Bogotá Sin Hambre 2.0: ¿Servirá el plan de Galán por la seguridad alimentaria?
La administración Galán puso en marcha el plan para contrarrestar el hambre, retomando la estrategia de ‘Lucho’ Garzón, Bogotá Sin Hambre. La ciudad, que no carece de abastecimiento, enfrenta diversos retos que deben ir más allá del asistencialismo. Este es el panorama de hambre.
El hambre o el riesgo de padecerla es un fenómeno mundial. Medirlo en cada contexto ha sido una de las tareas difíciles de los gobiernos. Aunque Bogotá es una ciudad abastecida, paradójicamente, el 19 % de la población se encuentra en inseguridad alimentaria, es decir, 1.529.977 personas, según la secretaría de Integración Social. Además, el índice de inseguridad alimentaria grave aumentó del 4,2 al 4,7 % en el último año, panorama que la actual administración quiere revertir, reviviendo un viejo programa: ‘Bogotá sin Hambre 2.0′.
Le puede interesar: Cuando no alcanza para tres comidas diarias: Bogotá y su lucha contra el hambre
Este martes el alcalde Carlos F. Galán lanzó el programa que toma como referencia el creado por ‘Lucho’ Garzón, en un esfuerzo por revertir el panorama que se cierne sobre la capital. “Vivimos una crisis de hambre en abundancia de comida”, indicó el mandatario en rueda de prensa.
Aunque las esferas del hambre varían, el dato más reciente que dio a conocer el DANE muestra que a nivel país se redujo levemente la población que se considera con inseguridad moderada y grave, al pasar del 28,1 % en 2022 al 26,1 % en 2023. En el caso de la capital, la situación es otra: mientras los porcentajes de la inseguridad alimentaria, moderada y grave, disminuyeron del 25,4 al 21,2 %, el índice de inseguridad grave aumentó del 4,2 al 4,7 %.
Galán afirmó que su administración invertirá $4.6 billones para avanzar en la ruta de erradicar el hambre: “somos conscientes de que no es con discursos vacíos”, indicó. Y añadió que Bogotá tendrá 50 nuevos comedores comunitarios y 30 nuevos comedores escolares. “Aumentaremos en 6 % las personas en servicios con componente alimentario, hasta llegar a 982 mil, garantizaremos la alimentación de todos los estudiantes de Bogotá a través del PAE, sirviendo 909 mil raciones de comida al día y además incrementaremos el valor promedio de las transferencias que hoy reciben 37 mil hogares en pobreza extrema, pasando de $384 mil a $505 mil”.
El presidente Gustavo Petro reaccionó a la nueva apuesta de Galán, criticando que la capital y Medellín no inscribieron lotes para el programa del Gobierno Nacional destinado a atacar el problema del hambre:
“Se hizo convocatoria para ofrecimientos de lotes para los PAS, que son estructuras modulares para que la gente encuentre alimentos baratos directamente del campo, y restaurantes con comida caliente gratuita en la lucha contra el hambre. Imaginen que alcaldías no inscribieron ningún lote: Bogotá y Medellín. Solicito a las comunidades pobres en Medellín y Bogotá encontrar lotes para hacer los PAS contra el hambre”, escribió el presidente en su cuenta de X.
No obstante, expertos como Daniel Bernal, nutricionista y docente de la Universidad Nacional que ha estudiado detenidamente el panorama en la capital, señala que las apuestas deben ir más allá:
“La nutrición y seguridad alimentaria son también un tema político. Los gobernantes no querrán que sus administraciones queden marcadas por índices altos de desnutrición. Hay que ir más allá del asistencialismo. Viendo acciones como la entrega de alimentos de la primera dama, es válido, pero debemos tener en cuenta cuando se trata de productos ultraprocesados que llegan a complementar esas canastas que se le entregan a población vulnerable. Por un lado, estamos satisfaciendo una seguridad alimentaria, así solo esas dos palabras, porque le estamos dando que comer, pero realmente no estamos llegando a lo nutricional”, analizó para El Espectador.
Metas contra el hambre de la administración Galán
La meta uno es incentivar la oferta de alimentos. Para ello buscan: (1) generar más de 35 mil espacios de comercialización con mercados campesinos; 12 % más que a la administración anterior. (2) Fortalecer técnica y comercialmente a 5.000 actores del sistema de abastecimiento y distribución alimentaria. (3) Intervenir 17 plazas distritales de mercado con embellecimiento y reforzamiento estructural.
Para responder a la demanda de alimentación de los habitantes más pobres y vulnerables el programa contempla rediseñar todos los programas de transferencias del Distrito, a través del programa “Mejores transferencias, Más Bien-estar” que ya inició con cambios como las 9.000 personas con discapacidad beneficiarias de bonos canjeables. Otro aspecto será aumentar el valor promedio de las transferencias del Distrito para pobres extremos. “Hoy 37.000 hogares reciben $384.000 en promedio y pasarán a recibir un valor promedio de $505.000″, señaló la administración.
Por último, contempla aumentar la atención de las personas que asisten a servicios regulares de alimentación, quienes reciben raciones de comida que aportan entre el 25 % y el 100 % de los requerimientos nutricionales diarios. Pasando de 924.494 a 982.249 beneficiarios.
