Entrevista: Carlos Fernando Galán habla de sus 100 días en la alcaldía
El alcalde completa su primer trimestre en el Liévano, en medio de contingencias, una ciudad en obra y asediada por la inseguridad. El Espectador habló con Galán sobre lo que ha sido gestión en esta primera etapa.
¿Cómo evalúa sus primeros 100 días en la alcaldía?
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¿Cómo evalúa sus primeros 100 días en la alcaldía?
Han sido días difíciles. Estamos enfrentando toda esta situación y, al tiempo, poniendo orden en la casa.
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¿De alguna manera los incendios y el tema de los embalses, retrasaron los planes en su agenda?
Son los retos que uno siempre tiene un escenario como el de la Alcaldía. Se debe tener la capacidad de atender a situaciones que surgen en el día a día y, también, trabajar para entregar resultados rápidamente. Porque la gente está esperando resultados. Se trata de tener un ojo puesto, digámoslo así, en el corto plazo y no el otro puesto en el largo plazo. Ese es el reto. Es necesario, además, distribuir el tiempo para no perder por ningún motivo la oportunidad de planear lo que serán los cuatro años, pero tampoco descuidar por ningún motivo aquello que requiere de acción inmediata. Cuando uno llega al gobierno tiene un presupuesto que fue aprobado el año anterior por el Concejo de la línea anterior y que fue presentado por administración anterior. Entonces todo eso genera un ambiente que no permite actuar como uno quisiera muchas veces, pero uno tiene que manejar eso para, con lo que tiene, poder dar resultados y poder organizarse.
Quedan dos días para que la ciudad enfrente el racionamiento ¿Cuál es la situación actual?
El sistema Chingaza, que surte el 70% de la Bogotá, con los embalses de Chuza y San Rafael, tienen en este momento un nivel cercano al 16% de su capacidad. Entonces es una capacidad total sumada de 290 millones de metros cúbicos. La más baja desde que se construyeron, lo cual implica una situación compleja. Esto surge, en primer lugar, por el fenómeno del niño. Esperábamos un mes de marzo con lluvias, con normalmente ocurre, pero no se dio tan así. La misma ministra de Ambiente ha manifestado que este marzo fue uno de los más secos de los últimos años, y eso obviamente agravó la situación. Todo esto nos implica que, para poder garantizar que tendremos agua ahora, y el año entrante, nos toca tomar estas medidas. Necesitamos que los embalses estén por encima del 40% de su capacidad, que fue en el nivel en el cual los recibimos.
¿Cuándo puede ocurrir esto?
La apuesta con estas medidas es la de poder garantizar que, para el 2025, no tengamos una situación crítica o peor. Nuestra apuesta es llevar el embalse a 75% de su capacidad a final de este año. Con el racionamiento y el ahorro voluntario para reducir el consumo, esperamos poder cumplir esa meta y garantizar que el sistema siga operando.
¿Tiene en sus planes ampliar la capacidad de los embalses para evitar esta situación en el futuro?
Sin lugar a dudas, necesitamos ampliar la capacidad de embalses de Bogotá. Bogotá tiene un retraso estructural en este tema. No es posible que una situación, como la que hemos vivido en los últimos seis meses, ponga en este nivel de riesgo la provisión del agua. Esto no es del último tiempo, ya que viene desde hace ya más de 10 años. Se ha planteado la necesidad de avanzar en esto y, en el Plan de Desarrollo, vamos a incluir los estudios que permitan garantizar que Bogotá da los pasos necesarios para que, más allá de la crisis que estamos viviendo, tengamos la garantía de provisión de agua potable para Bogotá inclusive más allá del 2040. Hay que definir los proyectos y lo vamos a hacer con un elemento que para nosotros es muy importante. Se trata de un esfuerzo que se está planteando, con algunos actores internacionales, en lo que tiene que ver con la cuenca del río Bogotá y sobre el cómo podemos ampliar la capacidad de la planta Tibitoc.
¿Cómo le ha ido con su enfoque de seguridad en estos primeros 100 días?
Encontramos una desarticulación por diferentes razones. Los diferentes actores no estaban trabajando en llave. No había, percibo yo, la suficiente confianza en el trabajo en equipo. En eso hemos venido trabajando estos primeros tres meses y creo que el resultado ha sido positivo. Hacemos periódicamente consejos de seguridad donde está presente la Fiscalía, la Policía, el Ejército, medicina legal, entre otros actores, y ahí hemos tenido un escenario de construcción de confianza.
¿Esto implica un cambio de estrategia?
