El cerro de Monserrate, el más conocido de los cerros Orientales de Bogotá.
Foto: IDT / Ricardo Báez
El turismo está cambiando. Hoy no todo viaje implica playa, hotel y manilla de ‘all Inclusive’. La belleza del Páramo de Chingaza, las aguas cristalinas del río Güejar, ubicado en un cañón, el escenario casi surreal de la Mina de Sal de Zipaquirá, la riqueza cultural de Villa de Leyva, el parque arqueológico de San Agustín y el desierto de la Tatacoa, son lugares turísticos de la Región Central, que busca posicionarlos, junto con otros espacios, bajo la premisa de que el turismo es también un instrumento de paz.
Por Daniela Villamarín Solorza
Comunicadora Social con énfasis en periodismo y producción audiovisual de la Universidad Javeriana. @Dvillamarinsdvillamarin@elespectador.com