Caso Ana María Castro: ¿qué indica la valoración psicológica a Mateo Reyes?
Este examen, con fines forenses, se realizó por petición del fiscal que lleva el caso de la muerte de Ana María Castro. La conclusión podría significar un palo en la rueda a la Fiscalía en su cruzada por esclarecer el presunto crimen.
Un año y medio después de que Nidia Romero tuviera que despedir para siempre a la menor de sus dos hijas —Anita, como la llamaba cariñosamente—, las preguntas sin resolver tras los hechos que conllevaron a su muerte siguen siendo un misterio para la justicia. El proceso penal ha tenido varios tropiezos, pues la audiencia preparatoria ha sido aplazada cuatro veces, previa al inicio del juicio contra Paul Naranjo y Julián Ortegón, a quienes la Fiscalía acusa de feminicidio agravado.
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Un año y medio después de que Nidia Romero tuviera que despedir para siempre a la menor de sus dos hijas —Anita, como la llamaba cariñosamente—, las preguntas sin resolver tras los hechos que conllevaron a su muerte siguen siendo un misterio para la justicia. El proceso penal ha tenido varios tropiezos, pues la audiencia preparatoria ha sido aplazada cuatro veces, previa al inicio del juicio contra Paul Naranjo y Julián Ortegón, a quienes la Fiscalía acusa de feminicidio agravado.
Sin embargo, con el paso del tiempo se han conocido elementos claves del caso que requerirán la agudeza investigativa de la Fiscalía, para que su tesis de asesinato por celos no se desmorone. El último de ellos es el resultado que indicó la valoración psicológica con fines forenses que se le practicó, por pedido del fiscal Carlos Javier Gutiérrez, a Mateo Reyes Gómez, testigo del ente acusador en el proceso. Su importancia radica en que fue la última persona conocida de Ana María Castro en verla con vida, la madrugada del 5 de marzo de 2020, luego de una noche de rumba en el norte de Bogotá.
El examen, llevado a cabo por el consultorio psicoforense de la Universidad Santo Tomás el pasado 29 de mayo, que fue conocido por El Espectador, tenía el objetivo de determinar el estado mental de Reyes: identificar rasgos de personalidad, revisar presencia o ausencia de psicopatologías y señalar si presenta afectaciones en el rendimiento cognitivo. Para ello, se tuvieron en cuenta trece entrevistas y declaraciones juradas de testigos, que hacen parte del material probatorio de la Fiscalía, así como pruebas de memoria, una evaluación de personalidad y diálogos con los padres del joven.
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La personalidad: sociable y fiestero
De lo expresado por Mateo y sus progenitores para esta valoración, se describe al joven como una persona con facilidad para socializar, con destacado rendimiento en sus estudios, de buena memoria y con gusto por los deportes y el gimnasio, así como por la rumba y el alcohol.
Aunque sus padres coinciden en que no es una persona problemática cuando está alicorado, Reyes señaló que hace tres años tuvo un mal episodio luego de una rumba, en la que le dieron escopolamina y terminó varios días en el hospital. Así mismo, dijo que consumía sustancias alucinógenas como marihuana y “tusi”, en “contextos recreativos y fiestas”.
No obstante, dice el escrito, tras la muerte de Ana María, la persecución de los medios de comunicación y desde que vive solo en Miami (Estados Unidos), el joven se ha alejado del ambiente fiestero y el consumo de alcohol para enfocarse en trabajar y obtener su título profesional de administrador de negocios internacionales, en la Universidad del Rosario, en donde tiene abierto un proceso disciplinario por los acontecimientos de aquella madrugada.
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¿Qué concluyó la valoración?
A pesar de que las pruebas de memoria, la entrevista semiestructurada y el inventario de evaluación de la personalidad arrojaron resultados positivos en cuanto a su estado mental —interpretado como alguien con “control razonable sobre sus impulsos, conductas y sentimientos de ira”—, la psicóloga jurídica que estuvo al frente de la valoración expresó sus dudas sobre la capacidad testifical de Mateo Reyes, tras haber abordado lo ocurrido la noche en la que departió con Ana María Castro, previo al deceso de la universitaria.
Según lo consignado por la profesional, Mateo expresó que no tenía “claridad ante lo ocurrido”, pues este le refirió “momentos encontrados en mi mente; cosas que creía tener claras y después digo: ‘No, ahora que lo veo, eso no puede ser así’”, y que “hay otras cosas que no me acuerdo de nada y trato de pensar en eso, pero no logro acordarme”. A esto se le suma otra afirmación de la cual no profundizó: hay “tres o cuatro cosas que no me quito de la cabeza, siempre las recuerdo y me marcaron mucho”.
Así pues, el examen indica que el factor social del joven ha sido de “gran importancia” en su vida, pero que también le generó “dos situaciones problemáticas derivadas del consumo de bebidas alcohólicas, que en su momento han representado olvidos”, que se podrían explicar en lagunas mentales por ingesta de licor.
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Ante esto, la conclusión fue contundente: la capacidad testifical de Mateo Reyes Gómez sobre los eventos del 5 de marzo de 2020, que están en investigación, “puede estar comprometida” debido a un incidente de amnesia anterógrada, caracterizada por la “pérdida de la memoria de los acontecimientos ocurridos” generada por el consumo excesivo de bebidas alcohólicas, lo cual genera “dificultades para recuperar la información en su memoria, respecto a esta situación específica”.
¿Cómo impactaría esto el proceso penal?
Dicho resultado podría representar un traspié para la Fiscalía en su trabajo para aclarar las condiciones en las que murió Ana María Castro, pues en la declaración jurada de Mateo, entregada el 20 de enero de este año, se fundamenta la investigación del ente acusador contra Paul Naranjo y Julián Ortegón, en la que señaló que la universitaria había sufrido una caída luego de ser bajada metros atrás de la camioneta, en la que iban los cuatro jóvenes. Lo que significaría que dicho testimonio no sería fiable, de acuerdo con lo señalado por el dictamen de la valoración psicológica.
Según penalistas consultados por El Espectador, esta situación daría pie para que los abogados defensores terminen impugnando la credibilidad del joven como testigo de cargo cuando inicie el juicio, el cual aún no tiene fecha, dado que apenas hoy se intentará retomar la aplazada audiencia preparatoria.
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Familia Castro no quiere más aplazamientos
Desde mayo, el Juzgado 42 Penal del Circuito de Bogotá citó la audiencia preparatoria en la que la Fiscalía y la defensa de los acusados darán a conocer todas las pruebas. No obstante, ha sido aplazada cuatro veces por distintos motivos. El 10 de mayo y el 1° de junio, los abogados de Paul Naranjo y Julián Ortegón pidieron el aplazamiento por no tener el descubrimiento probatorio completo y para tener tiempo de estudiar el material; el 18 de junio y el 15 de julio, la Fiscalía solicitó la prórroga.
Por eso, Nidia Romero —madre de Ana María Castro— pidió al ente acusador y a la justicia que no haya más dilaciones en el proceso y evitar que ocurra un vencimiento de términos.