Así es el detrás de escena de la primera gran obra navideña dirigida por una mujer
‘El Secreto de Ana Nieves’ es una de las tres obras que hacen parte del ‘Caminar la Navidad’ de la Alcaldía. Su combinación de teatro, circo, acrobacia, música e imágenes nos llevó a conocer la preparación de los 82 artistas y los retos que hubo, pues el tiempo no jugó a favor.
María Angélica García Puerto
Con un megáfono, Erika Ortega Cortéz, la primera mujer en estar al frente de un espectáculo navideño de grandes dimensiones, da las últimas palabras a sus 82 artistas antes de empezar el show. “Mano derecha da, mano izquierda recibe. Cierren los ojos y visualicen esa plaza completamente llena, de muchas almas que vienen a disfrutar. ¡Vamos a hacer mucha mierda!”, gritan todos la frase que en el teatro es sinónimo de suerte.
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Con un megáfono, Erika Ortega Cortéz, la primera mujer en estar al frente de un espectáculo navideño de grandes dimensiones, da las últimas palabras a sus 82 artistas antes de empezar el show. “Mano derecha da, mano izquierda recibe. Cierren los ojos y visualicen esa plaza completamente llena, de muchas almas que vienen a disfrutar. ¡Vamos a hacer mucha mierda!”, gritan todos la frase que en el teatro es sinónimo de suerte.
A las siete de la noche empieza la séptima función en la Plaza La Santamaría, un lugar que alguna vez fue para las corridas de toros, pero que luego de 15 intentos en el Congreso, finalmente el 28 de mayo se prohibió a nivel nacional y ahora es un punto familiar y de arte.
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Detrás de bastidores, en un pasillo de telas blancas y grises, donde unas luces moradas brindan una luz cálida, está parte del elenco. Alina Velásquez, quien por más de 10 años ejerce como acróbata aérea, está sentada frente a un espejo lo suficientemente grande para terminar su maquillaje rosado y verde, que combina con el color de su falda. Desde allí, me cuenta la emoción que siente cada vez que está suspendida en el aire. “Es esa sensación de que vences la gravedad que se convierte en un reto físico y mental. Mi personaje es una de las chicas del barrio”.
Al otro lado está Mateo Lazo, malabarista profesional y quien su mejor amiga -aunque no siempre- es el clima. “En los ensayos visualizo el espacio, porque las condiciones afectan o no, los lanzamientos de hula hoop y clavas, porque el viento puede estar mucho más fuerte”, cuenta.
Faltan pocos minutos y el ambiente ya está bajo una nube de nervios y de adrenalina. Los walkie talkie suenan y una voz detrás pregunta “¿si todo fue revisado?”. La logística última detalles, mientras los artistas estiran su cuerpo, terminan de ajustar su vestuario colorido y otros, empiezan a hacer ejercicios vocales. Aquí la música también es parte fundamental de la obra.
“Mi nombre es Juan Antonio Cuellar, soy el director musical y compositor”, se describe un hombre alto con canas, de un traje azul impecable y un corbatín que le da el toque final. “El proceso fue frenético porque la convocatoria del Distrito fue relativamente tarde y el show era para hacer en diciembre, tuve muy poco tiempo para escribir las canciones que tienen un componente de cumbia, andina y bambuco, cuenta. “Las dos canciones las escribimos en dos días. La directora me mandó ideas y yo tomé la guitarra para unificar con todo lo que también siento a través de la obra”, dijo por su parte Laura Calot, otra de las compositoras y narradora de la obra.
Precisamente, el tiempo no fue el mejor aliado para diseñar, realizar audiciones, ensayos y montaje. En octubre, la Secretaría de Cultura aperturó 23 convocatorias donde 1.060 artistas locales respondieron y fueron escogidos, entre ellos, la Compañía La Ventana Producciones Artísticas -de la que Erika Ortega es fundadora en 2006- al proponer una puesta en escena 360°.
