Bogotá selló “matrimonio” con Sinovac para construir la primera fábrica de vacunas
BogotáBio es la nueva empresa mixta que construirá, en los próximos diez años, la fábrica con la que el país espera retomar la producción de vacunas y avanzar en el rendimiento tecnológico de cara al futuro. Estas son las fases del proyecto y las proyecciones del nuevo “matrimonio” de la capital con China.
Juan Camilo Parra
Un “matrimonio”. Así fue como definió la alcaldesa Claudia López el contrato de transferencia de conocimientos que firmó la capital con la empresa china Sinovac, farmacéutica que ganó el proceso de licitación, que buscó el aliado de la ciudad para construir la fábrica de vacunas más grande del país: BogotáBIO.
Gracias por ser nuestro usuario. Apreciado lector, te invitamos a suscribirte a uno de nuestros planes para continuar disfrutando de este contenido exclusivo.El Espectador, el valor de la información.
Un “matrimonio”. Así fue como definió la alcaldesa Claudia López el contrato de transferencia de conocimientos que firmó la capital con la empresa china Sinovac, farmacéutica que ganó el proceso de licitación, que buscó el aliado de la ciudad para construir la fábrica de vacunas más grande del país: BogotáBIO.
En los próximos 10 años se materializarán tres fases de este importante proyecto, que busca afianzar al país como un productor autónomo de vacunas y referente en tecnología farmacéutica de cara al futuro. La firma la pusieron la alcaldesa y Weidong Yin, gerente de Sinovac Group, en presencia de Álvaro Leyva, ministro de Relaciones Exteriores de Colombia; Alejandro Gómez, secretario distrital de Salud; el embajador de China en Colombia, Zhu Jingyang, y el equipo de BogotáBIO, en cabeza de la gerente de la empresa, Carolina Gómez.
Le puede interesar: Las obras que terminarán en 2024 y los contratos que deja el IDU andando
20 años sin producir vacunas
En retrospectiva, fue la pandemia del COVID-19 y sus efectos mundiales la que impulsó a la actual administración a desarrollar un proyecto de cooperación internacional, que dejara las bases de la construcción de una fábrica de vacunas. Esto, teniendo en cuenta que en Colombia se producen vacunas únicamente para animales, tras abandonar, en los 90s, la producción. Ahora la nueva empresa mixta emprenderá un camino de 10 años en los que se espera, la capital tenga la capacidad de producir las vacunas de COVID-19; polio; varicela y hepatitis A.
Carolina Gómez, actual asesora del secretario de Salud, y gerente de BogotáBIO, explica que esta iniciativa nació con el fin de proteger a los colombianos ante futuras emergencias en salud, ya que en el territorio se dejó de producir vacunas hace más de 20 años, lo que ocasionó que durante la pandemia el país tuviera que esperar a entrar en la cola de naciones que recibirían bilógicos, cuando la prioridad del orden mundial, eran países adinerados.
“Esta decisión de no producir vacunas no la tomó únicamente Colombia. Fue una decisión en el mundo, que coincide con la globalización en los años 90. Cuando nace la Organización Mundial del Comercio, nace esta idea de que la producción de bienes en el mundo debe repartirse entre países según lo que cada uno produzca. Las vacunas en el mundo se producían como bienes públicos, las producían los institutos públicos sin importar el valor comercial.
En ese entonces se estandarizó el proceso de fabricación de vacunas y desde Estados Unidos y Europa, las nuevas condiciones hacían que América Latina tuviese que invertir mucho dinero en la producción, por lo que muchos países optamos por comprar en el mercado y por ello, se dejaron de producir aquí. Ese efecto lo vimos en 2019, cuando, al no ser un bien público, las vacunas llegaron primero a países con mayor capital y cercanía a los sitios de producción. Ahí fue cuando nos dimos cuenta de que debíamos avanzar en producirlas nosotros mismos”, señaló a El Espectador la gerente de BogotáBIO.
Sinovac, un “matrimonio” con Bogotá
Fueron en total 15 las empresas las que mostraron interés en hacer parte de este proyecto. Al final del proceso, solo dos se comprometieron a cumplir las bases del proyecto y cronogramas. Sinovac, empresa farmacéutica China, que nació en 1999, pero su nombre se coló en el espectro mundial con la llegada del Coronavirus, se impuso.
“Entendimos primero que hacía falta un socio estratégico del sector privado, porque nosotros habíamos perdido el conocimiento. No sabemos cómo se hace una fábrica de vacunas y no sabemos cómo se hace la vacuna, entonces entendiendo eso, nos apoyamos en una firma que contratamos a través de Atena, para que nos hiciera la estructuración de la empresa y para que estructurara el proceso de selección”, señaló a El Espectador, el secretario de Salud, Alejandro Gómez.
El acuerdo contempla, en un inicio, que la capital tenga el 54% de la asociación mixta y Sinovac el 46%. El Distrito pondrá de su bolsillo $450.000 millones en los próximos diez años, para levantar la estructura y capacitar al personal que se necesite para operar la planta. Sinovac estaría poniendo cerca de $3 millones de dólares. “Tocamos las puertas de todos los grandes grupos mundiales que producen vacunas. Se tocó la puerta, por ejemplo, al mercado norteamericano, pero también el ruso, el cubano, el chino, el europeo, incluso en la India”, añadió el secretario.
