Baldosas escupidoras e inestables: el riesgo para los peatones en Bogotá
La percepción ciudadana sobre el estado de los andenes es regular. Por ello una iniciativa ciudadana ha marcado más de 21.000 baldosas para advertir a los transeúntes sobre los riesgos de transitar algunas calles de la capital. Según cálculos del IDU, poner en óptimo estado el 100 % de las aceras en Bogotá costaría cerca de $1,43 billones.
Cristian Camilo Perico Mariño
Según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Bogotá tiene más de 28 millones de metros cuadrados de andenes, que hacen parte del espacio público. Sin embargo, algunas aceras se han convertido en representaciones a gran escala del tradicional juego ‘Buscaminas’, con sus clásicos recuadros grises y señales de alerta para no dar un paso en falso.
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Según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), Bogotá tiene más de 28 millones de metros cuadrados de andenes, que hacen parte del espacio público. Sin embargo, algunas aceras se han convertido en representaciones a gran escala del tradicional juego ‘Buscaminas’, con sus clásicos recuadros grises y señales de alerta para no dar un paso en falso.
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¿Las ha visto? Basta con caminar por sectores del centro, Normandía o la calle 116, entre muchos otros sitios en localidades como Barrios Unidos, Suba, Teusaquillo, Engativá y Usaquén, para toparse con señales hechas con pintura rosa y X negras, que advierten riesgo para los peatones.
Desde este medio realizamos un sondeo en las calles y a través de las redes sociales, para conocer la percepción de los ciudadanos sobre el estado de las aceras. De las 60 personas consultadas el 72 % considera que los andenes están en mal estado, el 22 % en regular y el 5 % en bueno.
Entre los comentarios que más se repiten están los que aluden a la inestabilidad de algunas losas; el peligro que representa la ausencia de las mismas en algunas zonas de la ciudad e, incluso, los encharcamientos que se generan por el desprendimiento del material que las adhiere al suelo. Esto termina salpicando agua residual o, como algunos lo han denominado, “escupiendo” a quienes transitan a pie.
Conscientes de esta problemática, y con el objetivo de hacer un llamado a las entidades encargadas de su mantenimiento, un colectivo ciudadano, integrado por más de 100 voluntarios ocasionales, han salido a las calles con brocha en mano, guantes y pintura al hombro, para informar sobre el mal estado de los baldosines.
“Somos un grupo de ciudadanos preocupados por los andenes en mal estado, que creen que Bogotá se merece lo mejor y que en este momento no lo tenemos. Sobre todo en el espacio público, que está en pésimas condiciones y se ha vuelto una trampa mortal para los peatones. Hemos sabido de personas que han tenido fracturas, se han caído y se han tronchado los tobillos, así que trabajamos para prevenir accidentes”, dice Nicolás de Francisco, vocero de ‘Empecemos Colombia’, quien agrega que a la fecha han marcado 21.000 de estas losas.
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Las cifras distritales
A pesar de que la mayoría de ciudadanos sienten que las aceras están en mal o regular estado, una visión diferente tienen las métricas del Instituto de Desarrollo Urbano (IDU). Según la entidad, el 57 % de ellas están en óptimas condiciones, el 30 % en regular y el 12,4 % en malo. Frente a este último, las localidades con mayores reportes son Teusaquillo y Tunjuelito, mientras que las zonas con más baldosas en estado irregular son Rafael Uribe Uribe, Engativá y Antonio Nariño.
Panorama en el que concuerda Jhoan Fuentes, habitante de Teusaquillo y coordinador en la misma localidad de este movimiento ciudadano, quien ratifica que la zona en donde vive tiene una alta afectación y que, lo peor, según él, es que la ciudadanía se ha tenido que acostumbrar a caminar por superficies movedizas:
“Este es un problema de toda la ciudad y en el que hay que trabajar para buscarle solución. La administración distrital no ha priorizado el estado de los andenes; es una de las grandes deudas que deja Claudia López, pues el IDU ha sido incompetente para resolver este problema”, señala.
