Así viven las mujeres en las localidades más violentas de Bogotá
Lideresas de Ciudad Bolívar, Kennedy y Engativá, contaron cómo es vivir en zonas de la capital que más registran feminicidios y casos de violencia de género. Comparten sus luchas y lo que esperan del próximo alcalde.
Sara Caicedo
“Ser mujer en un barrio como Patio Bonito, donde hay tanto peligro para nosotras, en donde podemos ser violadas y maltratadas, no solo física sino psicológica, económica y patrimonialmente, y además los hombres tampoco tienen una educación ni una preparación, es duro”, dice María Mercedes Maluche, quien lleva casi 20 años trabajando por los derechos de las mujeres de la localidad de Kennedy y se reconoce como activista feminista popular.
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“Ser mujer en un barrio como Patio Bonito, donde hay tanto peligro para nosotras, en donde podemos ser violadas y maltratadas, no solo física sino psicológica, económica y patrimonialmente, y además los hombres tampoco tienen una educación ni una preparación, es duro”, dice María Mercedes Maluche, quien lleva casi 20 años trabajando por los derechos de las mujeres de la localidad de Kennedy y se reconoce como activista feminista popular.
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Ella vive en ese barrio desde los 20 años y ha vivido su transformación. Sin embargo, reconoce que la violencia de género está más latente que nunca y, en medio de su experiencia como lideresa comunitaria y trabajadora social, se atreve afirmar que “nos devolvimos 15 años, porque hoy la inseguridad para las mujeres es tan fuerte como en aquella época”.
De acuerdo con el Observatorio de Mujeres y Equidad de Género de Bogotá, entre el 1.° de enero y el 31 de octubre de 2022, más de 1.300 mujeres estaban en riesgo de feminicidio y 702 fueron valoradas en riesgo grave. Asimismo, asesinaron a 97 en la capital.
Y aunque el mismo observatorio registra que este año, entre enero y abril, se registraron 26 feminicidios en Bogotá, la Fiscalía y su grupo de trabajo para la atención de la violencia contra las mujeres y el riesgo de feminicidio en el distrito capital informan que entre enero y agosto fueron 14.
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Si bien las cifras no coinciden, lo que sí demuestran ambos registros es que la capital no es un lugar seguro para las mujeres. Con una particularidad: en las localidades de Ciudad Bolívar, Kennedy, Usme, Suba y Engativá las cifras de violencia de género están más acentuadas en las mujeres de 20 a 29 años.
Kennedy
María Mercedes Maluche es parte del movimiento de mujeres de Kennedy desde hace 20 años. También está en el rol de punto focal de mujer y género de la alcaldía local y es coordinadora de la estrategia local Mujeres seguras; además, representa la agenda diversa de Mujeres de Paz. Su trabajo es en el territorio y va puerta a puerta hablando con las mujeres que habitan en los barrios más peligrosos de la localidad: Patio Bonito, El Amparo y María Paz, entre otros.
Estas zonas padecen una larga lista de problemas, que terminan afectando a las mujeres. “Hay gran presencia de migrantes, que no son atendidos por el Estado. Hay desempleo, falta de oportunidades y abandono estatal. En todas las jornadas electorales aparecen los candidatos visitando estos barrios y ofreciendo soluciones, pero luego no regresan más”, resaltó Maluche.
También compartió que hay casas en esos barrios en las que viven hasta siete familias; los niños no estudian, y los parques se van transformando, a lo largo del día, en espacios de microtráfico, inseguridad y presencia de pandillas. “Y ahora estamos teniendo un problema fuerte de violencia en pareja, para las mujeres más jóvenes, que tienen entre 14 y 28 años. Asimismo, en esos barrios están ocurriendo desapariciones que no son informadas”.
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Ciudad Bolívar
Adiela Dugua Aponzá, de 70 años, nació en Puerto Tejada (Cauca). Desde hace más de 30 años se vino a Bogotá y desde entonces comenzó a trabajar para que se reconozcan los derechos de su comunidad, sobre todo de las mujeres. Hoy la reconocen como una lideresa afro, que pertenece a la Organización de Mujeres Afrocolombianas y otras colectividades étnicas de Colombia. Desde que llegó a la capital ha trabajado con la mesa de mujeres de Ciudad Bolívar.
Para ella, ser mujer afro y vivir en una de las localidades que más registran feminicidios es un desafío. “Es un gran compromiso social y es el uno quererse mucho y querer mucho a los demás. Soy feliz en esta localidad, pero rechazo todo lo que pasa. En estos días se han registrado varios feminicidios. Rechazo la principal violencia que hay contra las comunidades negras, que es el racismo y la discriminación, que no está solo en Ciudad Bolívar, sino en toda Bogotá”.
