Bogotanos participan en carrera internacional de vehículos autónomos
Hacer que un vehículo, que se conduzca solo, sea el primero en cruzar la línea de meta es el reto que asumen unos estudiantes de la Universidad San Buenaventura. De resultar victoriosos, estos jóvenes ganarían US$1 millón.
Diego Ojeda
La conducción autónoma es de esas tecnologías disruptivas que avanzan para hacerse un lugar en nuestra cotidianidad. En palabras simples, en el futuro los vehículos se van a manejar solos. Aunque hay quienes esto les suena a ciencia ficción, lo cierto es que en Colombia ya hay personas participando de este desarrollo.
Tal es el caso de Ximena Quevedo, Santiago Triana, Camilo Cortés y Andrés Hoyos, estudiantes de ingeniería mecatrónica de la Universidad San Buenaventura, quienes, junto con su profesor Jaime Arcos, participan este sábado en el Indy Autonomous Challenge (impulsado por Cisco), la primera carrera de vehículos autónomos capaces de correr a más de 300 kilómetros por hora.
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Probablemente, de entrada, usted no comprenda el reto tan grande que implica esto. En condiciones normales, viajar a tal velocidad obliga a un piloto a tomar una serie de decisiones, a veces en milésimas de segundos, como lo es acelerar, frenar o girar hacia determinados sentidos para adelantar a sus oponentes. Ahora, quite al conductor de la ecuación y programe a una máquina que sea capaz de hacer lo mismo; esa es la tarea en la que han trabajado estos jóvenes por más de un año.
El reto se hace aún más complejo al saber que estos estudiantes de pregrado compiten hombro a hombro con alumnos de posgrado de universidades como el MIT, la Universidad de Michigan, California y Munich, entre otras. Pero no están solos en esta travesía, pues los colombianos hacen parte del team Black & Gold, en el que también hay una cuota de la Universidad de Purdue, la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point y el Instituto Indio de Tecnología Kharagpur.
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En entrevista con El Espectador, el profesor Arcos explicó que el vehículo que conducirá el software que ellos programaron es un Dallara AV-21, el cual se encuentra equipado con sensores como cámaras de alta resolución, LIDARs (útiles para mapear el entorno del carro) y un GPS, entre otros. Lo que hacen estos artefactos es enviar información a computadores, los cuales, utilizando el desarrollo tecnológico del team Black & Gold, son procesados a una altísima velocidad para así dar indicaciones al vehículo.
“La carrera es a 20 vueltas. En algunos puntos esperamos superar los 300 kilómetros por hora, pues dependemos de las condiciones de tráfico en la pista”, detalla el docente. Aunque por lo breve que resulta la carrera no se necesitará el apoyo de los ya conocidos ‘pits’ que suelen verse en las competiciones de Fórmula 1, sí habrá una versión digital de los mismos, que son seis integrantes del grupo que estarán atentos por si se necesitan ajustes de última hora, o en el transcurso de la carrera.
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De resultar ganadores, el equipo recibirá la nada despreciable cantidad de US$1 millón. Aunque este dinero es un gran motivo para dar lo mejor, los colombianos consideran que más allá del galardón está el hecho de haber podido codearse con los líderes en este campo, y de llevar el nombre del país (el único latino en la competencia) a un evento de tal calibre.
Si desea ver la transmisión de esta competencia podrá hacerlo mediante este link a las 12:00 GMT-5.
Bogotanos que rompen estereotipos
Que nombres colombianos se mencionen en este tipo de eventos es muestra del gran talento que hay en nuestro país. Creer que Colombia no puede ser punta de lanza en desarrollos tecnológicos no es más que caer en estereotipos, pues quienes están inmersos en este campo, como el profesor Arcos y sus estudiantes, creen que en la nación se pueden lograr grandes aportes en conducción autónoma.
De hecho, ese es el sueño de Ximena Quevedo, quien a futuro se ve desarrollando este tipo de tecnologías para la conducción autónoma, ya no en pistas de carreras, sino en ambientes urbanos. Una apuesta de titanes, si se tiene en cuenta que tal anhelo es compartido por grandes en la industria como UBER y Tesla.
Ximena misma ya está rompiendo estereotipos, pues saca la cara en un sector que carece de participación femenina. Hace pocos días la Universidad Salesiana publicó un reporte que concluye que de los graduados de facultades de ingeniería en Bogotá, en los últimos cinco años, tan solo el 14 % son mujeres.
“Este fenómeno se debe a algunas fallas que permanecen en la cultura, donde se induce a las mujeres a ser tranquilas, vanidosas y a dedicarse a las tareas de cuidado, que son menos valoradas por la sociedad, mientras que los hombres deben ser fuertes, competitivos y desempeñarse en profesiones más técnicas y en cargos de poder, que son las carreras más valoradas por la sociedad”, asegura Germán Pardo, quien es el presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
Hoy en Indianápolis estos colombianos compiten por ocupar el primer lugar en esta carrera. Sin embargo, ya saborean la victoria de haber llegado tan lejos.
