Brecha escolar en Bogotá: cuando los buenos resultados se alejan de la periferia
Las últimas cifras de Bogotá Cómo Vamos evidenciaron una brecha entre los colegios distritales y privados en los resultados de las pruebas Icfes, la repitencia y la deserción escolar. Asimismo, las instituciones escolares en localidades con estratos socioeconómicos más bajos tienden a mostrar los peores resultados académicos.
Miguel Ángel Vivas Tróchez
Acercarse a los resultados evidenciados en el último informe de Bogotá Cómo Vamos, en materia de educación, es toparse de frente con una brecha infinita en materia de educación. A los ya conocidos problemas en torno a los entornos escolares menos favorecidos, se suman un aluvión de estadísticas cuya interpretación deja, aún más en evidencia, la enorme diferencia que hay entre cursar el colegio en una u otra zona de la ciudad.
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Acercarse a los resultados evidenciados en el último informe de Bogotá Cómo Vamos, en materia de educación, es toparse de frente con una brecha infinita en materia de educación. A los ya conocidos problemas en torno a los entornos escolares menos favorecidos, se suman un aluvión de estadísticas cuya interpretación deja, aún más en evidencia, la enorme diferencia que hay entre cursar el colegio en una u otra zona de la ciudad.
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De acuerdo con lo expuesto en el informe, los resultados de la prueba ICFES que obtienen los colegios de localidades como Bosa, Ciudad Bolívar y Sumapaz son significantemente más bajos que los reportados en colegios no oficiales, o privados, de localidades como Teusaquillo, Usaquen y Suba. Para 2023, los estudiantes de calendario A de nivel socioeconómico 1 tuvieron un puntaje global, promedio, 83 puntos menor al de los estudiantes del mismo calendario de nivel socioeconómico 4.
En este sentido, el estudio dio cuenta de que persisten retos al sur de la ciudad, en especial en Sumapaz (234 puntos), Ciudad Bolívar (253), Usme (254), San Cristóbal (255) y Antonio Nariño (256). Este dato es no menor, teniendo en cuenta que el nivel de preparación en la educación media, el cual se mide en cierta medida por los resultados de estas pruebas, influirá en el ingreso y permanencia del estudiante a la educación posmedia, así como en su futuro desempeño académico.
Existen diversos factores que influyen en esa dinámica y cuya resolución, en el próximo cuatrienio, resulta clave para garantizar una educación equitativa. Por el momento, la actual administración ya se encuentra formulando estrategias para corregir este abismo, mientras los expertos señalan que los objetivos de focalización deben ser más ambiciosos.
Una ciudad, dos realidades
Como dos corrientes de agua que circulan por diferentes caudales y desembocan en un lecho distinto, transcurre la cotidianidad de dos estudiantes en Bogotá. El primero, de colegio público, que comienza su jornada a las 12 del medio día y la termina a las seis de la tarde porque consiguió cupo únicamente para la jornada de la tarde. El segundo, que estudia en un colegio privafo a las afueras de Bogotá, empieza su jornada a las 7 de la mañana, cuenta con ruta que lo recoge en la puerta de su casa y lo deja a las 3 de la tarde, una hora después del fin de las clases. Con este detalle menor, comienza a dilatarse la brecha entre ambos mundos, según Alba Quijano, docente y magíster en educación de la universidad Externado.
Explica la experta que el desempeño académico no termina ni empieza en las aulas. Otros factores como la jornada, la movilización al colegio, el entorno escolar y familiar, y hasta la intensidad académica y las metodologías pedagógicas, influyen en el tipo de educación que recibe el estudiante y, por ende, en los resultados que obtendrá. “El hecho de que los estudiantes de colegios oficiales recorran distancias a pie o transporte público para ir y regresar de las clases, implica una desventaja que se traduce en horas de estudio, fatiga, y propensión a la deserción”.
Steven* estudiante de décimo de bachillerato del colegio distrital, desea estudiar ingeniería civil, por lo cual se ha enfocado en las asignaturas relacionadas con matemáticas, una de las que, además, tiene peor puntaje ponderado en los planteles educativos público. Si bien, la malla curricular cubre las materias que un bachiller requiere para presentar la prueba, como física, estadística, y ahora trigonometría, el conocimiento obtenido en cada uno de ellas se antoja complicado, dice él, por otras condiciones.