Las metas son ambiciosas y habrá que ver la capacidad del Distrito para cumplirlas e implementarlas en medio del panorama fiscal de la capital, que en este momento busca una adición presupuestal para cumplir el Plan de Desarrollo 2024-2028.
Panorama del hambre en Bogotá
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El hambre o el riesgo de padecerla es un fenómeno mundial. Medirlo en cada contexto ha sido una de las tareas difíciles de los gobiernos. Aunque Bogotá es una ciudad abastecida, paradójicamente, el 19 % de la población se encuentra en inseguridad alimentaria, es decir, 1.529.977 personas, según la secretaría de Integración Social. Además, el índice de inseguridad alimentaria grave aumentó del 4,2 al 4,7 % en el último año, panorama que la actual administración quiere revertir, reviviendo un viejo programa: ‘Bogotá sin Hambre 2.0′.
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Este martes el alcalde Carlos F. Galán lanzó el programa que toma como referencia el creado por ‘Lucho’ Garzón, en un esfuerzo por revertir el panorama que se cierne sobre la capital. “Vivimos una crisis de hambre en abundancia de comida”, indicó el mandatario en rueda de prensa.
Aunque las esferas del hambre varían, el dato más reciente que dio a conocer el DANE muestra que a nivel país se redujo levemente la población que se considera con inseguridad moderada y grave, al pasar del 28,1 % en 2022 al 26,1 % en 2023. En el caso de la capital, la situación es otra: mientras los porcentajes de la inseguridad alimentaria, moderada y grave, disminuyeron del 25,4 al 21,2 %, el índice de inseguridad grave aumentó del 4,2 al 4,7 %.
Galán afirmó que su administración invertirá $4.6 billones para avanzar en la ruta de erradicar el hambre: “somos conscientes de que no es con discursos vacíos”, indicó. Y añadió que Bogotá tendrá 50 nuevos comedores comunitarios y 30 nuevos comedores escolares. “Aumentaremos en 6 % las personas en servicios con componente alimentario, hasta llegar a 982 mil, garantizaremos la alimentación de todos los estudiantes de Bogotá a través del PAE, sirviendo 909 mil raciones de comida al día y además incrementaremos el valor promedio de las transferencias que hoy reciben 37 mil hogares en pobreza extrema, pasando de $384 mil a $505 mil”.
El presidente Gustavo Petro reaccionó a la nueva apuesta de Galán, criticando que la capital y Medellín no inscribieron lotes para el programa del Gobierno Nacional destinado a atacar el problema del hambre:
“Se hizo convocatoria para ofrecimientos de lotes para los PAS, que son estructuras modulares para que la gente encuentre alimentos baratos directamente del campo, y restaurantes con comida caliente gratuita en la lucha contra el hambre. Imaginen que alcaldías no inscribieron ningún lote: Bogotá y Medellín. Solicito a las comunidades pobres en Medellín y Bogotá encontrar lotes para hacer los PAS contra el hambre”, escribió el presidente en su cuenta de X.
No obstante, expertos como Daniel Bernal, nutricionista y docente de la Universidad Nacional que ha estudiado detenidamente el panorama en la capital, señala que las apuestas deben ir más allá:
“La nutrición y seguridad alimentaria son también un tema político. Los gobernantes no querrán que sus administraciones queden marcadas por índices altos de desnutrición. Hay que ir más allá del asistencialismo. Viendo acciones como la entrega de alimentos de la primera dama, es válido, pero debemos tener en cuenta cuando se trata de productos ultraprocesados que llegan a complementar esas canastas que se le entregan a población vulnerable. Por un lado, estamos satisfaciendo una seguridad alimentaria, así solo esas dos palabras, porque le estamos dando que comer, pero realmente no estamos llegando a lo nutricional”, analizó para El Espectador.
Metas contra el hambre de la administración Galán
La meta uno es incentivar la oferta de alimentos. Para ello buscan: (1) generar más de 35 mil espacios de comercialización con mercados campesinos; 12 % más que a la administración anterior. (2) Fortalecer técnica y comercialmente a 5.000 actores del sistema de abastecimiento y distribución alimentaria. (3) Intervenir 17 plazas distritales de mercado con embellecimiento y reforzamiento estructural.
Para responder a la demanda de alimentación de los habitantes más pobres y vulnerables el programa contempla rediseñar todos los programas de transferencias del Distrito, a través del programa “Mejores transferencias, Más Bien-estar” que ya inició con cambios como las 9.000 personas con discapacidad beneficiarias de bonos canjeables. Otro aspecto será aumentar el valor promedio de las transferencias del Distrito para pobres extremos. “Hoy 37.000 hogares reciben $384.000 en promedio y pasarán a recibir un valor promedio de $505.000″, señaló la administración.
Por último, contempla aumentar la atención de las personas que asisten a servicios regulares de alimentación, quienes reciben raciones de comida que aportan entre el 25 % y el 100 % de los requerimientos nutricionales diarios. Pasando de 924.494 a 982.249 beneficiarios.
Las metas son ambiciosas y habrá que ver la capacidad del Distrito para cumplirlas e implementarlas en medio del panorama fiscal de la capital, que en este momento busca una adición presupuestal para cumplir el Plan de Desarrollo 2024-2028.
Panorama del hambre en Bogotá
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