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El Festival Cordillera, además de ser un evento de talla internacional, no dejó de ser escenario para que bandidos hicieran de las suyas este fin de semana. En medio de la primera fecha, durante la noche del sábado 23 de septiembre, un fotógrafo de la Agencia EFE, fue víctima de hurto, por parte de delincuentes, que, al parecer, actúan organizados. Denunciar estos hechos, ocurridos en el parque Simón Bolívar, resultó “traumático” para el fotógrafo afectado.
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Los hechos ocurrieron justo cuando el fotógrafo, Carlos Ortega, se apartaba de una gran conglomeración de personas y empezó a ser víctima de diversas distracciones que habrían sido usadas por los delincuentes para desmontarle un lente avaluado en 2.000 dólares.
“Estaba saliendo de una de las tarimas luego del show de Dread Mar-I. Estaba demasiado llena la zona de fotógrafos. Había tres personas sospechosas. Todo el mundo tenía carpas porque estaba lloviendo. Uno de estos sujetos no estaba dando permiso y en su lugar se me acercó y me tapó la vista con su carpa, me di cuenta de que lo que estaba haciendo era usar sus manos para abrir mi canguro con mis elementos personales. Yo usé mi mano derecha para proteger el maletín, pero llegó otro sujeto y me echó cerveza”, narró Ortega a El Espectador.
Lo siguiente que sucedió es que, en medio de todas esas distracciones, un tercero habría aprovechado para desenroscar el lente de una de las cámaras que llevaba colgada el fotógrafo. “Ellos hasta saben cómo retirar un lente profesional. Es un lente Canon 24-70 mm, que cuesta cerca de dos mil dólares”, añadió la víctima.
Denunciar es un “martirio”
Al darse cuenta del hurto, el fotoperiodista intentó por todos los medios encontrar a los implicados, pero al no conseguirlo optó por denunciar el robo. El problema es que no encontró a ningún policía al interior del parque, por lo que tuvo que atravesar una ‘odisea’ para denunciar.
“Le pregunté al personal de seguridad si había policías, pero me dijeron que debían estar en una ronda, porque no encontré a ninguno. Me dijeron que en la entrada de los torniquetes, pero allá tampoco había. Tuve que salir a la glorieta de la carrera 63. Ya cuando me iban a recoger, vi una moto de Policía y me le atravesé; le comenté la situación, pero me envió a la estación de Policía de Barrios Unidos”, añadió Ortega.
Estando en esa estación le dijeron que allí no recibían ese tipo de denuncias, y lo mandaron para la URI de la Granja, en la localidad Engativá. Como denunciar es importante, el joven se dirigió a esa estación, solo para encontrar más negativas. “Allá me dicen que solo reciben denuncios por acceso carnal violento o de ese tipo, entonces me dieron una página que se llama YoDenuncio, pero esa página no funciona. Tuve que poner la denuncia en la página de la Fiscalía, que fue la única que sirvió. Esto resulta traumático”, concluyó el periodista.
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