“En las aulas somos en promedio entre 30 y 40 estudiantes, por lo cual un maestro debe hacer un esfuerzo enorme para que todos entiendan. Cuando esto no pasa, es difícil obtener asesorías escolares adicionales, entonces los refuerzos se traducen entre quienes tienen para pagar clases particulares, o los que, como yo, buscan las dudas en internet y las resuelven como pueden”.
Por el contrario, Juan Pablo*, del colegio privado, cuenta con tutorías personalizadas cada vez que su desempeño baja en alguna asignatura académica. Actualmente, se encuentra cursando octavo grado y menciona que “cuando se emite una alerta académica, nos organizan en grupos de 5 o 6 personas para tomar asesorías personalizadas. También hay videos y material disponible en el aula virtual, así que es poco común que una persona pierda muchas materias o pierda el año”. Este último aspecto, el de aprobar o ganar un año, escolar, también se vive de manera diferente conforme al tipo de colegio en donde se estudie.
El deterioro en los indicadores de permanencia (deserción, repitencia y reprobación) en la ciudad no ha cedido en los últimos años, su tendencia es motivo de preocupación, ya que sirve como señal temprana de pérdida de estudiantes, quienes abandonan sus trayectorias educativas. Estos indicadores también revelan disparidades de calidad entre ambos sectores académicos.
Para todo el periodo 2019-2022, los colegios oficiales o públicos, tuvieron mayores niveles de deserción y repitencia (a excepción de la deserción para el año 2020). A pesar de esto, la deserción aumentó para ambos sectores, mientras que la repitencia solo aumentó en el distrital, teniendo un comportamiento principalmente constante para el sector no oficial. En contraste, la reprobación en educación Media es más alta en el sector no oficial, estando 3,9 p.p. por encima para 2022.
En vista de lo anterior, la experta consultada por este diario, menciona que hay acciones inmediatas que los entes distritales a cargo de la educación deben tomar. “En primer lugar, se debe hacer un esfuerzo para aumentar el número de colegios con jornada única, y distribuir mejor los cupos en las localidades. Mientras hay unas localidades con superávit de cupos, hay otras en números rojos y con las aulas atiborradas. Un simple ejercicio de gestión, con datos en mano, corrige estas asimetrías. Sin embargo, el esfuerzo de la jornada única debe ser clara”.
Respecto al ítem que menciona la docente, el estudio documentó que las localidades donde se presenta un mayor déficit de cupos para este nivel educativo son Rafael Uribe Uribe (1.201 cupos), Ciudad Bolívar (1.012 cupos), Bosa (937 cupos) y Kennedy (929) (Mapa 6). Por otra parte, Usme (814 cupos), Tunjuelito (490 cupos) y San Cristóbal (417 cupos) presentan un superávit de cupos para educación Media.
Asimismo, el tema de transporte y movilidad, también clave para garantizar buenas condiciones para el aprendizaje, aún fuera de las aulas, es clave. . De acuerdo con datos de 2022 que compiló Bogotá Cómo Vamos, el programa de movilidad escolar (PME) ofreció cobertura para el 93% de los estudiantes matriculados en la localidad de Sumapaz, ubicándose como la localidad con mayor cobertura de la ciudad, seguida de Chapinero (36%), Teusaquillo (34%) y Barrios Unidos (32%). La brecha entre localidades es clara, destacando que la localidad Sumapaz es la única con alta cobertura.
De manera tal que, con la información servida, es imperioso corregir la desviación y revisar la diferencia entre unas aulas y otras. Corregir la desigualdad de una sociedad futura, pasa por darle las mismas herramientas a todos para construir un proyecto de vida y una vida profesional. Lo cual no ocurrirá si, en una sola ciudad, hay dos formas distintas de recibir la educación, dependiendo de que tantos medios se tenga para acceder a una matrícula no oficial o una pública. Ahí está el reto.
*Nombres ficticios para proteger identidad de los menores de edad.
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