Así será la nueva normalidad en el regreso a clases en Bogotá
Con el regreso pleno a la presencialidad luego de dos años, los colegios tendrán que prepararse para recibir una comunidad educativa transformada.
Fernan Fortich
Luego de dos años de pandemia, virtualidad, aislamiento y alternancia, tanto estudiantes como docentes no son los mismos. Los cambios y las nuevas dinámicas que generó la crisis del covid-19 en Bogotá son ahora realidades que la comunidad escolar debe enfrentar y abordar con el regreso pleno a la presencialidad.
Además de esto, la apertura de las sedes educativas ocurre en medio del aumento de casos por la cuarta ola de contagios marcada por la variante ómicron.
Con dicho telón de fondo, hoy, las cerca de 400 instituciones de educación oficial de la capital abren sus puertas a la comunidad escolar más grande del país, con más de 800.000 estudiantes de jardín, preescolar, primaria y bachillerato inscritos para un regreso a clase que promete estar renovado.
La posibilidad del contagio
Con el avance del Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19, este año el Gobierno Nacional y distrital han buscado cambiar la discusión sobre los protocolos de bioseguridad en las aulas hacia un manejo y monitoreo de los casos detectados, en lugar de esperar cero casos reportados en las instituciones educativas durante el año escolar.
Lea también: Secretaría de Seguridad acompañará a colegios por el retorno presencial en Bogotá
“Puede haber un pico en una institución educativa, en un grupo o en un salón, y los protocolos para esto están definidos. No podemos decir que no hay riesgo, seguramente va a haber algún tipo de contagio, pero si estamos vacunados, los adultos y los menores de edad, esto va a funcionar”, aseguró Mauricio Castillo, secretario (e) de Educación de Bogotá.
Según cifras de la Secretaría de Educación, de cada cien estudiantes de colegios oficiales y públicos, al menos 67 tienen una dosis de la vacuna y se espera que en las próximas semanas este porcentaje aumente con las campañas de inmunización.
Sin embargo, la directriz sobre los nuevos protocolos de bioseguridad, que elimina los límites de aforo en las aulas y en los espacios escolares, ha sido criticado por los colegios que señalan que su infraestructura es pequeña ante el número de estudiantes, lo que en años anteriores ha provocado situaciones de hacinamiento.
“Por lo general, en un colegio los descansos son de treinta minutos, pero para un colegio como el de nosotros, que tiene cerca de mil estudiantes y una infraestructura donde solo hay dos canchas, es difícil asegurar las medidas de bioseguridad durante el descanso”, dijo Omaira Eslava, coordinadora académica del Colegio República de México, en Ciudad Bolívar.
Flexibilidad en las aulas
Así las cosas, ante la posibilidad de contagios, parte de la nueva normalidad exigirá a las instituciones educativas cierta flexibilidad en sus aprendizajes, para asegurar el derecho a la educación durante el aislamiento de profesores y alumnos.
Como lo ha señalado el Distrito, cada colegio tiene la autonomía para desarrollar su proyecto educativo y en algunas instituciones se tiene pensado el uso de la alternancia, plataformas y talleres, entre otros, para enfrentar la disminución en el aprendizaje que se registró en el Distrito.
“Ahora no va a haber una normalidad académica en todo el sentido como era antes de la pandemia. Habrá momentos en que en un curso de cuarenta, veinte estarán en el colegio y el resto estará aislado, lo que demandará recursos para atender a todos los chicos”, detalló Raúl Vásquez, presidente de la Asociación Distrital de Trabajadores de la Educación (ADE).
Podría interesarle: Autoridades de Cundinamarca aseguran que incendio en Guatavita fue controlado
Por otro lado, las instituciones educativas aseguran que también deben flexibilizarse para pensarse como espacios para jóvenes que son distintos luego de dos años de no estar de manera permanente en las aulas. El reto es lograr que los estudiantes se interesen por el proceso educativo y mostrar la relación que tiene con las problemáticas sociales que afectan los entornos de los alumnos, como la violencia, el cambio climático y las brechas tecnológicas.
