Bogotá: ¿Cuáles serían los sectores más favorecidos con el presupuesto de 2022?
En charla con El Espectador, el secretario de Hacienda explica cómo será la repartición de la torta presupuestal para el próximo año. También reunimos las opiniones de los concejales, que serán ponentes del proyecto.
Diego Ojeda
La administración de Claudia López reveló las cartas económicas con las que busca marcar el rumbo de la ciudad. Se trata de la propuesta de presupuesto para 2022, que radicó en el Concejo de Bogotá y con la que aspiran a que se aprueben $28,5 billones; es decir, 19 % más de los que se aprobó para 2021. El documento ya lo analiza el cabildo, en especial por los concejales designados como ponentes (cuyas reacciones encontrará al final de este artículo), quienes harán lo propio en la Comisión de Hacienda, durante la semana del 14 de noviembre, para que el 8 de diciembre se vote y se fije el presupuesto que tendrá la capital en 2022.
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La administración de Claudia López reveló las cartas económicas con las que busca marcar el rumbo de la ciudad. Se trata de la propuesta de presupuesto para 2022, que radicó en el Concejo de Bogotá y con la que aspiran a que se aprueben $28,5 billones; es decir, 19 % más de los que se aprobó para 2021. El documento ya lo analiza el cabildo, en especial por los concejales designados como ponentes (cuyas reacciones encontrará al final de este artículo), quienes harán lo propio en la Comisión de Hacienda, durante la semana del 14 de noviembre, para que el 8 de diciembre se vote y se fije el presupuesto que tendrá la capital en 2022.
Entre las principales apuestas presupuestales que comunicó el Distrito está la continuación de programas que aporten al rescate social (como lo del ingreso mínimo garantizado); inversión en obras públicas, que fomenten la creación de empleo; la ya conocida financiación para tapar el hueco tarifario que presenta Transmilenio, y la posibilidad de que Bogotá tenga su propio centro de producción de vacunas contra el COVID-19.
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Para desenredar toda esta pita de recursos, el secretario de Hacienda de Bogotá, Juan Mauricio Ramírez, le explica a El Espectador cómo sería (en caso de obtener luz verde por parte del Concejo) la partición de esta torta presupuestal, de la cual inversión (85 %), funcionamiento (12,1 %) y servicio de la deuda (2,5 %) son los rubros que se llevan la mayor parte de los recursos.
Según Ramírez, una parte de las priorizaciones en el diseño de este presupuesto se la lleva el ingreso mínimo garantizado (entre otras transferencias que hace la Secretaría de Integración Social) para apoyar a los hogares con insuficiencia alimentaria, y a los adultos mayores. “Tenemos cerca de $500.000 millones para ingreso mínimo garantizado, el cual se destinará a más de 790.000 hogares pobres y vulnerables, con doce giros mensuales en 2022”, dice y agrega que esta apuesta continuará por lo menos en lo que resta del mandato de López, haciendo actualizaciones periódicas para ir dando más a los más pobres y un poco menos a los menos pobres.
“La ciudadanía debe entender que esto es un complemento al esfuerzo que hacen los hogares para generar sus propios recursos, porque lo que les estamos dando no alcanza para satisfacer todas sus necesidades. La idea es que con la recuperación económica, el empleo y el aporte de las transferencias que hacen el Distrito y el Gobierno Nacional, los hogares puedan ir saliendo de la pobreza extrema y, ojalá, de la pobreza”, aclara.
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Otro componente, que va por una línea similar, es el sistema distrital de cuidado, que facilita a las mujeres que adelantan labores del hogar y de cuidado (la población más castigada por el desempleo generado en la pandemia) el poder trabajar y capacitarse. Para esto se tienen proyectada una inversión de $650.000 millones.
Inversión
Si el cabildo aprueba la propuesta del Distrito, este componente recibiría una inyección de $24,36 billones en 2022, de los cuales movilidad recibiría $8,6 billones; educación, $5,4 billones; salud, $3,1 billones, e integración social, $1,8 billones. También está gobierno y ambiente, con cerca de $1,1 billones para cada uno; hábitat, con $900.000 millones; cultura, con $790.000 millones; seguridad, con $590.000 millones, y desarrollo económico, con $340.000 millones.
