal, también deja en evidencia las circunstancias de presión que tuvo al momento de redactar la carta, como bien lo dejó claro el fiscal Mario Burgos en sus intervenciones.
Esta situación, además de reafirmar la contundencia de la investigación de la Fiscalía, pone en evidencia la minuciosidad con la que Jhonier Leal Hernández pensó y planeó el homicidio, pues, al parecer, tenía previsto que la carta iba a ser analizada por expertos para que se estudiara su autenticidad.