¿Bogotá camina segura? Así es la incidencia actual del homicidio en la ciudad
Dados recientes casos, revisamos el panorama de este delito y las fisuras que permanecen y obstaculizan que se enfrente de mejor manera.
El homicidio es el principal indicador de seguridad de una ciudad, pues ante la pérdida de una vida no valen discursos ni aplica el subregistro. Y si bien las cifras son menores a las del hurto o la extorsión (afectan la percepción de inseguridad), el impacto de cada asesinato es incalculable en afectados, en pérdidas económicas, en seguridad... De ahí que reducir este delito sea prioridad de toda administración.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
El homicidio es el principal indicador de seguridad de una ciudad, pues ante la pérdida de una vida no valen discursos ni aplica el subregistro. Y si bien las cifras son menores a las del hurto o la extorsión (afectan la percepción de inseguridad), el impacto de cada asesinato es incalculable en afectados, en pérdidas económicas, en seguridad... De ahí que reducir este delito sea prioridad de toda administración.
Le puede interesar: Distrito respondió a la Veeduría por alerta de retraso de 6 meses en obras del Metro
Y la meta, de momento, parece lograrla. Hoy las estadísticas muestran una leve disminución del 2 %, en comparación con el año pasado. Sin embargo, falta mucho por hacer: los elevados índices de muertes por intolerancia, los niveles de impunidad y la articulación entre las autoridades y la ciudadanía, así como la presencia de estructuras especializadas en homicidios de alto perfil preocupan.
El Espectador conoció las cifras actualizadas de la Policía Metropolitana de Bogotá alrededor de este delito. Según la entidad, en lo que va de 2024 (con corte al martes 21 de mayo) se han registrado 402 homicidios (10 menos que los registrados en el mismo período de 2023), lo que equivale a que cada ocho horas, en promedio, matan a una persona en la ciudad. Con un dato adicional: nueve de cada 10 son hombres.
Señala la Policía, además, que entre las 6:00 p.m. y la medianoche es el lapso donde ocurren la mayoría de casos; que el 38 % responden a disputas entre bandas, por el control territorial; el 31 % son por intolerancia, y Bosa, Kennedy y Santa Fe son las localidades con más muertes violentas. Llama la atención que el 59 % se cometieron con arma de fuego y un 32 % con arma blanca, dato que demuestra que el tráfico ilegal de armas sigue fuerte en la ciudad.
Disminuye, pero...
En los últimos seis días los hechos violentos, que han derivado en homicidios, han sembrado intranquilidad en una buena parte de la ciudadanía. Basta con recodar el asesinato de Élmer Fernández, director de la cárcel La Modelo de Bogotá, en la tarde del jueves 16 de mayo, en medio de una sofisticada operación sicarial que conmocionó la ciudad; los dos asesinatos de la noche del 17 de mayo, cuando sicarios mataron a dos hombres en la localidad de Usme, al parecer en medio de disputas territoriales, o las muertes del domingo 19 y el lunes 20 de mayo, cuando, en hechos aislados, les quitaron la vida a dos personas en Suba, en sendas riñas.
Si bien los índices de homicidio tienen tendencia a la baja, preocupa particularmente la presencia de estructuras organizadas capaces de articular y efectuar crímenes de alto impacto, como el de Roberto Franco Charry, ocurrido el 21 de febrero en inmediaciones del parque de la 93, o de Élmer Fernández, asesinatos que por su planeación dejan entrever que detrás estuvieron experimentadas estructuras, con miembros expertos en operaciones especiales.
Al menos así lo señala Mercedes Cevallos Sánchez, coordinadora e investigadora del programa de criminología e investigación criminal de la Universidad del Rosario, al resaltar que en esos casos, transversal al flagelo del crimen organizado, podría estar la corrupción pública, en donde suelen estar involucrados entes de control y de vigilancia. “Que este tipo de crímenes lleguen a ese punto, necesariamente deben haber permeado los procesos de seguridad”, indica.
Y agrega: “No podemos simplemente señalar que carecemos de procesos y de policías para una ciudad como Bogotá. Es importante revisar qué sucede dentro de los estamentos que articulan la seguridad ciudadana, pues en estos casos vemos que los perpetradores tienen demasiada información: a qué hora sale y entra la víctima, información de su rutina, en qué momento está desprovisto de seguridad, etcétera. Es información que necesariamente sale de los círculos de seguridad de la persona contra la que se va a atentar”.
Lea también: Sorprenden a un adulto mayor con 2.000 dosis de tusi mientras se movía en un taxi
La experta recalca que las estrategias que se dan con los cambios de mando en las alcaldías generalmente dejan vacíos que aprovechan las estructuras criminales, razón por la cual una continuidad en ciertas estrategias resultaría clave.
El caso de sicariato, en el que murió el director de La Modelo, aguzó la sensación de impunidad y puso en entredicho la capacidad de reacción de las autoridades frente a casos de esa envergadura. A la fecha, si bien se tienen pistas e hipótesis, no se han establecido las circunstancias ni los responsables del hecho. Una de las apuestas de las autoridades para mejorar su capacidad de respuesta tiene que ver con la implementación de frentes de seguridad barriales que articulen la acción policial con la información que puedan suministrar.
De acuerdo con la Policía, en Bogotá hay 1.634 frentes de seguridad ciudadana establecidos, 155 de los cuales han sido creados este año. “Por nuestra historia de país, debemos tener en cuenta cuál es el alcance de estas estrategias y definir a cabalidad su papel. Hay que evitar políticas que promuevan que la ciudadanía participe directamente en la lucha contra la inseguridad, ya que el papel comunitario debe estar enfocado hacia la información, para que esto no se vuelva un fenómeno de justicia por mano propia”, señala Cevallos.
Además de los frentes de seguridad, las acciones encaminadas a la mitigación del homicidio, de acuerdo con la Policía, están relacionadas con la priorización de nueve localidades en donde se establecieron 60 microterritorios, a donde enviaron a 120 policías adicionales, dedicados exclusivamente a la contención y prevención del homicidio.
Como se ve, urge revisar el funcionamiento interno de ciertos estamentos que velan por la seguridad ciudadana, los cuales, por el desarrollo de casos recientes, revelan entramados de corrupción. Mientras ese particular no se purgue de las instituciones, las innovaciones tecnológicas, las capturas y los esfuerzos de seguridad que realice la ciudad seguirán siendo pequeñas victorias que no alcanzan para enfrentar con decisión la maraña de exabruptos que determinan la cantidad de homicidios que hoy enfrenta la ciudad.
Lea también: Hallan sin vida a Cecilia Santana de 58 años, desaparecida en Tabio, Cundinamarca
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.