Cable Aéreo en el centro de Bogotá, ¿beneficio o afectación urbanística?
Una discordia entre la alcaldía, la comunidad y la oposición en el Concejo de Bogotá, tiene en medio del debate al proyecto de cable aéreo en la localidad de La Candelaria y Santa Fe. Vecinos defienden el centro histórico y la Alcaldía continúa señalando al petrismo de querer parar las obras.
Juan Camilo Parra
Camilo Ernesto Tovar
A menos de dos meses de dejar el cargo, la administración de Claudia López tiene lista la propuesta para construir un cable aéreo en el centro de Bogotá. Se trata de dos tramos independientes, que cruzarían las localidades de La Candelaria y Santa Fe. Pero justo cuando el proyecto está en etapa de factibilidad, detractores de la esquina política del partido de Gobierno y vecinos de la zona se oponen a su construcción.
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A menos de dos meses de dejar el cargo, la administración de Claudia López tiene lista la propuesta para construir un cable aéreo en el centro de Bogotá. Se trata de dos tramos independientes, que cruzarían las localidades de La Candelaria y Santa Fe. Pero justo cuando el proyecto está en etapa de factibilidad, detractores de la esquina política del partido de Gobierno y vecinos de la zona se oponen a su construcción.
El proyecto se suma a la lista de obras como la línea 1 del metro o la ampliación de la av. Boyacá, que dividen al petrismo y a la alcaldesa saliente. En esta oportunidad, la chispa que detonó la discordia sucedió a raíz de un plantón que realizaron vecinos de los barrios altos de Santa Fe y que apoyó la congresista María José Pizarro, quien tildó el proyecto de “innecesario”.
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López, al ver la convocatoria, estalló y volvió a señalar al petrismo de querer parar las obras. “Ustedes dejaron el primer cable de Bogotá en Ciudad Bolívar y entonces les parecía una revolución social. Ahora que nosotros dejamos dos en construcción (en San Cristóbal y Potosí) y otros dos estructurados en el centro, se oponen”, escribió la mandataria en su cuenta de X, en respuesta a la invitación de la senadora del Pacto Histórico.
Por su parte, los habitantes de las zonas que serían intervenidas tienen argumentos, entre ellos, urbanísticos y medio ambientales, que seguirán avivando el debate mientras avanza este proyecto. No obstante, el IDU argumenta que el cable beneficiará a población que tarda más de 40 minutos bajando de los barrios altos como Las Cruces y Egipto. Estas son las posturas.
¿Cómo está pensado el proyecto?
El cable aéreo Reencuentro Monserrate impactará a las localidades de La Candelaria y Santa Fe. De acuerdo con el IDU y el consorcio Cables por Bogotá, el proyecto consta de dos trazados independientes, que beneficiarían a las personas residentes en los barrios ubicados en la falda de los cerros y en las partes más altas, en donde el acceso al transporte ha sido un problema de años.
El proyecto actualmente se encuentra en etapa de factibilidad, lo que quiere decir que se están estudiando a fondo los aspectos técnicos y prediales, además de realizar la evaluación y la incidencia financiera, económica, social y ambiental que la construcción del cable traería consigo. El proyecto costaría $8.083.218.550.
Así están proyectados los dos tramos:
• El tramo norte del cable tendrá una extensión de 2,3 kilómetros. El recorrido iniciaría en el sector de San Diego, en lo que será la estación Central del Metro de Bogotá. Los vagones sobrevolarían la calle 26, pasando a un costado de la Torre de Colpatria, para luego pasar sobre el Parque de la Independencia y parte del barrio La Macarena.
Una vez allí, daría un giro para conectar con el edificio que da ingreso al cerro de Monserrate; pasaría también sobre la Universidad de los Andes y la Media Torta, para finalizar en inmediaciones de la plaza de la Concordia. Este trayecto, dice el Distrito, beneficiaría a las instituciones educativas del sector y abriría un nuevo acceso al centro histórico de la ciudad.
• Por otra parte, el tramo sur del proyecto conectaría a barrios como Los Laches, Egipto, El Rocío y las Cruces, entre otros, con la primera línea del Metro, en el tramo de la calle segunda con Avenida Caracas. De acuerdo con el IDU, la construcción ayudará a generar un cambio en “el imaginario de la ciudad sobre estos sectores históricamente aislados por las condiciones topográficas y abriendo a la ciudadanía un entorno de riqueza natural y paisajística existente en la zona alta del proyecto.
