Así será la apuesta ambiental con el nuevo POT en Bogotá
Con el nuevo Plan de Ordenamiento Territorial (POT), que fue concertado con la Corporación Autónoma Regional (CAR), se espera aumentar la estructura ecológica de la capital en un 30 %.
Una de las apuestas de la actual Alcaldía de Bogotá es la de convertir la capital en un escenario amigable con el medio ambiente. Es por esto que Bogotá y Cundinamarca están promoviendo la nueva propuesta del POT, el cual no se renueva desde 2004 y pretende, entre otras cosas, aumentar el número de áreas ambientales protegidas e incrementar la cantidad de humedales de la ciudad.
El trabajo conjunto entre la secretaría de Ambiente y la Corporación Autónoma Regional (CAR) permitió la entrega del documento al Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD), que tendrá un mes para su análisis. El CTPD analizará que los planes incorporen la dimensión ambiental en la planificación de la ciudad para que se respete y se conserve la Estructura Ecológica Principal (EEP) de Bogotá.
Lea: ¿Qué viene para el Plan de Ordenamiento Territorial en Bogotá?
“Este POT integra nuestras áreas protegidas generando un círculo alrededor de Bogotá que va a limitar los procesos de conurbación y que nos va a garantizar los servicios ecosistémicos para enfrentar la crisis climática de manera efectiva. Ese abrazo de Bogotá de sus áreas protegidas empieza por la consolidación de la reserva Thomas van der Hammen, un sueño de hace más de una década, que la administración de la alcaldesa Claudia López está fielmente comprometida con consolidar”, mencionó Carolina Urrutia, secretaria de Ambiente.
‘El renacer de Bogotá 2022-2035’ es el nombre del POT con el que se busca aumentar la conectividad de la estructura ecológica principal, pasando de 94.000 hectáreas a 124.000, es decir se planea aumentar en 30 % la EEP. Se espera declarar cuatro nuevos Parques Ecológicos Distritales de Montaña, que se incorporarán en la gestión de conservación: Cerro Seco (Ciudad Bolívar), Mirador de los Nevados (Suba), Serranía El Zuque (San Cristóbal) y Soratama (Usaquén), para un total de ocho áreas en esta categoría.
Para reconocer la cultura campesina de la capital y promover actividades de conservación, con este nuevo plan se creará la categoría de manejo a paisajes sostenibles, la cual busca proteger aquellas áreas donde puede haber actividad agropecuaria. Es por esto que también el páramo de Sumapaz será incluido como suelo de protección y elemento fundamental de la Estructura Ecológica Principal, lo que permitirá mayor gestión para su manejo y conservación.
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En cuanto a los humedales, este POT permite la ampliación del 20 % en el área total de humedales, asimismo, estos ecosistemas pasarán a ser catalogados como Reservas Distritales de Humedal, lo que determina el uso limitado de estas áreas y la prohibición absoluta de cualquier forma de endurecimiento. El aumento en áreas representa el reconocimiento de dos nuevos humedales, el Hyntiba – Escritorio, ubicado en la localidad de Fontibón; y el Tinga Azul, entre Kennedy y Bosa.
Para mejorar la calidad del aire se planea crear las Zonas por un Mejor Aire (ZUMA), que permitirá la ejecución de acciones para que las emisiones y concentraciones de gases contaminantes puedan ser disminuidas.
Lea también: Bogotá: de aprobarse el POT se construirá mega cárcel en predios de la Picota.
Para hacer un mejor uso de los desechos de la ciudad y brindar mejores condiciones a las personas recicladoras, el POT determina que algunos suelos en la ciudad serán para la separación y el aprovechamiento de los residuos orgánicos y de construcción y demolición. “Estos espacios para separación y aprovechamiento no van a estar solamente en la ciudad, sino en cada una de las nuevas edificaciones, que deberán tener espacios específicos para hacer el adecuado proceso, facilitar el trabajo de nuestros recicladores y lograr que lleguen menos residuos al relleno Doña Juana”, aseguró la secretaria de Ambiente.