En el apartado de movilidad se espera destinar $1,76 billones para aportar a la cofinanciación (otra parte del dinero sería puesta por el Gobierno Nacional) para avanzar en la segunda línea del metro de Bogotá, esto después de que se tengan los estudios y diseños. “Lo importante es la posibilidad de firmar un acuerdo de cofinanciación con la nación, lo cual sería un paso clave para los 2,5 millones de personas que se beneficiarían de esta obra de ingeniería”, manifiesta Ramírez.
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Otros recursos estarían destinados a finalizar estudios y diseños del corredor verde de la carrera séptima, al igual que el de los cables aéreos de Ciudad Bolívar y Monserrate. Parte de las apuestas también se concentran en el fortalecimiento del C4 (Centro de Comando, Control, Comunicaciones y Cómputo de Bogotá), con tecnologías de videoanalítica y análisis de datos. Sobre este último punto hay que aclarar que el Distrito históricamente ha tenido barreras en la obtención de datos biométricos que sirvan como base para el funcionamiento de dichas tecnologías.
El Espectador ha logrado precisar con la Registraduría que han avanzado diálogos para adelantar tal intercambio de información, pero hay quienes aseguran que antes se debe tener un marco regulatorio que garantice los derechos de la población.
Otra importante cantidad de dineros se invertirán en el desmonte del SITP provisional (el proceso final de chatarrización, que demandaría unos $66.000 millones). Además, de $1,8 billones para la ya conocida estabilización tarifaria de Transmilenio (que es el vacío que paga el Distrito, porque la tarifa que pagan los ciudadanos no es suficiente para financiar la operación del sistema).
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Por otra parte, en salud se espera que la inversión de recursos permita recuperar el campo que se perdió por cuenta de la pandemia, específicamente en ámbitos como la salud mental, materna e infantil, sexual y reproductiva, alimentaria y nutricional. “Tendremos un modelo de atención territorial que se llama Salud a Mi Barrio, el cual es fundamental, porque permite acciones preventivas en las localidades”, explica el funcionario.
En los planes también está la construcción de una serie de hospitales y la dotación a centros de atención prioritaria, como lo es el Hospital de Kennedy. También habría recursos para investigación, diagnóstico, tratamiento y vacunas relacionadas con el COVID-19. Según lo manifestado por Ramírez, urge que la ciudad avance en esta materia, pues se sabe que está próxima la declaración del paso de pandemia a endemia, y la ciudad necesita un plan para atender dicho panorama. Por esta razón, una de las posibilidades es que Bogotá tenga a mediano plazo su centro de producción de vacunas.
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Finalmente, en educación, gran parte de los recursos serían aprovechados para garantizar el acceso a la educación superior a más de 13.500 jóvenes (mediante el programa Reto a la U), así como la matrícula de 36.000 estudiantes de bachillerato, que se graduarán con una doble titulación, así como 20.000 nuevos cupos para estudios universitarios con el programa de Jóvenes a la U.
“A esto se suman las apuestas por el cierre de la brecha digital. Para esto queremos destinar $100.000 millones para ampliar la distribución de tabletas en colegios públicos. También, la continuación y terminación de 35 colegios, de los cuales quince ya venían desde la pasada administración. Además, del mantenimiento y mejoramiento del 100 % de las instituciones educativas que tiene el Distrito”, puntualiza.
Se destinarán, por otra parte, $340.000 millones para hacer intervenciones viales por concepto de valorización (recursos que ya fueron pagados por los contribuyentes por obras contempladas desde 2018), así como una inversión de $88.000 millones para la red interconectada de ciclorrutas y $360.000 millones para el mantenimiento y mejoramiento de la malla vial.
Funcionamiento y servicio a la deuda
Sobre los gastos para el funcionamiento de la administración distrital, el secretario de Hacienda asegura que hubo un esfuerzo para racionalizar lo más posible los recursos, sobre todo en adquisición de bienes y servicios, que se redujo en 3 %. Sin embargo, el componente general evidencia un incremento del 8 %, lo que podría despertar dudas entre los concejales.