Empezamos la implementación de una nueva estrategia operativa que ha sido liderada por la Policía. Hemos tenido resultados importantes en zonas de comercio, en la lucha contra los que se dedican al tráfico de drogas, y en algunos delitos de alto impacto. Por ejemplo, el homicidio, lo hemos logrado reducir. Obviamente, eso varía, pero estamos alrededor de 10 menos que el año pasado en la misma temporada. Hemos logrado reducir el hurto a personas en 27% según las cifras de denuncias que tiene la policía, el de celulares en 48, y el huerto a comercios, también en 48%. Yo dije que en los primeros 100 días, la meta era que la gente sienta una mejoría en el transporte público y las cifras oficiales indican que se cumplió.
¿De qué manera se cumplió?
En Transmilenio y en el sistema zonal, tenemos un 33 % menos de hurtos.
¿Qué ha pasado con la extorsión y los hurtos masivos a comercios?
Ahora tenemos unos problemas y lo reconocemos. Nos ocurrieron unos hurtos en comercios en febrero, pero esperamos que muy pronto, en los próximos días, haya resultados contundentes frente a esas organizaciones que actuaron en esos casos. La extorsión también nos ha crecido de manera significativa, tal vez parte del crecimiento se deba al aumento de las denuncias. Pero también hay un aumento de la extorsión que tiene diferentes variables.
¿Cuáles serían esas variables?
En muchos casos hay grupos que tienen la capacidad de ejercer violencia cuando el comerciante no paga la extorsión. Hay otros que aprovechan la existencia y el nombre de organizaciones que son conocidas mediáticamente, para decir pertenecemos a tal banda y el ciudadano no tiene claro realmente si pertenecen o no, si es real o no, o si tienen la capacidad que tiene este grupo de hacerle daño. Por eso es muy importante que la ciudadanía, cuando hay denuncias, acuda al Gaula. Ha habido un número considerable de 50 capturas en flagrancia.
¿Finalmente se optará por los policías retirados para aumentar el pie de fuerza?
Es evidente que Bogotá tiene un déficit de fuerza pública. En eso hemos avanzado en estos primeros tres meses. La ciudad tiene, hoy, 900 policías, más de los que tenía 31 de diciembre. Es un apoyo que nos ha permitido fortalecer la capacidad investigativa de la Policía Metropolitana, la Policía Judicial, la inteligencia y la protección a menores. Pero no es suficiente. Bogotá necesita por lo menos 8.000 policías adicionales. Hay un compromiso del Gobierno Nacional y del general Salamanca, de traer en el marco del Plan 20.000, para traer un número significativo de nuevos policías a Bogotá. Esperamos alrededor de 4.000 para el próximo año.
En cuanto a los retirados, no es nuestra intención involucrarlos como policías, sino más bien en un acompañamiento en otras tareas en las que pueden aportar con su conocimiento en seguridad. Pueden acompañar en diferentes formas que requiere la Secretaría de Seguridad, como en la de fortalecer los frentes locales de seguridad, las redes de apoyo con moteros, taxistas y la vigilancia privada.
En movilidad… ¿Se logró la intervención de los 100.000 m² de malla vial?
Cumplimos la meta. Ya estamos en este momento cerca de los 468.000 metros cuadrados intervenidos de malla arterial y secundaria.
¿Y en cuanto al plan de gerencia en vía para optimizar lo que ya hay?
En lo que tiene que ver con gestión del tráfico, hicimos más de 300 operaciones en territorio, particularmente contra mal parqueados. Pero esto no es suficiente. Tenemos que multiplicar eso ahorita viene unas obras grandes.
¿Qué pasará con el pico y placa?
No es viable reducir el pico y placa entre semana. Bogotá tiene más kilómetros intervenidos en obra que hace seis meses y tendrá más en los próximos seis meses. Tenemos menos vías con mayor demanda. Sería irresponsable flexibilizar el pico y placa. Estamos evaluando la posibilidad de hacer un horario escalonado, por términos de cuatro horas y que la restricción no aplique todo el día. Esto, porque la ciudad no se mueve bien los sábados. Pero al mismo tiempo, hay que pensar que muchas personas hacen las vueltas los sábados, entonces no podemos hacer una restricción general, estamos evaluando si tendría un impacto positivo, una restricción limitada en horarios¿Cómo será la gestión del tráfico con las obras del metro en la Caracas?
En mayo vamos a cerrar estaciones en la Caracas, las de mayor demanda, porque son las que van a conectar con el metro. Entonces nosotros tenemos que declarar la guerra a los mal parqueados. Es decir, aquí tenemos que cambiar los comportamientos y entender que en un escenario excepcional de obras en Bogotá y con un déficit de malla vial y transporte público. Si además de eso entramos en grandes obras como lo hemos hecho en los últimos años, que se van a profundizar ahora, y no actuamos en términos de cambios de comportamiento y también de sanción, todo será más difícil. En este caso aplicaremos, como yo decía, garrote y zanahoria.
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