Caso Adriana Pinzón: ¿quién es el señalado homicida de la psicóloga?
El hombre está siendo procesado por los delitos de desaparición forzada y homicidio agravado. Su defensa habla de un posible preacuerdo.
Jonathan Torres llegó a la familia Pinzón Castellanos hace aproximadamente cinco años, cuando por cuestiones laborales coincidió con Pilar Pinzón, la hermana menor de Adriana, quien desapareció en extrañas circunstancias el pasado jueves 9 de junio y cuyo cuerpo fue hallado en Zipaquirá este sábado 25 de junio.
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Jonathan Torres llegó a la familia Pinzón Castellanos hace aproximadamente cinco años, cuando por cuestiones laborales coincidió con Pilar Pinzón, la hermana menor de Adriana, quien desapareció en extrañas circunstancias el pasado jueves 9 de junio y cuyo cuerpo fue hallado en Zipaquirá este sábado 25 de junio.
Lo que se sabía de Torres era información muy precisa, dijeron que había estado vinculado a la Policía Nacional y que posteriormente cursó algún tipo de estudio sobre el cuidado de las mascotas. Su labor, allá en la veterinaria en donde trabajó con Pilar, eran temas estéticos como corte de cabello, uñas o baños para mascotas. Esa relación laboral que tuvo con Pilar trascendió a lo personal y fue así como terminaron teniendo una relación sentimental que se extiende hasta la fecha.
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“Era muy buena persona”, esa es la imagen con la que se quedaron los Pinzón, pues antes de la desaparición de Adriana, hubo un buen ambiente familiar, que solidificó las bases de la relación. Jonathan, según lo describió Sandra Pinzón, la hermana mayor de Adriana, era un hombre amable, propositivo y colaborador. “Era como el hijo hombre que mi papá nunca tuvo. Lo acompañaba a pescar y a nosotras nos colaboraba cuando necesitábamos algo”, rememora Sandra.
Si bien se conocía qué hacía en la actualidad Torres, poco se había hablado de su pasado, hasta que fue detenido el pasado 17 de junio, cuando la Fiscalía lo vinculó con la desaparición de Adriana, debido a unas pruebas que demostraron que él estuvo en su vivienda la noche en la que se le perdió el rastro a la psicóloga.
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De acuerdo al relato de la defensa del señalado, Jonathan había sido francotirador y fue explosivista cuando estuvo en la Policía, por lo que su estado mental tendría que tenerse en cuenta. Pero, contrario a ello, versiones de personas cercanas a Jonathan, quienes compartieron con él su estadía en dicha fuerza, dejarían ver que su hoja de vida diría lo contrario.
Aparentemente, Torres no fue francotirador y tampoco dio de baja en combate, pero sí habría presenciado confrontaciones con grupos al margen de la ley. Sus compañeros destacan que pese a que hizo un curso como explosivista, nunca se le vio desempeñando esa tarea; además, era bastante diestro con los perros que eran entrenados para la detección de explosivos, porque, según dijo, era adiestrador canino. Esto último nunca se habría confirmado.
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Hasta ahora no se ha establecido si las situaciones que vivió mientras integró las filas de la Policía lo afectaron psicológicamente, pues no se le han hecho exámenes, pero no se descarta que la defensa de Torres quiera tomar ese recurso. Lo que sí se ha conocido es que, posiblemente, se podría dar un preacuerdo con la Fiscalía y que el hoy procesado ayude con la justicia para establecer si hay “más personas involucradas”.
“Yo voy a hablar con mi cliente y lo más lógico y obvio es que se haga un preacuerdo. También puede colaborar si hay más personas involucradas, se podría aportar esa información a la Fiscalía y con eso tendríamos para negociar, él se podría convertir en un testigo”, dijo Jimmy Pepinosa, abogado defensor.
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El proceso que enfrenta Torres apenas empieza y de su culpabilidad se sabe poco, pero los videos de cámaras de seguridad son algunas de las pruebas más dicientes que posee la Fiscalía. En las próximas semanas se dará a conocer el escrito de acusación formal y si definitivamente Jonathan y su abogado deciden colaborar con la justicia, o si, por el contrario, se mantienen en que él es inocente.
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