Bogotá pide mejorar la salud, pero las obras están lejanas
En Bogotá faltan 4.000 camas hospitalarias (de mediana y baja complejidad) para llegar al estándar de la OPS, pero las obras para fortalecer y desarrollar la infraestructura hospitalaria en la capital siguen estancadas. ¿Qué está pasando?
María Angélica García Puerto
“Muchas dificultades y falencias en salud” fue lo que encontró la Contraloría de Bogotá, tras una visita sorpresa el pasado 6 de noviembre, en 10 hospitales de distintas subredes: Santa Clara, Suba, Meissen, La Victoria, San Blass, Engativá, El Tunal, Kennedy, Bosa Nuevo y Simón Bolívar. Para comenzar, encontraron medicamentos vencidos, con sobrecostos o desabastecidos (como la insulina) y en cuatro hospitales varios equipos biomédicos sin funcionamiento, por mantenimiento o por no tener dónde instalarlos, como máquinas de rayos X, almacenadas y sin usarse.
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“Muchas dificultades y falencias en salud” fue lo que encontró la Contraloría de Bogotá, tras una visita sorpresa el pasado 6 de noviembre, en 10 hospitales de distintas subredes: Santa Clara, Suba, Meissen, La Victoria, San Blass, Engativá, El Tunal, Kennedy, Bosa Nuevo y Simón Bolívar. Para comenzar, encontraron medicamentos vencidos, con sobrecostos o desabastecidos (como la insulina) y en cuatro hospitales varios equipos biomédicos sin funcionamiento, por mantenimiento o por no tener dónde instalarlos, como máquinas de rayos X, almacenadas y sin usarse.
A esto se suman dietas a los pacientes, que no se ajustaban a lo prescrito por los médicos; 1.500 pacientes del hospital Simón Bolívar esperando agendamiento de sus citas o procedimientos, y 76 pacientes en abandono, de los cuales 43 son mayores de 60 años. Uno de los casos fue el de un señor, de 37 años, quien permaneció seis años en el Hospital de Chapinero. Con lo anterior, el ente de control anunció una actuación especial para establecer responsabilidades.
Pero este es apenas un diagnóstico parcial. La realidad es más compleja. Adicional a los problemas administrativos, se evidencia falta de infraestructura en la ciudad. Para darle dimensión a esto, un dato: Bogotá tiene un déficit de 4.000 camas hospitalarias para llegar el estándar de la Organización Panamericana de Salud (OPS). Y para liberar espacios, una primera tarea es resolver el abandono de pacientes.
El último reporte de la Secretaría de Salud indica que hay 200 pacientes abandonados en instituciones públicas y 50 en privadas. Ante esto, el secretario Gerson Bermont habló de su plan: se está trabajando con Integración Social “para adecuar unas instalaciones sociosanitarias, donde será más efectivo que un trabajador social atienda a un paciente en abandono y ocasionalmente los equipos médicos. Con esto estaríamos resolviendo 250 camas en la ciudad para atenciones en salud”.
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Pero está claro que no es suficiente, por lo que la otra apuesta es intentar trasladar a “más de 600 pacientes que deberían estar hospitalizadas en su casa, pero por sus condiciones vulnerables no lo han podido hacer. “Buscamos también con Integración Social ese segundo ejercicio, para desocupar esas camas, cuando podrían estar en una institución que los reciba temporalmente mientras regresan a sus hogares”, agregó Bermont.
Pero aquí surge la pregunta: ¿de dónde saldrán 3.150 camas que hacen falta? La respuesta estaría en una nueva infraestructura. Sin embargo, de 35 proyectos contratados en los últimos años, 11 están enredados o sin futuro previsible (como el del San Juan de Dios). Si bien la Alcaldía proyecta construir dos nuevos centros hospitalarios en Suba y Fontibón, para mitigar el déficit (tras cancelar la ampliación del hospital de Engativá), el panorama no es alentador.
¿Qué se logra en tres años?
Las últimas administraciones han tenido claro el déficit en infraestructura de salud que tiene la ciudad, pero resolverlo ha sido todo un camino de tropiezos. El más sonado de los últimos meses es el de los dos hospitales que pretendían construir en San Juan de Dios. A pesar de haber sido contratados, un interventor de la Superintendencia de Salud (delegado del gobierno Petro) los desechó de manera unilateral, alegando la protección de un bien de interés cultural. El contratista español Copasa hoy tiene demandado al Distrito, al que le exige una indemnización por $70.000 millones.
Y el ejemplo más reciente es el caso del Gran Parque Hospitalario de Engativá. Para este proyecto el Concejo había aprobado vigencias futuras por $904.000 millones para contratarlo bajo el modelo de Asociación Público-Privada (APP). Sin embargo, el pleito por el lote donde se haría la obra, que tardaría años, llevó a la Alcaldía a cambiar el plan y a proyectar dos nuevos hospitales, en Suba y Fontibón.
Si bien la decisión de Engativá no generará consecuencia jurídica, el impacto sí los sufrirán un millón y medio de ciudadanos, que esperan una atención eficaz y de calidad. Y tendrán que seguir esperando, pues para concretar el nuevo proyecto, la Alcaldía tendrá que empezar desde cero con la estructuración de los nuevos hospitales, que tendrán central de emergencias, especialistas y 115 camas cada uno.
No obstante, según la Secretaría de Salud, hay tranquilidad en los tiempos para dejar las obras en marcha, ya los estudios y diseños empezarán el próximo año, y los lotes parecen definidos. Para el de Fontibón hay uno de 18.000 m2 (La Felicidad) y en Suba, con un área similar, hay otro donde quedará la ALO, que pertenecen al IDU. Sin embargo, el de Fontibón podría tener líos, según el exsecretario de Salud de Claudia López, Alejandro Gómez, pues podría no tener permisos de uso de suelo.
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“Cuando estuvimos en el proyecto de Bogotá BIO, consideramos el lote de La Felicidad y se descartó para construir allí la fábrica de vacunas, porque está en medio de un barrio (..) Lamento que el Gran Parque Hospitalario no lo vayan a hacer. Entiendo que tengan otra mirada desde lo territorial, pero esos dos nuevos hospitales seguro no los podrán hacer en esta administración. Construir hospitales tiene muchos líos, desde lo financiero y lo jurídico. Si se hace bien, Bogotá los verá a la vuelta de cuatro o cinco años”.
Repensar el servicio de salud
Luis Jorge Hernández, médico salubrista y profesor de la Universidad de los Andes, señala que dependiendo de cada ciudad, se necesitan tres o cuatro camas hospitalarias por cada 1.000 habitantes, y Bogotá está alrededor de 1,9, de las cuales el 70 % son del sector privado, por lo que “hay que trabajar con las redes integradas de servicios de salud”.
Si bien se debe alcanzar el estándar, la tendencia internacional de los países de la OCDE (a la que pertenece Colombia) es todo lo contrario: reducir las camas hospitalarias. “Salud no es tener más hospitales, sino fortalecer la atención primaria y sus componentes: lo extramural, con equipos de salud yendo a los trabajos, colegios, casas; el prestador ambulatorio, con especialistas y médicos generales y de familia, y la prestación complementaria”, detalla Hernández.
Mejorar los hospitales existentes y fortalecer el modelo de atención es el llamado del docente. Por ahora la Secretaría de Salud impulsa su proyecto en infraestructura que, si bien seguro no tendrá líos para conseguir la autorización del Concejo para comprometer vigencias futuras y sacarlos adelante, su principal lío será cumplirle a una ciudadanía que reclama día a día mejor atención, así como resolver los líos de la infraestructura, que está en veremos, para acabar con las dudas.
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