En la nueva propuesta también se establecen mecanismos de restauración, reparación y compensación para garantizar los servicios ecosistémicos de cualquier infraestructura que toque la EEP. Al establecer usos y mecanismos de compensación, se busca disminuir la conflictividad socioambiental en espacios que han tenido diferencias por pasivos ambientales, como minería o movilidad.
Una de las apuestas de la actual Alcaldía de Bogotá es la de convertir la capital en un escenario amigable con el medio ambiente. Es por esto que Bogotá y Cundinamarca están promoviendo la nueva propuesta del POT, el cual no se renueva desde 2004 y pretende, entre otras cosas, aumentar el número de áreas ambientales protegidas e incrementar la cantidad de humedales de la ciudad.
El trabajo conjunto entre la secretaría de Ambiente y la Corporación Autónoma Regional (CAR) permitió la entrega del documento al Consejo Territorial de Planeación Distrital (CTPD), que tendrá un mes para su análisis. El CTPD analizará que los planes incorporen la dimensión ambiental en la planificación de la ciudad para que se respete y se conserve la Estructura Ecológica Principal (EEP) de Bogotá.
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“Este POT integra nuestras áreas protegidas generando un círculo alrededor de Bogotá que va a limitar los procesos de conurbación y que nos va a garantizar los servicios ecosistémicos para enfrentar la crisis climática de manera efectiva. Ese abrazo de Bogotá de sus áreas protegidas empieza por la consolidación de la reserva Thomas van der Hammen, un sueño de hace más de una década, que la administración de la alcaldesa Claudia López está fielmente comprometida con consolidar”, mencionó Carolina Urrutia, secretaria de Ambiente.
‘El renacer de Bogotá 2022-2035’ es el nombre del POT con el que se busca aumentar la conectividad de la estructura ecológica principal, pasando de 94.000 hectáreas a 124.000, es decir se planea aumentar en 30 % la EEP. Se espera declarar cuatro nuevos Parques Ecológicos Distritales de Montaña, que se incorporarán en la gestión de conservación: Cerro Seco (Ciudad Bolívar), Mirador de los Nevados (Suba), Serranía El Zuque (San Cristóbal) y Soratama (Usaquén), para un total de ocho áreas en esta categoría.
Para reconocer la cultura campesina de la capital y promover actividades de conservación, con este nuevo plan se creará la categoría de manejo a paisajes sostenibles, la cual busca proteger aquellas áreas donde puede haber actividad agropecuaria. Es por esto que también el páramo de Sumapaz será incluido como suelo de protección y elemento fundamental de la Estructura Ecológica Principal, lo que permitirá mayor gestión para su manejo y conservación.
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En cuanto a los humedales, este POT permite la ampliación del 20 % en el área total de humedales, asimismo, estos ecosistemas pasarán a ser catalogados como Reservas Distritales de Humedal, lo que determina el uso limitado de estas áreas y la prohibición absoluta de cualquier forma de endurecimiento. El aumento en áreas representa el reconocimiento de dos nuevos humedales, el Hyntiba – Escritorio, ubicado en la localidad de Fontibón; y el Tinga Azul, entre Kennedy y Bosa.
Para mejorar la calidad del aire se planea crear las Zonas por un Mejor Aire (ZUMA), que permitirá la ejecución de acciones para que las emisiones y concentraciones de gases contaminantes puedan ser disminuidas.
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Para hacer un mejor uso de los desechos de la ciudad y brindar mejores condiciones a las personas recicladoras, el POT determina que algunos suelos en la ciudad serán para la separación y el aprovechamiento de los residuos orgánicos y de construcción y demolición. “Estos espacios para separación y aprovechamiento no van a estar solamente en la ciudad, sino en cada una de las nuevas edificaciones, que deberán tener espacios específicos para hacer el adecuado proceso, facilitar el trabajo de nuestros recicladores y lograr que lleguen menos residuos al relleno Doña Juana”, aseguró la secretaria de Ambiente.
En la nueva propuesta también se establecen mecanismos de restauración, reparación y compensación para garantizar los servicios ecosistémicos de cualquier infraestructura que toque la EEP. Al establecer usos y mecanismos de compensación, se busca disminuir la conflictividad socioambiental en espacios que han tenido diferencias por pasivos ambientales, como minería o movilidad.