Más de Bogotá: Las deudas en seguridad que deja Claudia López
Claudia López recordó que para el proceso acudió a la OMS (Organización Mundial de la Salud). “Convocamos a las mejores mentes del sector público y privado, para que nos guiara en estructurar un proyecto de esta magnitud. Hubo países que nos ofrecieron una fábrica de envasado y comercialización, pero no de producción local y la apuesta es poder producirlas nosotros, para enfrentar mejor futuras emergencias”.
Fases de la fábrica de vacunas bogotana
Son tres las fases proyectadas para que BogotáBio sea una realidad. La primera consiste en encontrar el lote donde será construida. Hasta el momento la cláusula es que la fábrica deberá estar ubicada en la zona ‘Bogotá Región’. “Lo primero que vamos a hacer es construir la fábrica, para lo cual China aportará con el diseño, con qué equipamiento necesitamos, con la aplicación de los estándares que debemos cumplir, entre otros detalles. Luego viene la fase de producción”, añadió la gerente de BogotáBIO.
En este proceso, durante la primera fase de producción, que irá adyacente a la construcción de la planta, se avanzarán en procesos de ‘llenado’ y ‘terminado’. “En esa fase traemos la vacuna en grandes tanques de China de las fábricas de Sinovac y la envasamos acá, en los pequeños viales para distribuir. Luego, dos años después, llegará la fase de formulación, es decir, ya no traemos el gran de tanque de China, sino que traemos las partes, hacemos acá el líquido y luego lo pasamos a los viales. Por último, llega la fase, en los últimos dos años, que es hacer todo el proceso, ‘end to end’”, añadió Carolina Gómez.
Uno de los puntos clave es que esta fábrica supla a Colombia en vacunas, generando un nuevo mercado, con precios más económicos y garantizando independencia sanitaria en esta materia. De acuerdo con las estimaciones, en tres años veríamos la primera vacuna envasada en Bogotá y vendida. Para cuando la última fase del proyecto sea una realidad, la fábrica podrá producir más de 100 millones de vacunas al año.
Explica Alejandro Gómez que la complejidad en estos procesos radica en conocer el ‘know how’ (cómo hacerlo en inglés) que requiere producir una vacuna: “lo que nosotros llamamos el antígeno, que es ese vector del virus o de la cápsula o de diferentes partes del organismo, que produce la enfermedad, es lo que otorga medidas de seguridad para que la vacuna no vaya a producir la enfermedad, sino generar las defensas. Eso que suena relativamente simple es muy complejo desde lo tecnológico, por eso tan importante lo que estamos firmando hoy”, indicó a este diario.
Un ejemplo de cooperación
Esta asociación, la cual es una de las más grandes que el país asiático desarrolla con otro país, fue celebrada tanto por la diplomacia China como la colombiana. El canciller Álvaro Leyva, resaltó el compromiso de la alcaldía de Claudia López y la cooperación de China para esta fábrica de vacunas sin precedentes en el país.
“Esto es un acto que tiene un símbolo de por medio, y es un adiós, de cara al futuro de la alcaldesa. Estamos en la era de la inteligencia artificial, de la computación cuántica, de la robótica y se nos está haciendo tarde para tomar el impulso y virar a nuevas tecnologías, pero como productores”, señaló Leiva.
“BogotáBIO es el resultado natural de largos esfuerzos científicos y económicos entre China y Colombia ante los desafíos de la pandemia. El gobierno y empresas chinos ofrecieron buen apoyo a Colombia con una donación superior a 1.5 millones de dólares. Sinovac entregó más de 27 millones de vacunas a lo largo de la crisis. Y vemos en esto un fuerte espíritu de solidaridad y cooperación”, señaló el embajador de China en Colombia, Zhu Jingyang, quien también trajo al recuerdo la visita en octubre del presidente Gustavo Petro al país asiático.
“Ante todos estos desafíos las posibilidades están en la cooperación. Petro visitó China y ambos gobiernos afianzaron su cooperación para aprovechar el buen ambiente y las coyunturas para explorar nuevas áreas de cooperación”, añadió el embajador.
Para Camilo Defelipe, experto en relaciones exteriores, con una mirada particular a China, este tipo de cooperaciones elevan la categoría de relación entre ambos países, dice él, “al igual que el metro, es lo que le da sentido a las “relaciones estratégicas” alcanzadas recientemente en la visita de Petro a China”, señaló a El Espectador.
Añade que es significativo, “porque demuestra una creciente sofisticación de las relaciones, es decir, Colombia podrá recibir transferencia de conocimiento. Si el proyecto funciona, podría incentivar otros proyectos de cooperación de alto nivel en temas de tecnología; BogotaBio puede ser un piloto de modelo de cooperación de alto nivel.
Por otro lado, el éxito de la licitación demuestra la ventaja competitiva de las empresas de biotecnología de China y su potencial de llegar a ser creadoras y difusoras de estándares tecnológicos. La fabricación y distribución haría que Colombia sea menos dependiente de mercados globales y posiblemente reduciría ciertos costos al acceso a vacunas.
Por último, cierra el analista aludiendo al papel que tendrá el país asiático en las próximas décadas. “Los éxitos de este proyecto serían una medalla discursiva China, es decir, se enmarcaría como un proyecto exitoso de cooperación entre países en vías de desarrollo, recordando que China se identifica como tal”, concluyó.
Para conocer más noticias de la capital y Cundinamarca, visite la sección Bogotá de El Espectador.