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Afectaciones materiales e inmateriales
En el tramo norte, al Distrito se le presentaron varias limitaciones y restricciones desde el punto de vista patrimonial, que chocarían de entrada con el desarrollo de la obra. El impacto en estos sectores se mide con los siguientes aspectos:
Patrimonio Natural: el impacto en árboles patrimoniales, estructuras ecológicas y la fauna y la flora de los cerros orientales, en donde cohabitan más de 100 especies de aves, mamíferos, reptiles y anfibios, además de la flora propia del ecosistema Bosque Alto Andino.
Patrimonio inmaterial: impacto a manifestaciones culturales, hábitat y formas de apropiación del territorio.
Patrimonio inmueble: Afectación a 51 inmuebles de Sociedad de Beneficio e Interés Colectivo BIC tanto del ámbito Nacional como Distrital.
Patrimonio Urbano: Impactos sobre manzanas de conservación, sectores de interés cultural y unidades de paisaje.
¿Qué dicen quienes se oponen?
Para Heidy Sánchez, concejala de Bogotá por el Pacto Histórico, uno de los problemas neurálgicos del proyecto es que los tramos no estarán interconectados entre sí. “Si uno piensa en la población residente en barrios altos con zona de la ladera de la localidad de Santa Fe, como Los Laches o El Dorado, la construcción del cable es necesaria. Pero si vamos a ver en detalle cómo está planeado el proyecto, resulta que los dos tramos no están interconectados, porque hay unos temas de alta tensión en medio, que imposibilitan alguna conexión. Ahí, de facto, hay un problema, porque no se brinda ninguna solución de movilidad a una persona que, por ejemplo, tenga que movilizarse desde la estación de San Diego hasta el barrio Los Laches”.
Fernando Barandica es un restaurador de arte que vive en inmediaciones a la Plaza de la Concordia. Se opone a la obra por el impacto urbanístico y ambiental del proyecto. “Soy actual habitante originario, nacido 1947, en el sector de La Concordia. Estoy entre los muchos que nos preocupa el proyecto del cable aéreo en el centro histórico. Me preocupa que posiblemente una estación del cable va a quedar en La Concordia, otra cerca al Cerro Monserrate, zonas ubicadas en Centro Histórico con grandes áreas de Bosque de los cerros orientales, ríos, riachuelos y quebradas que indiscutiblemente van a sentir la intervención de las obras civiles, para beneficiar en este sector histórico-cultural a los turistas”, señala a este diario.
De acuerdo con la cabildante Sánchez, fue la misma comunidad residente en la zona de influencia del proyecto, la que solicitó una mesa de trabajo con el IDU para conocer en detalle el proyecto a falta de una presentación oficial. En esa reunión, el ente distrital dejó claras las concepciones de ambos tramos: “el tramo sur tiene por objeto solucionar los problemas de movilidad de las personas que viven allí, teniendo en cuenta la complejidad de acceder al transporte público. Con el tramo norte han sido específicos en que está pensado en pro de potenciar el turismo”, añadió la concejal.
“Hay zonas en donde sabemos que sí hay personas que requieren de un cable, en alrededores de Los Laches, Lourdes, etcétera, pero no tienen necesidad de meterse en el centro histórico. El impacto visual en los cerros sería grande, taparía la visibilidad de la montaña por una estructura de la estación del cable”, añade el restaurador de arte.
Por otro lado, serían alrededor de 400 predios privados los que se afectarían con la puesta en marcha del proyecto, la mayoría de los cuales tendrían que ser adquiridos por la Alcaldía. Sobre este particular, la concejala llama la atención: “cuando se le preguntó al IDU si hay algún tipo de estrategia para que las personas puedan comprar en el mismo sector o si se les va a garantizar vivir el derecho a la adquisición de un predio, es evidente que no cuentan con una estrategia contemplada para mantener el derecho a la centralidad”.
La economía popular también se vería afectada. “Necesitamos un estudio detallado de georreferenciación de las actividades económicas de las personas que desarrollan actividades económicas en la zona de influencia del proyecto, sobre todo en el tramo norte. Hay que establecer en detalle cómo es que estas personas se van a ver beneficiadas económicamente con el desarrollo del proyecto. No queremos que quienes llevan décadas desarrollando su actividad económica en la zona tengan que salir del sitio por el aumento de los arriendos, o el cambio de ubicación de su local, por ejemplo.
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