Durante esta temporada escolar el Distrito espera potenciar programas de movilidad sostenible para estudiantes con programas como “Al Colegio en Bici” y “Ciempiés”, las cuales, a través de caravanas seguras realizadas a pie y en bici, esperan beneficiar a más de 12.000 estudiantes.
Acompañamiento a estudiantes
Una de las principales lecciones que dejó la pandemia para las comunidades escolares es la importancia de los colegios como espacios seguros. Vale recordar que los servicios del sector educativo no se limitan a las aulas, sino que abarcan toda una canasta educativa, como transporte, alimentación escolar, psicología y la jornada extendida, que benefician a los estudiantes durante la presencialidad.
En ese sentido, durante los dos últimos años se hicieron aún más visibles problemas como maltrato, suicidio y violencia intrafamiliar, que eran conocidos y manejados en las instituciones educativas y ahora deberán ser retomados.
“Hay un fenómeno muy preocupante en Bogotá y en nuestro colegio en particular: el embarazo en adolescentes. Había una política muy fuerte antes de la pandemia, donde se hacía pedagogía sobre el tema a las adolescentes, pero hay un triste realidad y es que encontramos que aumentó la cantidad de embarazos de adolescentes y, con ello, también hay deserción escolar”, aseguró Eslava.
Lea también: Autoridades rescataron a perrita que era víctima de maltrato en Bogotá
La prestación de los servicios escolares, de acuerdo con varias instituciones educativas, es fundamental en la capital, debido a que la ciudad recibe gran cantidad de migrantes nacionales e internacionales y, de manera general, población flotante que se desplaza constantemente, para quienes los colegios se vuelven lugares fundamentales en su protección.
Finalmente, a pesar del temor y entusiasmo que rodean el regreso a clases, la comunidad educativa en general apoya el proceso como algo positivo y necesario, en donde la nueva normalidad y los viejos problemas del sector sean una oportunidad de adecuar los colegios a las nuevas necesidades de estudiantes y maestros.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
Luego de dos años de pandemia, virtualidad, aislamiento y alternancia, tanto estudiantes como docentes no son los mismos. Los cambios y las nuevas dinámicas que generó la crisis del covid-19 en Bogotá son ahora realidades que la comunidad escolar debe enfrentar y abordar con el regreso pleno a la presencialidad.
Además de esto, la apertura de las sedes educativas ocurre en medio del aumento de casos por la cuarta ola de contagios marcada por la variante ómicron.
Con dicho telón de fondo, hoy, las cerca de 400 instituciones de educación oficial de la capital abren sus puertas a la comunidad escolar más grande del país, con más de 800.000 estudiantes de jardín, preescolar, primaria y bachillerato inscritos para un regreso a clase que promete estar renovado.
La posibilidad del contagio
Con el avance del Plan Nacional de Vacunación contra el covid-19, este año el Gobierno Nacional y distrital han buscado cambiar la discusión sobre los protocolos de bioseguridad en las aulas hacia un manejo y monitoreo de los casos detectados, en lugar de esperar cero casos reportados en las instituciones educativas durante el año escolar.
Lea también: Secretaría de Seguridad acompañará a colegios por el retorno presencial en Bogotá
“Puede haber un pico en una institución educativa, en un grupo o en un salón, y los protocolos para esto están definidos. No podemos decir que no hay riesgo, seguramente va a haber algún tipo de contagio, pero si estamos vacunados, los adultos y los menores de edad, esto va a funcionar”, aseguró Mauricio Castillo, secretario (e) de Educación de Bogotá.
Según cifras de la Secretaría de Educación, de cada cien estudiantes de colegios oficiales y públicos, al menos 67 tienen una dosis de la vacuna y se espera que en las próximas semanas este porcentaje aumente con las campañas de inmunización.