Escenario en el que es clave aclarar las responsabilidades a cargo del IDU y de la Unidad de Mantenimiento Vial (UMV), adscrita a la Secretaría de Movilidad. En Bogotá existen cuatro tipos de vías: las troncales, en las que se mueven las rutas del Sistema de Transporte Masivo (como la Caracas, autonorte y la 26); la malla arterial, con alta capacidad de tráfico (av. Boyacá, av. Ciudad de Cali y la 1.° de Mayo); las vías intermedias, que unen las arteriales y las troncales (como la calle 53 y 45), y las locales, en los barrios, con menor paso vehicular.
Según la explicación de Diego Sánchez, director del IDU, las dos primeras son responsabilidad de su entidad; la competencia en la tercera se divide con la UMV, si corresponden a rutas del Sistema Integrado de Transporte Público y, las cuartas son responsabilidad de las alcaldías locales. “Es un tema de competencias determinadas por ley. La malla troncal en Bogotá corresponde al 40 % de las vías aproximadamente; las intermedias al 25 %, y el 35 % restante a arteriales y locales. De manera que el IDU no es el único responsable de los andenes”.
Y agrega: “No es la mejor respuesta, pero a veces, ante las denuncias, tenemos que especificar que el mantenimiento no nos corresponde. Aun así, remitimos el caso a la entidad encargada”, indica Sánchez, quien resalta que en 2023 se han intervenido alrededor de 240.000 metros cuadrados de espacio público. Lo que, a corte de junio, equivalía al 40 % de la meta del año, pues se espera mejorar 507.854 metros cuadrados entre andenes y ciclorrutas.
Cifra que puede sonar ambiciosa, pero no es suficiente para Luz Elena Suárez, habitante de la localidad de Usaquén y líder del movimiento Empezamos Colombia. “Sé que las métricas son importantes para la estadística, pero es una realidad que la malla vial está vuelta nada y que hay gente que se rompe piernas, se rompe la clavícula y también son datos. De nada nos sirven sus cifras de intervenciones si no se ven reflejadas en las calles”, refuta.
Aspecto en el que toma relevancia la labor de este movimiento ciudadano, que el mismo director de la Unidad de Mantenimiento Vial, Álvaro Sandoval, reconoce como una iniciativa que aporta a la ciudad. “Es un ejercicio valioso, porque puede integrar a los ciudadanos y a las entidades responsables, pero falta más articulación con las dependencias. No basta con que ellos pinten X si no nos hacen los reportes”, dice.
Indica que a corte de julio se han ejecutado obras en 17.778 metros cuadrados y se han priorizado 35.321. Entre las intervenciones al espacio público que ha ordenado la entidad se encuentran el sendero peatonal del proyecto Bochica y apoyo al Jardín Botánico, para adecuación de andenes afectados por raíces.
Cabe señalar que, según cálculos del IDU, poner en óptimo estado el 100 % de los andenes en Bogotá costaría cerca de $1,43 billones.
Manual de espacio público
Hace poco más de dos semanas la Alcaldía Mayor de Bogotá presentó junto a la Secretaría de Planeación el nuevo Manual de espacio público que, siguiendo las indicaciones del Plan de Ordenamiento Territorial (POT) Bogotá Reverdece 2022-2035, dicta las directrices para el diseño de calles, parques, plazas y plazoletas.
De acuerdo con María Mercedes Jaramillo, saliente secretaria, la prioridad en ese nuevo documento es que la ciudad se transite en bicicleta o caminando, de manera que las obras del espacio público deben ser pensadas en su bienestar.
“Queremos que el espacio público se piense como un espacio de encuentro. Por eso el nuevo Manual está pensado para que las baldosas no ‘escupan’ más; para que el espacio público sea caminable y seguro para todas y todos, con un énfasis particular en la seguridad y la caminabilidad”, indicó.
No obstante, la duda que embarga a los integrantes de ‘Empecemos Colombia’ es que, si bien este instructivo representa un avance, no especifica qué sucederá con los baldosines que ya están en mal o regular estado. De manera que este colectivo seguirá en su labor, advirtiendo a los peatones en dónde es seguro poner los pies, mientras avanza el mantenimiento de las aceras.
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