La conducción autónoma es de esas tecnologías disruptivas que avanzan para hacerse un lugar en nuestra cotidianidad. En palabras simples, en el futuro los vehículos se van a manejar solos. Aunque hay quienes esto les suena a ciencia ficción, lo cierto es que en Colombia ya hay personas participando de este desarrollo.
Tal es el caso de Ximena Quevedo, Santiago Triana, Camilo Cortés y Andrés Hoyos, estudiantes de ingeniería mecatrónica de la Universidad San Buenaventura, quienes, junto con su profesor Jaime Arcos, participan este sábado en el Indy Autonomous Challenge (impulsado por Cisco), la primera carrera de vehículos autónomos capaces de correr a más de 300 kilómetros por hora.
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Probablemente, de entrada, usted no comprenda el reto tan grande que implica esto. En condiciones normales, viajar a tal velocidad obliga a un piloto a tomar una serie de decisiones, a veces en milésimas de segundos, como lo es acelerar, frenar o girar hacia determinados sentidos para adelantar a sus oponentes. Ahora, quite al conductor de la ecuación y programe a una máquina que sea capaz de hacer lo mismo; esa es la tarea en la que han trabajado estos jóvenes por más de un año.
El reto se hace aún más complejo al saber que estos estudiantes de pregrado compiten hombro a hombro con alumnos de posgrado de universidades como el MIT, la Universidad de Michigan, California y Munich, entre otras. Pero no están solos en esta travesía, pues los colombianos hacen parte del team Black & Gold, en el que también hay una cuota de la Universidad de Purdue, la Academia Militar de los Estados Unidos en West Point y el Instituto Indio de Tecnología Kharagpur.
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En entrevista con El Espectador, el profesor Arcos explicó que el vehículo que conducirá el software que ellos programaron es un Dallara AV-21, el cual se encuentra equipado con sensores como cámaras de alta resolución, LIDARs (útiles para mapear el entorno del carro) y un GPS, entre otros. Lo que hacen estos artefactos es enviar información a computadores, los cuales, utilizando el desarrollo tecnológico del team Black & Gold, son procesados a una altísima velocidad para así dar indicaciones al vehículo.
“La carrera es a 20 vueltas. En algunos puntos esperamos superar los 300 kilómetros por hora, pues dependemos de las condiciones de tráfico en la pista”, detalla el docente. Aunque por lo breve que resulta la carrera no se necesitará el apoyo de los ya conocidos ‘pits’ que suelen verse en las competiciones de Fórmula 1, sí habrá una versión digital de los mismos, que son seis integrantes del grupo que estarán atentos por si se necesitan ajustes de última hora, o en el transcurso de la carrera.
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De resultar ganadores, el equipo recibirá la nada despreciable cantidad de US$1 millón. Aunque este dinero es un gran motivo para dar lo mejor, los colombianos consideran que más allá del galardón está el hecho de haber podido codearse con los líderes en este campo, y de llevar el nombre del país (el único latino en la competencia) a un evento de tal calibre.
Si desea ver la transmisión de esta competencia podrá hacerlo mediante este link a las 12:00 GMT-5.
Bogotanos que rompen estereotipos
Que nombres colombianos se mencionen en este tipo de eventos es muestra del gran talento que hay en nuestro país. Creer que Colombia no puede ser punta de lanza en desarrollos tecnológicos no es más que caer en estereotipos, pues quienes están inmersos en este campo, como el profesor Arcos y sus estudiantes, creen que en la nación se pueden lograr grandes aportes en conducción autónoma.
De hecho, ese es el sueño de Ximena Quevedo, quien a futuro se ve desarrollando este tipo de tecnologías para la conducción autónoma, ya no en pistas de carreras, sino en ambientes urbanos. Una apuesta de titanes, si se tiene en cuenta que tal anhelo es compartido por grandes en la industria como UBER y Tesla.
Ximena misma ya está rompiendo estereotipos, pues saca la cara en un sector que carece de participación femenina. Hace pocos días la Universidad Salesiana publicó un reporte que concluye que de los graduados de facultades de ingeniería en Bogotá, en los últimos cinco años, tan solo el 14 % son mujeres.
“Este fenómeno se debe a algunas fallas que permanecen en la cultura, donde se induce a las mujeres a ser tranquilas, vanidosas y a dedicarse a las tareas de cuidado, que son menos valoradas por la sociedad, mientras que los hombres deben ser fuertes, competitivos y desempeñarse en profesiones más técnicas y en cargos de poder, que son las carreras más valoradas por la sociedad”, asegura Germán Pardo, quien es el presidente de la Sociedad Colombiana de Ingenieros.
Hoy en Indianápolis estos colombianos compiten por ocupar el primer lugar en esta carrera. Sin embargo, ya saborean la victoria de haber llegado tan lejos.