En esta zona de la capital las han discriminado económica, política y socialmente. Además, para Adiela, el ser mujer negra tiene un agravante. “La gran mayoría de nuestra comunidad acá está en situación de desplazamiento. Aunque nosotros traemos mucha sabiduría del campo, acá en la ciudad quedamos casi anulados. Tenemos que trabajar en lo que salga”. Y trabajar en restaurantes, casas de familia o como cuidadoras, mientras sus hijos quedan solos en casa, parece ser la única opción. Sin contar que los hombres se ven casi que obligados a convertirse en vendedores ambulantes.
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Engativá
Esta localidad es una de las que registra más feminicidios en Bogotá. Adriana Hurtado Cortés, vocera del Consejo Consultivo de Mujeres de Bogotá por Engativá, quien es madre, cuidadora, comunicadora social y ha apoyado la implementación de la política pública de mujeres y equidad de género en la ciudad, comenta que la situación en esta zona tampoco es fácil.
Aunque Adriana nació en el Llano, hace 15 años llegó a vivir a Engativá y ha notado que en esta zona “hay pobreza oculta o falta de autonomía económica de las mujeres. Usualmente, muchas se someten o tienen que estar con sus victimarios, porque infortunadamente no tienen oportunidades laborales. También hay adultas mayores que no encuentran formas de trabajar, porque son estigmatizadas por su avanzada edad”, revela Hurtado.
En esta localidad, particularmente “vemos también cómo las actividades sexuales pagadas vienen proliferando cada vez más, con un agravante: las mujeres transgénero y las migrantes son abusadas en su trabajo. Por eso estamos hablando de que son víctimas de trata de personas, porque hay quienes se aprovechan de su falta de oportunidades , de que les hace falta un plato de comida o una vivienda”.
En Engativá también persisten espacios como puentes peatonales, potreros, sitios abandonados o con infraestructuras que no están habilitadas y se convierten en espacios donde aumenta el riesgo de ser violentadas.
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¿Qué pasa en el norte de Bogotá?
Alexandra Useche Cuervo es consejera territorial de Planeación de ONG Mujeres y delegada para el Consejo Consultivo de Bogotá. Desde hace 13 años trabaja en el territorio y se ha dedicado a caminar en los espacios de participación de las mujeres en la capital.
Ella expresa que en localidades como Usaquén, Chapinero, Teusaquillo todavía “está permeada la idea de que si tú denuncias vas a perder a tu proveedor económico, porque esa es la violencia que más se ve en esa localidad: la económica. Agresores que no permiten que sus esposas trabajen, porque dicen que proveen sus necesidades”.
Y de acuerdo con la experiencia de Useche, es “bastante difícil llegar al corazón de esas mujeres”, por lo que se debe seguir trabajando en ley de propiedad horizontal, para que en “los conjuntos residenciales empiecen a hablar de enfoque de género. Es increíble que a estas alturas del partido muchos conjuntos saquen cifras de violencia intrafamiliar tan altas y sin ser atendidas, porque supuestamente son espacios a los que no entra la ley, según los administradores”.
La consejera afirma que “feminicidios memorables han pasado dentro de los conjuntos residenciales, donde, a pesar de existir medidas de protección a favor de las víctimas y se informa a tiempo a las administraciones o porterías, aun así dejan ingresar a los agresores a los apartamentos”.
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De acuerdo con María Mercedes Maluche, la lideresa de Kennedy, en un estudio que encontraron que en los estratos 1, 2 y 3 los hombres agreden a las mujeres físicamente en el rostro, pero en los estratos 4, 5 y 6 es común que las agredan en el tronco, para que la sociedad no se entere.
Frente a este panorama, las mujeres lamentan que no haya una candidata a la Alcaldía de Bogotá. Sin embargo, esperan ser reconocidas no desde las cifras sino desde la cotidianidad. Y lo más urgente, para Adriana Hurtado es que se implemente la política pública de mujeres y equidad de género, en la que han venido trabajando las consejeras consultivas de mujeres en Bogotá.
“Que no haya regresividad frente a lo que ya hemos ganado. Lo segundo, es importante avanzar en la garantía de un espacio público seguro de violencia para las mujeres y extender la oferta institucional del sistema distrital del cuidado a fines de semana”, recalcó.
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Por lo pronto, las mujeres siguen a la espera de las propuestas concretas de los candidatos, quienes fueron citados el 9 de octubre a un foro de mujeres consultivas, pero de los siete aspirantes solo asistieron tres: Rafael Alfonso Quintero, Juan Daniel Oviedo y Nicolás Ramos; los demás: Carlos Fernando Galán, Gustavo Bolívar, Diego Molano, Jorge Vargas y Jorge Enrique Robledo brillaron por su ausencia.
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