Sin embargo, la directriz sobre los nuevos protocolos de bioseguridad, que elimina los límites de aforo en las aulas y en los espacios escolares, ha sido criticado por los colegios que señalan que su infraestructura es pequeña ante el número de estudiantes, lo que en años anteriores ha provocado situaciones de hacinamiento.
“Por lo general, en un colegio los descansos son de treinta minutos, pero para un colegio como el de nosotros, que tiene cerca de mil estudiantes y una infraestructura donde solo hay dos canchas, es difícil asegurar las medidas de bioseguridad durante el descanso”, dijo Omaira Eslava, coordinadora académica del Colegio República de México, en Ciudad Bolívar.
Flexibilidad en las aulas
Así las cosas, ante la posibilidad de contagios, parte de la nueva normalidad exigirá a las instituciones educativas cierta flexibilidad en sus aprendizajes, para asegurar el derecho a la educación durante el aislamiento de profesores y alumnos.
Como lo ha señalado el Distrito, cada colegio tiene la autonomía para desarrollar su proyecto educativo y en algunas instituciones se tiene pensado el uso de la alternancia, plataformas y talleres, entre otros, para enfrentar la disminución en el aprendizaje que se registró en el Distrito.
“Ahora no va a haber una normalidad académica en todo el sentido como era antes de la pandemia. Habrá momentos en que en un curso de cuarenta, veinte estarán en el colegio y el resto estará aislado, lo que demandará recursos para atender a todos los chicos”, detalló Raúl Vásquez, presidente de la Asociación Distrital de Trabajadores de la Educación (ADE).
Podría interesarle: Autoridades de Cundinamarca aseguran que incendio en Guatavita fue controlado
Por otro lado, las instituciones educativas aseguran que también deben flexibilizarse para pensarse como espacios para jóvenes que son distintos luego de dos años de no estar de manera permanente en las aulas. El reto es lograr que los estudiantes se interesen por el proceso educativo y mostrar la relación que tiene con las problemáticas sociales que afectan los entornos de los alumnos, como la violencia, el cambio climático y las brechas tecnológicas.
Durante esta temporada escolar el Distrito espera potenciar programas de movilidad sostenible para estudiantes con programas como “Al Colegio en Bici” y “Ciempiés”, las cuales, a través de caravanas seguras realizadas a pie y en bici, esperan beneficiar a más de 12.000 estudiantes.
Acompañamiento a estudiantes
Una de las principales lecciones que dejó la pandemia para las comunidades escolares es la importancia de los colegios como espacios seguros. Vale recordar que los servicios del sector educativo no se limitan a las aulas, sino que abarcan toda una canasta educativa, como transporte, alimentación escolar, psicología y la jornada extendida, que benefician a los estudiantes durante la presencialidad.
En ese sentido, durante los dos últimos años se hicieron aún más visibles problemas como maltrato, suicidio y violencia intrafamiliar, que eran conocidos y manejados en las instituciones educativas y ahora deberán ser retomados.
“Hay un fenómeno muy preocupante en Bogotá y en nuestro colegio en particular: el embarazo en adolescentes. Había una política muy fuerte antes de la pandemia, donde se hacía pedagogía sobre el tema a las adolescentes, pero hay un triste realidad y es que encontramos que aumentó la cantidad de embarazos de adolescentes y, con ello, también hay deserción escolar”, aseguró Eslava.
Lea también: Autoridades rescataron a perrita que era víctima de maltrato en Bogotá
La prestación de los servicios escolares, de acuerdo con varias instituciones educativas, es fundamental en la capital, debido a que la ciudad recibe gran cantidad de migrantes nacionales e internacionales y, de manera general, población flotante que se desplaza constantemente, para quienes los colegios se vuelven lugares fundamentales en su protección.
Finalmente, a pesar del temor y entusiasmo que rodean el regreso a clases, la comunidad educativa en general apoya el proceso como algo positivo y necesario, en donde la nueva normalidad y los viejos problemas del sector sean una oportunidad de adecuar los colegios a las nuevas necesidades de estudiantes y maestros.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.