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Ramírez afirma que no es que se esté malgastando la plata, sino que hay una considerable fuerza de trabajo del Distrito, que tiene contratación por prestación de servicios, cuando sus funciones requieren una contratación de planta. Aunque a simple vista aumenta los costos, se ve más como una inversión a largo plazo, pues le ahorraría a la capital una considerable cantidad de dinero en demandas perdidas. Al respecto, vale la pena recordar el reciente episodio que vivió Canal Capital, condenado a pagar más de $1.800 millones por las acciones legales que han interpuesto en su contra.
Con respecto a lo de servicio en la deuda (que implicaría pagar unos $700.000 millones), el secretario de Hacienda se muestra tranquilo, pues asegura que los indicadores financieros de Bogotá siguen siendo buenos. Pese al coletazo económico del COVID-19, se demostró que los capitalinos siguen siendo buena paga en sus tributos.
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Un tema importante para resaltar es que los indicadores fiscales de endeudamiento de Bogotá son prueba de esa buena salud. Uno de los indicadores principales es cuánto pesa el pago de intereses sobre el ahorro de la ciudad. “El pago de intereses sobre el ahorro de la ciudad ni siquiera llega al 5 %, cuando la norma indica que este no puede superar el 40 %. Es decir, es una ciudad poco endeudada”, comenta el funcionario.
Por otro lado, el valor de la deuda en comparación con el PIB es del 2,5 %, lo cual también es bueno. “Incluso, si usáramos todo el cupo de endeudamiento que nos aprobó el Concejo, llegaríamos al 5 %, que comparado con la nación (que tiene el 60 % del PIB) es muy bueno. En resumen, seguimos teniendo unos indicadores muy favorables”, concluye el secretario.
Las miradas del Concejo
Los cabildantes elegidos como ponentes para este proyecto de presupuesto 2022 fueron Óscar Ramírez (Centro Democrático), Carlos Carillo (Polo) y Andrés Onzaga (Alianza Verde). Aunque ninguno tiene claro si emitirá ponencia positiva o negativa, pues siguen analizando el documento, exponen sus apreciaciones sobre el tema.
El concejal Ramírez considera que el presupuesto debe garantizar que 2022 sea el año de la estabilización de los indicadores económicos de Bogotá (hay que recordar que aspectos como el desempleo siguen con un gran rezago). Para él, es importante que la destinación de estos priorice la productividad empresarial y la generación de empleo, especialmente a mujeres y jóvenes, así como la continuidad del ingreso mínimo garantizado y la recuperación de la confianza en la seguridad (que se ha visto golpeada en los últimos meses). Con respecto a lo último, al cabildante le preocupa la baja asignación de recursos que el Distrito quiere invertir en dicho componente.
Por su parte, el concejal Carrillo se muestra inconforme por la prioridad que ha demostrado tener el Distrito para con Transmilenio sobre otros sectores, como el de la salud. Para él, un aspecto importante es velar que la alcaldesa cumpla con lo prometido en la estrategia del plan de rescate social. Coincide con su colega en que las pequeñas empresas y las personas más afectadas por la pandemia deben recibir ayudas y auxilios, y que debe ser clara una solución de fondo para el tema de la reactivación de la economía.
Dando una mirada general, asegura que “nada ha cambiado en las prioridades, y en una visión presupuestaria redistributiva, que no es la apuesta del presente gobierno distrital. La ponencia debe apuntar a esto, a representar un cambio redistributivo, que permita hacer más equilibrada y justa la aplicación de los recursos de inversión del distrito”.
Sumado a lo anterior, pone en la mesa la preocupación por la deuda distrital. Para él, este presupuesto refleja “los altos costos de la irresponsable gestión de créditos a cargo de este cupo. Por esto, se tuvo que presupuestar más de medio billón de pesos por cuenta de servicio de la deuda, ítem que es prácticamente inmóvil dentro del proyecto, debido a que corresponde a compromisos adquiridos”, concluye.
Así empieza un nuevo capítulo entre la administración de López y el Concejo. Todos coinciden en que parte importante de los esfuerzos deben enfocarse en crear condiciones para que la economía vuelva a como estaba antes de la pandemia, situación que sigue siendo compleja al entender que millones continúan estando más allá del umbral de la pobreza.