Candidatos a la orden: se mueve el sonajero de aspirantes a la Alcaldía de Bogotá
A un año de las elecciones regionales, los partidos y colectividades revisan entre sus filas quiénes serán los candidatos para suceder a Claudia López en el Palacio Liévano. El exministro de Defensa, Diego Molano; el exsecretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, y el exdirector del DANE, Juan Daniel Oviedo, empiezan a sonar. ¿Cuáles son sus chances?
Los códigos de la política cambian con cada elección. Las más recientes —las presidenciales— mostraron que los partidos políticos tradicionales están relegados en cuanto a votaciones unipersonales y que un candidato aparentemente desconocido puede patear el tablero, sin necesidad de largos discursos en plaza pública e irrumpiendo en redes sociales.
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Los códigos de la política cambian con cada elección. Las más recientes —las presidenciales— mostraron que los partidos políticos tradicionales están relegados en cuanto a votaciones unipersonales y que un candidato aparentemente desconocido puede patear el tablero, sin necesidad de largos discursos en plaza pública e irrumpiendo en redes sociales.
En el caso de Bogotá, la elección del próximo alcalde o alcaldesa estará marcada por una circunstancia inédita: habrá segunda vuelta entre los dos candidatos más votados, como se hace en las presidenciales, gracias a una reforma constitucional hecha en el Congreso de la República y promulgada por el Gobierno del expresidente Iván Duque.
Este escenario abre aún más el abanico de nombres que empiezan a sonar o a hacer sonar desde los partidos políticos, así como la posibilidad de hacer alianzas en función de jugar al “voto en contra de” y de darle legitimidad al alcalde electo, para dejar atrás los procesos revocatorios.
En este contexto, el analista y exconcejal de Bogotá, Juan Carlos Flórez, vaticina que “Bogotá no elegirá por quién es el candidato de quién, sino en qué tan capaces serán para representar el estado de ánimo en la ciudad. Los mil cálculos quedaron hechos trizas”.
Y es que la capital se ha caracterizado, desde finales del siglo pasado, por el voto independiente o de opinión —es decir, alejado de las maquinarias políticas— y que vira, con contadas excepciones, a la izquierda, el progresismo o liberalismo. Así, en 2023 la ciudad tendrá a una derecha, que perdió el poder nacional, buscando ficha para ganar el segundo cargo de elección popular más importante después de la Presidencia de la República y a una izquierda envalentonada por haber llegado por primera vez el poder y que quiere seguir en la senda del triunfo.
Candidato a la derecha, ¿cuál será su estrategia?
Un cónclave del Centro Democrático, realizado este domingo en el Hotel Tequendama, mostró la dinámica que tendrán las elecciones de la Alcaldía de Bogotá: partidos lanzando globos en forma de candidatos, para medir qué impacto tienen en la ciudadanía y cómo son recibidos en sus propias filas.
Así pues, el Centro Democrático destapó una de sus cartas más cantadas: el exministro de Defensa, Diego Molano Aponte, quien llegó a ese cargo después de la muerte de Carlos Holmes Trujillo y quien también fue concejal de la ciudad, entre 2016 y 2019.
Su nombre lo lanzó el representante a la Cámara por Bogotá, José Jaime Uscátegui, en medio de la “Segunda Cumbre Nacional de Patriotas”, en el que participaron el expresidente Álvaro Uribe, el propio Molano y las senadoras María Fernanda Cabal, Paloma Valencia y Paola Holguín.
El anuncio, sin embargo, tomó por sorpresa a los miembros de la bancada de ese partido en el Concejo de Bogotá, quienes se retiraron del recinto en el que Uscátegui “proclamó” al exministro. Aunque la concejal Diana Diago le dijo a este diario que se fueron “porque tenían que atender otros asuntos”, un miembro de ese partido y que pidió no ser citado, manifestó que sí se salieron del encuentro por la molestia que este anuncio les causó, ya que “nos sentimos incómodos, pues nunca se nos socializó ni comunicó esta decisión”.
Por otro lado, el cabildante Papo Amín señaló que esa candidatura “no es un pronunciamiento oficial del Centro Democrático, pues lo que esperamos los concejales es que este sea consultado y que venga de un proceso democrático. Puede que el exministro cumpla con todos esos requisitos”.
En el mismo sentido, Diago explicó que “es un anhelo del representante Uscátegui, pues no tengo conocimiento de que sea nuestro candidato, aunque es una persona muy capaz, y sugerirlo es apresurado”.
“Íbamos a una cumbre para hablar de democracia, no a hablar de candidatos”, aseguró otro militante de la colectividad uribista.
Aun así, aunque Molano parece la carta más viable dentro del Centro Democrático, un sector de ese partido con presencia en Bogotá considera que, a pesar de que él reúna los requisitos para ser “un buen candidato”, el aspirante a la Alcaldía Mayor debe representar una lectura de la situación de Bogotá y el país, para saber si es conveniente que este provenga del gobierno del expresidente Iván Duque.
