Autoridades departamentales permanecen en alerta por incendios y temporada seca
Con la temporada del fenómeno del niño, que se vive en el país desde junio, aumenta el riesgo de incendios forestales a raíz de la reducción de las lluvias y el calentamiento del aire, entre otros factores. Esto tiene en alerta a municipios de Boyacá, Cundinamarca, Tolima, Huila y Meta.
En Cundinamarca, la situación respecto a los incendios forestales es alarmante. De acuerdo con el Cuerpo de Bomberos departamental, este año, hasta septiembre, se han registrado 223 eventos de incendios, que configuran un 95,5% más de los registrados en el mismo periodo del año anterior. Solo en los dos últimos días de agosto hubo tres incendios forestales en los municipios de San Francisco, Ubaque y Anolaima, y tres más en jurisdicción del municipio de Soacha. Los bomberos confirmaron que las conflagraciones simultáneas, registradas en Soacha, fueron provocadas por manos criminales.
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El tiempo seco, generado por el fenómeno del niño. que ha primado durante los últimos meses, junto a la irresponsabilidad de un sector de la ciudadanía que, pese a las campañas y advertencias de las autoridades siguen realizando quemas en zonas prohibidas y arrojando residuos en zonas boscosas, son las principales causas del incremento en el número de hectáreas arrasadas por las llamas.
Y es que basta con una minúscula fracción de vidrio en el bosque para que se genere un incendio. “Otras causas son las personas que hacen paseos de olla y dejan las fogatas prendidas; manos criminales, que provocan los incendios porque sí, y las quemas controladas que, casi siempre, se terminan saliendo de control”, le comentó a El Espectador el comandante Álvaro Farfán, delegado departamental de bomberos de Cundinamarca.
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Desabastecimiento de agua y riesgo de incendio
Por la temporada seca, el modelo de predicción del IDEAM, estima que durante los últimos tres meses del 2023 en la región central del país se presentará un déficit de entre el 10% y 20% con respecto a los promedios históricos del oriente de Cundinamarca y algunos sectores del departamento de Boyacá. Además, en el primer trimestre del 2024, se estima una disminución de lluvia en la región andina de un 10% a 30%.
De acuerdo con el IDEAM, los municipios de Cundinamarca que podrían verse afectados ante un posible desabastecimiento hídrico en temporada seca son: Albán, Anapoima, Apulo, Cáqueza, Chocontá, Gama, Guatavita, Guayabal de Síquima, La Mesa, La Palma, Mosquera, Paratebueno, Puerto Salgar, Pulí, Ricaurte, San Juan de Rioseco, Silvania, Soacha, Subachoque, Tibacuy, Tocaima, Ubalá, Vergara, Vianí, Villeta, Viotá y Yacopí.
Además, en la Región Central (Meta, Huila, Boyacá, Meta y Cundinamarca) hay 19.453, 4 hectáreas que se encuentran en la categoría de riesgo de incendios ‘muy alto’, y 1.963.896 hectáreas categorizadas con ‘riesgo alto’ de incendio.
Para que la ciudadanía interesada consulte la situación en detalle, la Región Administrativa y de Planificación Especial RAP-E, entidad pública suprarregional, que agrupa a los departamentos de la región central y Bogotá, habilitó un boletín preventivo regional para una consulta interactiva con el objetivo de informar sobre la adaptación y la mitigación a partir de los riesgos por la temporada seca. También habrá información suministrada por el IDEAM sobre el comportamiento del clima y las predicciones de los posibles cambios que puedan traer riesgos consigo.
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Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.
En Cundinamarca, la situación respecto a los incendios forestales es alarmante. De acuerdo con el Cuerpo de Bomberos departamental, este año, hasta septiembre, se han registrado 223 eventos de incendios, que configuran un 95,5% más de los registrados en el mismo periodo del año anterior. Solo en los dos últimos días de agosto hubo tres incendios forestales en los municipios de San Francisco, Ubaque y Anolaima, y tres más en jurisdicción del municipio de Soacha. Los bomberos confirmaron que las conflagraciones simultáneas, registradas en Soacha, fueron provocadas por manos criminales.
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Y es que basta con una minúscula fracción de vidrio en el bosque para que se genere un incendio. “Otras causas son las personas que hacen paseos de olla y dejan las fogatas prendidas; manos criminales, que provocan los incendios porque sí, y las quemas controladas que, casi siempre, se terminan saliendo de control”, le comentó a El Espectador el comandante Álvaro Farfán, delegado departamental de bomberos de Cundinamarca.
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Desabastecimiento de agua y riesgo de incendio
Por la temporada seca, el modelo de predicción del IDEAM, estima que durante los últimos tres meses del 2023 en la región central del país se presentará un déficit de entre el 10% y 20% con respecto a los promedios históricos del oriente de Cundinamarca y algunos sectores del departamento de Boyacá. Además, en el primer trimestre del 2024, se estima una disminución de lluvia en la región andina de un 10% a 30%.
De acuerdo con el IDEAM, los municipios de Cundinamarca que podrían verse afectados ante un posible desabastecimiento hídrico en temporada seca son: Albán, Anapoima, Apulo, Cáqueza, Chocontá, Gama, Guatavita, Guayabal de Síquima, La Mesa, La Palma, Mosquera, Paratebueno, Puerto Salgar, Pulí, Ricaurte, San Juan de Rioseco, Silvania, Soacha, Subachoque, Tibacuy, Tocaima, Ubalá, Vergara, Vianí, Villeta, Viotá y Yacopí.
Además, en la Región Central (Meta, Huila, Boyacá, Meta y Cundinamarca) hay 19.453, 4 hectáreas que se encuentran en la categoría de riesgo de incendios ‘muy alto’, y 1.963.896 hectáreas categorizadas con ‘riesgo alto’ de incendio.
Para que la ciudadanía interesada consulte la situación en detalle, la Región Administrativa y de Planificación Especial RAP-E, entidad pública suprarregional, que agrupa a los departamentos de la región central y Bogotá, habilitó un boletín preventivo regional para una consulta interactiva con el objetivo de informar sobre la adaptación y la mitigación a partir de los riesgos por la temporada seca. También habrá información suministrada por el IDEAM sobre el comportamiento del clima y las predicciones de los posibles cambios que puedan traer riesgos consigo.
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