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Aunque en las calles no parezca, el coronavirus sigue presente en Bogotá. De hecho, más que nunca, y todas las cifras están por las nubes: la ciudad superó el millón de contagiados y hay más de 81.100 casos activos (los máximos habían sido 67.600, en el primer pico, y 52.500, en el segundo); durante los últimos días se registraron hasta 140 muertes diarias (el tope era 123) y por primera vez la ocupación de unidades de cuidados intensivos (UCI) se acerca al 100 %. Aún así, el Distrito decidió que a partir de hoy la capital inicia un proceso de reapertura total, en el que será clave que se pongan en práctica todas las medidas de prevención contra el COVID-19 que se vienen repitiendo desde el inicio de la pandemia.
La reactivación tendrá como prioridades el comercio, gastrobares e instituciones educativas. De esa forma se dará paso a la “nueva realidad”, que se empezó a diseñar desde agosto del año pasado cuando bajó el primer pico, pero que no se ejecutó porque se priorizó el cuidado de la salud sobre la economía. Ahora es diferente, porque está en marcha la vacunación, que si bien no va a la velocidad ideal, por lo menos avanza. Cifras de la Secretaría de Salud indican que un 11,75 % de capitalinos ya recibió las dos dosis de vacunas, mientras que un 29,27 % cuenta con una dosis. El objetivo, para alcanzar la inmunidad de rebaño, es vacunar con las dos dosis a un 70 % de la población.
Además de la vacunación, el principal argumento para reabrir la ciudad fue el clamor de comerciantes y jóvenes sobre la importancia de reactivar la economía y recuperar empleos. Por supuesto que la decisión tendrá un impacto en la emergencia sanitaria y desde ya el Distrito prevé que todo este mes las UCI estarán por encima del 90 % e incluso que los fallecidos podrían rondar los 150 diarios.
En realidad fue un dilema en el que la administración se inclinó por acelerar la reactivación y renunciar a las restricciones. Pero incluso analistas en salud pública coinciden en que encerrar a los ciudadanos ya no tiene mucho sentido y que es momento de delegar parte de la responsabilidad del cuidado en la gente y, por tanto, entrar en una etapa de muchísimo compromiso ciudadano.
Diego Rosselli, investigador en salud pública de la Universidad Javeriana, manifestó que la reapertura es una señal de que “no hay nada que hacer” y que, aunque es paradójico que en el momento más grave de la pandemia se tome esta decisión, “se aprendieron cosas que podrían revertir el pico. Ahora lo que viene es extremar el uso de tapabocas, lavado de manos y las demás medidas de prevención”. Por su parte, Luis Jorge Hernández, experto en salud pública de la U. de los Andes, opinó que “las cuarentenas no tienen efectos y encerrar a la gente es peor. Las restricciones generan efectos contrarios, porque la gente se reúne en otros espacios”. Eso sí, todo esto debe venir acompañado de una vacunación más veloz, por lo que los expertos y la alcaldesa Claudia López pidieron al Gobierno Nacional acelerar la entrega de vacunas.
La idea del Distrito es vacunar al 70 % de la ciudad en 50 días pues, según la alcaldesa López, “así nos quedáramos un mes en cuarentena, las UCI seguirían al 95 %. El indicador que debe subir es el de vacunación y para agosto es perfectamente posible que Bogotá supere la ola de contagio que hubo entre mayo y julio. Necesitamos del cuidado de la gente, apoyo del sector privado y que nos entreguen mínimo 60.000 vacunas diarias”.
El panorama es confuso y es normal que se presenten dudas e inquietudes. Traemos algunas de las más comunes y las que más se repitieron en los foros virtuales sobre la reapertura.
¿Por qué abrir la ciudad en el peor momento de la pandemia?
Como se dijo, la decisión responde más a la situación sociopolítica y la crisis económica que afronta la capital. Uno de los reclamos más vehementes del último mes de protestas es la falta de empleo y oportunidades, por lo que el Distrito se la jugó por dar apertura a la economía. De esta forma no solo se aporta en la búsqueda de soluciones para aplacar el estallido social, sino que es una esperanza para los comerciantes, que reclamaron durante un año la apertura gradual del sector.
¿Cuál será la clave de este proceso?
El autocontrol. Tanto de la ciudadanía como de los establecimientos comerciales. Cada persona deberá extremar los cuidados y el uso del tapabocas y, de hecho, Leonardo García, presidente del Colegio Médico de Bogotá y Cundinamarca, aconsejó que “lo mejor es que quien no necesite salir, no lo haga”.
En el caso de los establecimientos, deberán respetar e informar al público el aforo máximo. En espacios cerrados se debe velar por una adecuada ventilación, mientras que el distanciamiento
¿Habrá horarios, ley seca o toque de queda?
No. Ya no rige ninguna restricción a la movilidad ni a la venta o consumo de licor.
¿Se abren bares, pero no discotecas?
Sí. Bares y gastrobares podrán abrir hasta la 1:00 a.m. Las discotecas, así como estadios y conciertos, se abrirán cuando se pase de alerta roja a amarilla, pues son actividades que implican un “supercontagio”.
¿Abren totalmente los colegios y universidades?
No habrá restricción para las instituciones educativas, solo aforos y protocolos de bioseguridad. Pero el regreso permanente a la presencialidad se hará al terminar la vacunación de docentes y personal educativo.
¿No va más el teletrabajo?
Todo lo contrario, las empresas deberán procurar que mínimo un 70 % de sus empleados trabajen desde casa.