Izquierda y centroizquierda: la plaza más peleada
Luego de la victoria de Gustavo Petro en las pasadas presidenciales —en las que obtuvo una votación histórica—, en la izquierda bogotana predominan la posición de que el Pacto Histórico necesita un candidato propio, fuerte y con una agenda de gobierno programática. Por otra parte, existe un ala más abierta a buscar alianzas grandes con otros sectores, con la idea de llegar fuertes a primera vuelta y ganar en segunda.
En la primera posición está el concejal Carlos Carrillo (Polo Democrático), quien ve “imposible” que una gran coalición de sectores alternativos se dé, “porque las diferencias son de fondo; pasan por el concepto de ciudad; de transporte, y del papel del Estado en la garantía de derechos. Aunque nos pueda unir un frente común contra el uribismo, las diferencias programáticas son muy profundas y más con una segunda vuelta”.
Para el cabildante del Polo hay una preocupación que radica en que “no nos hemos sentado a construir una propuesta programática rigurosa como lo necesita Bogotá, ya que no se trata solo de ganar la alcaldía, sino de ganar con un programa viable y que tenga vocación de permanencia en el tiempo”.
En esta vía, la concejal Heidy Sánchez (Colombia Humana) ve en el exalcalde de Ibagué, Guillermo Jaramillo, y en la senadora María José Pizarro (Pacto Histórico) a dos fichas viables para aspirar a la Alcaldía, así como una alianza con los sectores de la Alianza Verde, que apoyaron a Petro desde el inicio de la campaña presidencial, pero cierra esa puerta con sectores leales a la alcaldesa Claudia López.
“Haremos alianzas sobre acuerdos programáticos, que no tenemos con Claudia López. Se va a poder construir con una base sólida y compromisos claros en movilidad, vivienda, espacio público y acceso a derechos, educación, robustecer el sector de Integración Social y avanzar en el sistema del cuidado”, dijo.
Por su parte, Diego Cancino, cabildante por la Alianza Verde y que apoyó las campañas de los hoy presidente y vicepresidenta, expresa que “está pensando seriamente” en ser precandidato por su colectividad, pero que el “escenario prioritario es hacer una consulta amplia, donde se reúna al frente amplio del Pacto Histórico, la Alianza Verde y los liberales progresistas”.
¿Candidato del centro o de la alcaldesa?
En este escenario, entra a jugar en este ajedrez político el joven y antigua mano derecha de Claudia López: el exsecretario de Gobierno de Bogotá, Luis Ernesto Gómez, quien inició su carrera política de la mano de Rafael Pardo, en el Partido Liberal.
Como secretario de Gobierno, fue el más cercano a la alcaldesa, de los miembros del gabinete distrital y, aunque salió del cargo en medio de denuncias por clientelismo en el Concejo, López lo protegió al nombrarlo jefe de gabinete y después fue su emisario ante Gustavo Petro, para apoyarlo días antes de la primera vuelta presidencial.
Gómez le confirmó a El Espectador que varios líderes importantes de la ciudad, que tienen influencia en el electorado, lo han buscado para participar, pero que no tomará una decisión sino hasta finales de año.
En sus palabras se lee entre líneas su deseo de encarnar las banderas progresistas —muy populares en Bogotá—, pero imbuido en la ponderación y moderación del centro, y con las reservas que el petrismo tiene frente a él, por su actuación como Secretario de Gobierno durante el paro nacional de 2021.
“Bogotá es una ciudad progresista; el 58 % de los votantes en segunda vuelta votaron por el presidente Petro; los alcaldes han sido progresistas o de centroizquierda, y esas mayorías, con una segunda vuelta, hace que sea mucho más viable y mayoritaria en las elecciones del alcalde. Por ello, hay una gran posibilidad de que este sector gane”, dijo, y agregó que espera una alianza entre los liberales que apoyaron a Petro, el Pacto Histórico y la Alianza Verde. De hecho, una fuente al interior del Concejo de Bogotá le aseguró a este medio que Gómez ha sostenido reuniones con reconocidos cabildantes del Partido Liberal.
Entre tanto, Carlos Fernando Galán —segundo en la elección de 2019 con 1′022.874 votos— dijo que no se pronunciaría sobre una posible candidatura suya y que su partido (el Nuevo Liberalismo, que solo puso una congresista en las pasadas legislativas) “trabajará en construir una alternativa para Bogotá”. Y finalmente está Juan Daniel Oviedo, exdirector del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), sigue firme en su aspiración de ser alcalde mientras funge como analista económico de Noticias RCN.
Lo concreto, es que a un año de elegir al sucesor de Claudia López, aún faltan pasar varios cedazos que decanten los nombres del sonajero y los que suenan con más fuerza, hasta ahora, están en los espectros de la derecha, el centro o centroizquierda, ¿y la izquierda pura y dura gobernante se dormirá en los laureles?
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