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Un proyecto arqueológico se desarrolla bajo el antiguo Cementerio Central. Con georadares, que parecen grandes máquinas de rayos X, antropólogos revisan cuidadosamente cada uno de los espacios del camposanto, que comenzó su desaparición a comienzos de este siglo.
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Lo que buscan es determinar las zonas con mayor densidad de restos óseos y materiales constructivos, dado que los cuerpos eran trasladados a este cementerio eran enterradas en la tierra, para evitar así su afectación durante la instalación de la obra ¨Bosque de los Ausentes¨ de la maestra Doris Salcedo.
Esta intervención hace parte de los trabajos de recuperación de cuatro de los seis columbarios que inicialmente se encontraban en el lugar y que conservan la obra de la artista Beatriz González, “Auras anónimas”. Este proceso incluye la investigación, reflexión y creación desde aproximaciones históricas, curatoriales y comunitarias de la historia del cementerio, así como la recuperación de la zona, donde hoy se encuentra el Centro de Memoria Paz y Reconciliación y que se espera abrir a la ciudadanía como un sitio de encuentro contemplativo.
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Su importancia radica en su historia. En 1836 se abrió el cementerio central de Bogotá y con este se dio paso a la jerarquización de la muerte. Se creó un complejo funerario divido en tres globos para la figuras notables y elites, para los impenitentes y extranjeros y finalmente, una denominada el cementerio de los pobres, donde hoy se hace la búsqueda.
Este era el Globo B, donde se llevaban los cuerpos de las clases populares de la ciudad, por lo que al igual que en muchos pueblos, la mayoría de las inhumaciones eran en el suelo, donde ponían flores y plantas para identificar la ubicación de los seres queridos y donde se abrieron fosas comunes para enterrar a quienes no eran identificados. Esto facilitaba que muchos de estos espacios fueran reutilizados, ante la desaparición de cualquier rastro de entierro sobre el suelo.
Para el año 2.000, el Distrito ordenó el cierre del cementerio para comenzar a ceder parte este espacio a la construcción de un parque El Renacimiento. Ante la clausura, con los años se fueron desocupando y trasladando los restos y con ello, esta parte del cementerio fue abandonada y convertida en depósito de basuras y escombros, abandono de fetos y animales, como lugar de rituales.
En el 2008, ante la amenaza de que se iban a tumbar los columbarios para hacer un parque con un campo de fútbol y un patinódromo, Doris Salcedo y Beatriz González promovieron la intervención de los columbarios que quedaban en pie, para revitalizar el lugar. Se puso en cada agujero de los columbarios, una lápida con una serigrafía. Era ocho tipos de cargueros de muertos de la serie ‘Vistahermosa’ de González.
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A la par, junto a los columbarios se construyó el Centro de Memoria Paz y Reconciliación y junto a este el parque de La Reconciliación, para lo que se hizo una excavación arqueológica, que se considera la más grande de Suramérica, debido que de allí se extrajeron 7.103 esqueletos.
Aunque, la anterior administración se quiso continuar con el proyecto de construcción de un parque en esta parte del cementerio, sus intenciones se frenaron luego de que Consejo Nacional de Patrimonio Cultural declaró la zona como bien de interés cultural y pidió la protección de los columbarios.
Ahora, se plantea la recuperación del patrimonio físico y simbólico con carácter testimonial, como de los columbarios que aún permanecen en pie en la zona.