“Hicimos un espectáculo de gran formato en tiempo récord. El crear cuatro frentes sin que se sienta desligado. Ya había hecho esto antes en 2018, pero la idea era de una compañía italiana y esta es 100 % colombiana, con talento nacional. Eso que una vez protestamos para pedir más apoyo en 2019″, recuerda Ortega.
La comunidad y el liderazgo femenino
Luego de que el elenco se encontrarán en torno a lo que denominan ‘El círculo de la energía’, solo queda esperar la orden de salir. Las graderías de La Santamaría empiezan a ocuparse por amigos, parejas y familias de todas las edades. Alguna que otra diadema de luces de Navidad, destaca entre el público, mientras el olor a palomitas de maíz se acentúa. La emoción y las expectativas están a flor de piel.
“Último llamado”, anuncia una voz masculina. Una pequeña de 6 años, que está atrás mío, grita y aplaude de felicidad. “Espero cosas navideñas”, dice. “Nos parece muy importante este tipo de espectáculos porque también se les enseña a ellos el arte desde pequeños. También esto ayuda mucho a las personas que no tienen la capacidad económica”, destaca Nancy Herrera, su mamá.
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Para la directora Erika Ortega, el argumento también debía recoger y transmitir esa esencia popular bogotana donde todos se sintieran identificados. “Había unas premisas que daba la Secretaría de Cultura. Entonces yo le di a Camila Brugés, que además es una de las guionistas de la serie Cien Años de Soledad, la idea de que fuera sobre el liderazgo de una mujer, que pasara en un barrio y que hubiera una conexión fuerte de la protagonista con la naturaleza”.
La inspiración fue tal que Brugés le entregó a Ortega 50 páginas, por lo que tuvo que entrar a pedir permiso y editar. Fue así que nació ‘El Secreto de Ana Nieves’ y consigo su premisa: una mamá y mujer lideresa en su comunidad, la potencia de un barrio que trabaja unido (en una ciudad que poco o nada sabe resolver conflictos, pues el 32 % de los homicidios son producto de la intolerancia) y la importancia de cuidar los recursos naturales como el agua que por estos tiempos sigue escaseando.
“Es una dramaturgia sencilla, pero contundente. Y eso me interesaba porque si le quiero hablar a un público de todos los estratos, necesito que la línea narrativa pueda entrar fácilmente, apoyada en la imagen y la música, hace un viaje muy bonito de los sentidos. Yo he visto gente llorar”.
La experiencia inmersiva y sensorial es gracias también a la creatividad, donde una chiva rumbera pasa por una guaya a más de 10 metros de altura, mientras una montaña de nieve inflable que simula el Nevado del Cocuy, sale y visita su protagonista, además de un cóndor de los andes que vuela por el cielo estrellado bogotano.
Todo esto hace que los ojos del público se iluminen al ver tal espectáculo. Sacan sus celulares y graban las mejores escenas para congelar ese recuerdo en el tiempo. Quizá muchos no se lo esperaban, pero al final es tema de conversación y agradecimiento. “No todas las personas tienen acceso a pagar una boleta y ver teatro. Por eso es importante estos espacios”, cuenta Viviana Mahecha, otra espectadora.
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Entre el sábado 14 y el lunes 16 de diciembre, ‘El Secreto de Ana Nieves’; ‘Lo Sagrado’ en la Catedral Primada y ‘La Fiesta de la vida’ en La Plaza de Bolívar (que son las restantes dos obras gratuitas) han superado más de 250.000 asistentes, según datos de la Secretaría de Cultura. Las obras irán hasta el próximo 23 de diciembre.
Esta primera jornada es una muestra para la entidad distrital de seguir acercando el teatro a quienes no tienen posibilidad y de no dudar en continuar apoyando el talento local y nacional. “Es muy importante saber que Colombia está a la vanguardia de las escénicas. No hay que subestimar el talento que producimos como país porque lo que genera es tener talentos fugados por falta de oportunidades. Lo mejor no es lo que viene de afuera porque quien mejor que nosotros para hacerlo”, reflexiona Erika Ortega.
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