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Entre los meses de septiembre y diciembre, Bogotá atraviesa la segunda temporada de lluvias. Cuenta de ello son las precipitaciones que se registraron en la tarde de este lunes en San Cristóbal, Santa Fe, Teusaquillo, Fontibón, Engativá, Rafael Uribe Uribe, Usme, Ciudad Bolívar, Suba, Usaquén y Puente Aranda.
Encharcamientos, granizadas, fallas en intersecciones semafóricas, y caída de árboles y cables en la localidad de Suba, fueron algunas de las situaciones registradas por las lluvias. Así lo evidenciaron algunos usuarios a través de redes sociales.
Cae una leve granizada en parte de #Bogotá 🙈🎉 pic.twitter.com/3c1CedzUoA
— J CrN (@JaviCruzN1) October 21, 2024
Según el Idiger, en la ciudad los periodos altos en lluvias se relacionan con mayor cantidad de eventos asociados a caída de árboles, inundaciones y encharcamientos, avenidas torrenciales o creciente súbitas, movimientos en masa, tormentas eléctricas, granizadas y vendavales.
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Precisamente esas precipitaciones, indicó Cristian Uscategui, tienden a ser con mayor intensidad en la parte centro-oriental de Bogotá, donde están, por ejemplo, las localidades de Chapinero, San Cristóbal y La Candelaria. Y ya de menor intensidad hacia la zona occidental como Ciudad Bolívar, Kennedy y Bosa. “Es probable que se presenten torrencialidades, eventos súbitos de quebradas o vientos fuertes en esas y otras zonas. Mientras que en los cerros orientales puede haber caída de árboles o deslizamientos que no pueden ser significativos, pero pone en riesgo a quienes transitan por la vía”. Algo que reafirma el mayor Edgar Garay, director seccional de la Defensa Civil y en donde tienen focalizada la prevención.
En cuánto a inundaciones, hay que tener presente que la zona urbana de Bogotá está dividida en cuatro principales cuencas de drenaje correspondientes a los ríos Salitre, Fucha, Tunjuelo y Torca, y por lo tanto, históricamente correspondían a áreas de inundación. Según el Idiger, es común que se suelen presentar inundaciones (por encharcamiento y desbordamiento) asociadas a fuertes lluvias, fallas funcionales en el sistema de drenaje de la ciudad y a falta de capacidad hidráulica de los cuerpos de agua. Una situación que ocurrió gravemente en 2011 por el fenómeno de La Niña, inundando las partes más bajas de Bosa y Kennedy, dejando sin viviendas a miles de familias.
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“Hubo fallas funcionales en el bombeo y toda esta agua se desbordó. Esto hay que tenerlo en cuenta porque puede volver a suceder, con la diferencia que el Distrito ha mejorado el sistema de drenaje, de bombeo de canales y la ciudad en todo el borde del río Bogotá, se ha ido levantando a una altura, que hace difícil que el río se desborde, pero hace que se presente encharcamientos (principalmente por fallas funcionales en el sistema de drenaje) que genera emergencias”, explicó Carlos Alvarado, especialista en Evaluación de Riesgos y Prevención de Desastres de la Universidad de los Andes y quien ha participado de Planes de Ordenamiento Territorial y gestión del riesgo de Bogotá.
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